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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Calcos y cálculos

Ya está aquí la segunda, canonizadora y reverencial, entrega de Harry Potter, el muchacho mago, que ha de vérselas, flanqueado por su colega pelirrojo Rupert Grint y la preciosa y redicha Emma Watson, con todo tipo de truquerías de brujos y de zarpazos de babeantes alimañas, presididas por el feroz Basilisco, enorme bicho que convierte al muchacho en última edición de la leyenda de San Jorge y el Dragón, que vertebra al filme.

Lo que suele dispararse en forma de salivazo y de reproche a otras películas de otro pelaje -decir de ellas que son repetitivas y saben a ya vistas-, ante los calcos y los cálculos rituales que hay en esta Cámara secreta se convierten en floreo y en piropo. Y es así porque lo que multitudes de chavales y no chavales dispersas en medio mundo esperan de este segundo curso de Harry Potter, Ron Weasley y Hermione Granger en las aulas del -gozoso y acechado por mil esquinas siniestras- colegio Hogwarts de Magia y Hechicería, son cosquilleos a su memoria, ecos y sombras y resonancias y alargamientos de lo que les hizo salir sonriendo, y con ganas de más de lo mismo, del primer curso de la inefable escuelita llena de siete diáfanos y setecientos retorcidos brujos británicos.

HARRY POTTER Y LA CÁMARA SECRETA

Dirección: Chris Columbus. Guión: Steve Kloves, según novela de J. K. Rowling. Intérpretes: Daniel Radcliffe, Rupert Grint, Emma Watson, Richard Harris, Kenneth Branagh. Gran Bretaña-EE UU, 2002.

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Un día en las entrañas de Harry Potter

Hay que insistir. Como en las más angostas estrechuras del más listo y marrullero cine de género, la serie Harry Potter tiende desde esta su primera duplicación a reposar sobre lo ya visto y a dar a sus giros y variantes condición de rito, de misa, de juego de azares conjugados de antemano. Por eso, para bien y para mal, convierte el calco en cálculo. Y los calcos calculados abundan en los vericuetos y escondrijos de esta Cámara llena de secretos, pero cuyo misterio es escaso. El prólogo, en el que la familia gorda vuelve a secuestrar a Harry, es un sagaz calco calculado, y en él se incrusta una doble, muy graciosa y astuta variante: la del inefable elfo Dobby y la del rescate de Harry por el coche volador de Ron, que abre camino a otro bonito calco calculado, el del sauce boxeador, que a su vez se cierra con otro trepidante calco calculado, el del hockey aéreo, que da lugar a una variación que conduce a otra reiteración. Y así, ad nauseam.

Calcos graciosos y sagazmente calculados son también el de la carta habladora, el de las raíces chillonas de la mandrágora, el de los duendes canallas de Cornualles, el de la fantasma llorona Myrtle, el duelo de varitas mágicas entre Kenneth Branagh y Alan Rickman, la muerte y resurrección del Ave Fénix en el despacho de Richard Harris, que presagia con delicadeza la muerte del gran actor. Y luego, entre otros agradables juegos de astucias, la aventura de los tres maguitos -que ya entran en la adolescencia y sus rostros y comportamientos experimentan mutaciones peligrosas para la continuidad de la serie- se puebla de ecos de viejas cosmogonías, entre ellas la trinidad de la Araña, el Basilisco y el Tobogán que conduce a él, que hacen a este nuevo Harry Potter una aventura llena de trucos truculentos, bien urdida y a ratos rica, pero que canta en exceso el estruendo de las vueltas y revueltas de sus artificios de laboratorio, lo que atrofia con un exceso de ajetreo la agilidad del primer filme.

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Estreno: 2002


Duración: 153 minutos


Formato: DVD y Blu-ray



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