"Espero estar en Rota para recibir a mis compañeros"
Un cabo herido en Haití convalece en un hospital de Madrid
José Manuel Pérez Bellido, de 36 años, natural de El Puerto de Santa María (Cádiz), y Manuel Guevara García, de 38, nacido en San Fernando, tuvieron más suerte que sus cuatro compañeros que el 16 de abril perdieron la vida al estrellarse su helicóptero AB 212 junto a la localidad haitiana de Fond Verrettes. Una semana antes de la tragedia, el viernes 9, los dos cabos primero permanentes de Infantería de Marina cayeron por un terraplén de 10 metros a bordo de un camión cargado de escombros.
El accidente, el primero de gravedad que sufrió la Agrupación Hispaniola, enviada a Haití para atender a las víctimas del terremoto del 12 de enero, se produjo en Petit Goave, la localidad en cuyo auxilio se han volcado los españoles, cuando el camión en el que viajaban los dos militares se dio de bruces en una curva con una furgoneta atestada de pasajeros.
Dos militares de Cádiz sufrieron un accidente de tráfico el 9 de abril
Manuel dio un volantazo y esquivó el choque, pero el vehículo se salió del firme y fue a parar al arcén. Aún estaban reponiéndose del susto los dos cabos cuando la tierra cedió bajo el camión y éste cayó barranco abajo, dando una vuelta de campana, hasta quedar varado en un arroyo. El piloto recibió un fuerte golpe en la cabeza y contusiones por todo el cuerpo, mientras que el copiloto sufrió fractura de tibia y peroné en la pierna izquierda y de radio en la mano derecha. Ambos fueron repatriados el miércoles 14 de abril. A las 48 horas, García recibió el alta, pero Guevara sigue en el hospital militar Gómez Ulla de Madrid, donde el día 21 fue intervenido quirúrgicamente durante casi cinco horas.
Pero la noticia de la muerte de sus compañeros le dolió más que sus propias heridas. En Haití, José Manuel estaba destinado en la unidad de playa; dedicada a controlar todo lo que subiera o bajara del Castilla, el buque hospital fondeado a pocas millas de la costa. Algunas veces coincidía con el comandante de Intendencia Luis Fernando Torija Sagospe, habilitado del buque. "Era un hombre muy correcto, que trataba bien a la gente", recuerda. A los otros tres fallecidos no los conocía tanto, pero lo lamenta igual porque "eran compañeros de compañeros míos".
José Manuel no es muy optimista sobre las posibilidades de que toda la ayuda que se está volcando sobre Haití sirva para sacar al país del pozo de la miseria. "Es muy complicado levantarlo, la gente es muy amable, siempre con una sonrisa en los labios, pero parecen haberse acomodado a vivir de la limosna internacional". Habla con conocimiento de causa, ya que es su segunda misión en este país, donde ya estuvo destinado con la Infantería de Marina en 2005.
Su único empeño ahora es recuperarse lo antes posible para poder estar el 21 de mayo en la base naval de Rota. Si todo va según lo previsto, ese día atracará el Castilla de regreso de Haití tras cuatro meses de misión. "Lamento no haber podido acompañar a mis compañeros hasta el final, pero al menos me gustaría recibirlos con un abrazo", repite, desde la cama del hospital.
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