Ullate en el espejo

Veinte años en una compañía de ballet clásico por el mundo no son nada. Un mero balbuceo, un pequeño camino en mitad de historias centenarias. Pero en España... En España, 20 años a cargo de una compañía clásica son un hito, un maratón. A esa meta ha llegado ya Víctor Ullate, el hombre empecinado, el bailarín que a fuerza de voluntad y coraje no sólo ha mantenido una compañía activa, sino que, además, ha formado a la gran mayoría de estrellas españolas del ballet internacional reconocidas hoy en el mundo. De Ángel Corella a Tamara Rojo, de Lucía Lacarra a Ygor Yebra o María Jiménez...

Para celebrar lo suyo, Ullate ha montado una pieza completamente autobiográfica: 2 you maestro se titula. "El hilo conductor cuenta la historia de un niño cuyo sueño era bailar flamenco y fue a parar a manos de una experta en clásico que le transformó y le dijo: coge la maleta y vete por esos mundos", asegura Ullate. Lo hace en el despacho de la sede de su compañía, en Alcobendas (Madrid), después de haber impartido una clase intensa a chicos de 15 y 16 años que le siguen como a un gurú. "Enseñar me da la vida", comenta. El escenario también. Esta vez se va a quitar el gusanillo y va a salir después de haber estado retirado como bailarín casi 30 años. "Me tiembla todo, pero cuando doy el paso y me lanzo, se me quitan todos los temores". Lo cuenta plenamente consciente de haberle dado una patada a la nostalgia.

"La danza ha estado abandonada durante muchos años en España. Ahora existe un auténtico despertar"

Le sigue imponiendo ese momento previo, ese remolque del tiempo reconcentrado que vive cada artista entre bambalinas. Dice Ullate que mientras preparaba la fiesta se le ha ido revolviendo la vida en el interior. "He pasado muchos momentos malos, pero al final ha merecido la pena", comenta. De las manos de María de Ávila, esa maestra que le reencauzó la vocación hacia el clásico, fue recalando en lugares como la compañía de un auténtico genio, Maurice Béjart. "Con él crecí como bailarín pero también como persona. Me dio amplitud física y psíquica", comenta este hombre con cierto aspecto de Schwarzenegger, fuerte, en forma, con 61 años y algún susto pasado en el corazón: "Me formó intelectualmente, me contagió el amor por la ópera, por la lectura de los clásicos franceses, de Molière a Baudelaire, fue toda una formación, un enriquecimiento", recuerda.

Fue su época más dorada. "Viajábamos por medio mundo, éramos la admiración de todos, bailábamos en sitios increíbles, como las ruinas de Persépolis, algo que hoy sería imposible". La pura gloria antes de comenzar una travesía larga que finalmente ha dado muchos frutos con su propia compañía, con su propia escuela. "La danza ha estado abandonada durante muchos años en España. Hasta una escuela propia, como la bolera, no se desarrollaba. Al bailarín clásico no se le dio importancia. Hasta ahora. Ahora existe un auténtico despertar. Yo aconsejo a los bailarines jóvenes que se queden o que vuelvan a España".

Siembra y recogerás podría ser un lema que le cuadrara. Él ha sembrado. Sobre todo con una importante labor de enseñanza en los últimos años. Conoce como nadie los resortes que mueven la complicada dinámica de estos artistas solitarios y en lucha contra el aire, la música y el movimiento. De primeras, advierte: "Tienes que nacer para bailar". Además de eso, dejarse contagiar por el talento que les rodea: "Por la voluntad de los compañeros, para eso también resulta sana cierta rivalidad. Aunque luego cada uno se ofrece a sí mismo en el escenario. La generosidad también es muy importante". Pero lo fundamental es saber que el baile desnuda los espíritus tanto como los cuerpos. En eso Ullate es determinante: "Está claro que se baila como se es".

2 you maestro. Víctor Ullate Ballet-Comunidad de Madrid. Coreografía de Víctor Ullate y Eduardo Lao. Música de A. Pärt, L. Delgado, M. de Falla, W. A. Mozart, H. Ramzy, M. Boine Persen, Dead Can Dance, L. Gerrard. Teatro Real. Del 10 al 15 de diciembre. www.teatro-real.es/