Yamaha se llevó a Holanda 70 millones de la planta de Palau antes de anunciar su cierre
Mena culpa al tripartito del cierre de la planta del Vallès
El fabricante japonés de motocicletas Yamaha, que hace dos semanas anunció su intención de cerrar la planta de Palau-solità i Plegamans (Vallès Occidental), transfirió el año pasado cerca de 70 millones de euros de esta fábrica a Holanda, donde tiene sus oficinas centrales europeas, según consta en sus cuentas de 2010, que todavía no han sido auditadas. Óscar Rivera, delegado del sindicato CC OO, mayoritario en Yamaha, cree que la transferencia demuestra que la compañía preparaba el cierre desde el año pasado. Sacaron el dinero, cree el sindicalista, para empeorar las cuentas de la filial y así allanar el camino a un expediente de regulación de empleo, que facilitaría su marcha.
"Eso demuestra que la fábrica de Palau genera beneficios", dice CC OO
La empresa reconoció ayer, a través de un portavoz, que se realizó la transferencia de capital desde Cataluña a Holanda para equilibrar las cuentas de la firma. "Se trata de una reserva de beneficios generados durante los últimos 15 años que se transfirieron para compensar las pérdidas del grupo en toda Europa".
"Esto demuestra que la fábrica de Palau no solo es viable, sino que genera beneficios y cuadra las cuentas de otras fábricas como la francesa, adonde quieren trasladar la producción", explicó Rivera, que aseguró que a ellos la firma no les comunicó que el beneficio catalán sirviese para cuadrar las cuentas de Europa. "Esto nos da más la razón". "La fábrica es rentable", zanja. Los representantes de los trabajadores dicen que no permitirán que la empresa apruebe el ERE, "aunque intenten dividir a la plantilla poniendo mucho dinero encima de la mesa". Lo que quieren, asegura, es trabajar. "Si no pueden justificar un ERE, no podrán cerrar. Y volveremos al trabajo", opina. El problema, lamenta, es que si la empresa no puede cerrar ahora, quizá lo haga un poco más adelante, cuando sí pueda justificar pérdidas.
Oriol Amorós, diputado de Esquerra, preguntó por la descapitalización al consejero de Empresa y Empleo, Francesc Xavier Mena, en el pleno del Parlament. "Sea meticuloso con el análisis de los informes económicos. Tenemos (...) una descapitalización de 70 millones que fueron a parar a Holanda", dijo. Mena tiró pelotas fuera y evitó hablar de los 70 millones. Amorós le pidió implicación. "La situación exige compromisos más concretos. Usted cree en la mano invisible de los mercados", le reprochó el diputado republicano, que detalló la omisión de la Generalitat frente al compromiso de Francia con su fábrica, que absorberá la producción catalana. Mena aseguró que si se concreta el ERE, "será muy exigente", y defendió su competencia para tratar con Yamaha descolgándose con unas palabras en japonés que sorprendieron al pleno.
Su despliegue lingüístico, sin embargo, no convenció a los diputados. Mercè Civit, de Iniciativa, preguntó al consejero si su política industrial se basaría en deslocalizar las empresas de Cataluña. Como respuesta, Mena recurrió al retrovisor y culpó al tripartito de la marcha de Yamaha. "Una de las razones que establecen es que se sienten ahogados, perseguidos, por normas de utilización de la moto. Estas normas tan restrictivas vienen de épocas anteriores". El consejero también acusó al Gobierno anterior de conocer el cierre de Yamaha y no informarle en el traspaso de poderes.
Fuentes del anterior Ejecutivo, tanto del Departamento de Innovación y Empresa como del de Presidencia, aseguraron ayer que nunca tuvieron constancia de que la empresa pensara cerrar. Recordaron que en 2009 se realizó un viaje a Japón en el que se celebró una reunión con la directiva de Yamaha, que en ningún momento expresó dudas sobre la permanencia en Cataluña. La planta de Palau recibió incluso nuevas inversiones, tras el traslado de la producción de la planta italiana que se anunció en octubre de 2009.
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