Queda inaugurado este acueducto
El Pont del Diable estrena rehabilitación - La Reial Societat Tarraconense critica el aspecto final del monumento romano, mientras que el ICAC alaba la restauración
El Pont del Diable, acueducto romano edificado en Tarragona a finales del siglo I antes de Cristo, se volvió a inaugurar ayer después de tres años de intensos trabajos de restauración. La construcción, a la que la Unesco otorgó el título de Patrimonio de la Humanidad en 2000, servía para abastecer de agua a toda la población de la antigua Tarraco. Dos mil años después, es el único acueducto que puede cruzarse de toda Cataluña.
En su restauración se han invertido dos millones de euros, de los que 1,5 millones han sido financiados por el Ministerio de Cultura, dentro del denominado 1% cultural, y el resto, 501.890 euros, por el Ayuntamiento de Tarragona. El delegado del Gobierno en Cataluña, Joan Rangel, y el alcalde de Tarragona, Josep Fèlix Ballesteros, realizaron ayer una visita al Pont del Diable y coincidieron en destacar que con las obras se revitaliza una zona histórica de Cataluña. "No sería justo olvidar a quienes nos trajeron el agua hace 2.000 años; es un testimonio de la historia del país y además también puede ser un polo de atracción turística", afirmó el alcalde socialista.
La entidad de Tarragona denuncia que ha quedado "de Port Aventura"
Buena parte de los trabajos de rehabilitación han consistido en la restauración de la cornisa superior y en el recrecimiento del muro superior. Además, las obras han servido para documentar todos los sillares del acueducto y crear una base de datos para seguir su estado de conservación. "Ahora tenemos un fondo de 25.000 fotografías, de todos los puntos en los que hemos intervenid", explicó Joan Albert Adell, arquitecto responsable del trabajo. Algunas piezas se han llevado desde Calafell, ya que debían ser las idóneas para no provocar acidez a las originales del monumento. Durante la investigación previa también se excavaron los pilares del acueducto y se descubrieron antiguas canteras. Hasta 1940, los terrenos situados en la falda del acueducto eran campos de cultivo. Aunque el proyecto de rehabilitación preveía la circulación de agua en la parte superior, al final se descartó por motivos geológicos.
Sin embargo, la restauración no ha estado exenta de polémica. Las obras se paralizaron durante dos meses por desavenencias entre el Ayuntamiento de Tarragona y la empresa responsable de los trabajos, Métodos y Estudios de Restauración. Además, la Reial Societat Arqueològica Tarraconense se muestra disconforme con el aspecto final del acueducto. "Se hicieron apuntalamientos temerarios; la vegetación es evidente que debía retirarse, pero no el liquen, porque ayuda a mantener la piedra protegida, y lo más importante: el suplemento de piedra superior es una falsificación innecesaria, se ha alterado la imagen del acueducto y ahora es un monumento nuevo, como si fuese Port Aventura", afirma Jordi Rovira, presidente de la sociedad. Sostiene, además, que se han infringido la ley de patrimonio española y la de la Unesco, y que la rehabilitación es "denunciable".
Sin embargo, la directora del Instituto Catalán de Arqueología Clásica (ICAC), Isabel Rodà, reconocida especialista en el mundo romano, se manifestó ayer a favor de la rehabilitación. "Ha quedado bien, estabilizado y limpio. No encuentro nada cuestionable en la restauración y no me parece equivocada. Ahora es más seguro y bonito. El añadido superior era necesario para poder visitarlo sin peligro, hay muy pocos acueductos en el mundo en los que que tengas el privilegio de pasear sobre el specus, el canal por donde corría el agua". La arqueóloga recordó que ese canal contaba originalmente con un cubrimiento que desapareció, así que el añadido no perjudica.
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