La fiscal dice que hay pruebas apabullantes contra 'la Reme'
Acaba el juicio contra la presunta asesina de ancianas
"Pruebas apabullantes, abrumadoras, ingentes". La fiscal no escatimó ayer adjetivos para solicitar del tribunal una condena de 172 años de cárcel contra Remedios Sánchez Sánchez, la mujer de 50 años que ha sido juzgada esta semana en la Audiencia de Barcelona acusada de tres asesinatos consumados de ancianas, seis intentados, siete robos con violencia y dos más frustrados.
"La coartada es una versión inverosímil de una mala novela policiaca"
Lejos de la jerga habitual de esos informes, la fiscal habló en un tono coloquial para desmenuzar cada una de los delitos que le atribuye a la Reme, tal como la identificó. Y fue contundente cuando se ocupó de desmontar la coartada de la acusada, que sugirió en el juicio que una tal Mari era en realidad la autora de esos delitos. "No existen una Reme y una Mari", dijo la fiscal, en referencia a una persona de la que, en su opinión, "no hay ni un mínimo indicio".
La acusada declaró en el juicio que alquiló una habitación a esa mujer y que la inquilina fue quien la llevó a la casa de las ancianas porque era enfermera. Sánchez negó los crímenes y los robos, y para justificar el dinero, las joyas y los enseres personales de las víctimas que encontraron los Mossos d'Esquadra en su domicilio relató que los había dejado la inquilina a cambio de la renta que nunca le abonó y que se había marchado precipitadamente.
"Es una inquilina fantasma", dijo la fiscal para referirse a esa mujer sin identificar. "Es una versión inverosímil" extraída de "una mala novela policiaca", añadió. Y para disipar cualquier duda de victimismo, la fiscal añadió que no se creía que Remedios Sánchez fuese "una marioneta manipulada por una inquilina indeseada". También rechazó que sufriera un trastorno de personalidad. En la coartada de la acusada también se incluye que Mari tenía una complexión física y unos rasgos parecidos a los suyos, lo que podría explicar que las víctimas la hubieran identificado por error en el juzgado cuando ocurrieron los hechos.
Con el fin de evitar que la volvieran a identificar en el juicio, dijo la fiscal, la acusada ha cambiado de look. "Se ha adelgazado 15 kilos y se ha dejado el pelo largo para no ser reconocida por las víctimas, aunque como dijo una testigo, esos ojos no se le olvidarán".
En otro momento, la fiscal fue desmenuzando cada supuesto delito y las pruebas que constan en cada uno de ellos, incluso de manera locuaz, como cuando recordó que la acusada dejó de golpear a una víctima y se untó en un brazo una con crema contra las quemaduras, "para volver a seguirle dando una tunda a la anciana". Y al final, la fiscalía pidió que Remedios Sánchez cumpla la pena máxima de cárcel que prevé la ley, por lo que reclamó del tribunal que lo diga expresamente en la sentencia.
Las otras cinco acusaciones populares abundaron en esos argumentos para pedir también una dura condena y el abogado defensor admitió que "por petición expresa" de su clienta solicitaba su absolución.
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