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Los Thyssen se tiran los cuadros a la cabeza

Borja reclama a su madre parte de su herencia y la acusa de engaño

Mábel Galaz

Borja Thyssen ha dejado a un lado esas camisetas escotadas que tanto le gusta ponerse, que muestran sus múltiples tatuajes y ahondan en su imagen de joven en permanente estado vacacional, para enfundarse un traje oscuro con corbata y pañuelo a juego. Así se ha presentado para reclamar a su madre su herencia. Lo ha hecho de la manera en que acostumbra: vía exclusiva millonaria en la revista ¡Hola!, publicación que se ha convertido desde hace meses en la única manera que tiene de comunicarse esa familia, donde a estas alturas de la pelea ni los abogados ni los amigos de toda la vida han logrado que la baronesa y su hijo hagan las paces en privado.

Él quiere dinero y ella conservar la colección de pintura. Si la guerra continúa y llega a los tribunales, podría ponerse en peligro parte de la colección de Carmen Thyssen-Bornemizsa cedida desde 2004 al Estado español y pendiente de nueva negociación. Ésa es la baza con la que Borja juega en la guerra contra su madre.

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Y es que el hijo de la baronesa dice que supo hace dos años que es cobeneficiario de la colección de su madre que incluye alrededor de 1.000 obras de arte de gran valor. Según la información oficial del Museo Thyssen, allí hay 600 cuadros, entre ellos obras de artistas como Simone Martini, Zurbarán, Jan Brueghel el Viejo, Salomon Ruysdael, Jan van Goyen, Canaletto y Guardi, entre los maestros antiguos. Sin embargo, es en la pintura del siglo XIX y comienzos del XX donde se sitúa su núcleo principal. Junto a importantes conjuntos de pintura española y norteamericana de ese periodo, destaca una magnífica representación de artistas como Courbet, Corot, Monet, Pissarro, Sisley, Renoir, Degas, Gauguin, Bonnard, Vuillard, Picasso, Braque, Matisse, Gris, Léger, Nolde, Kirchner, Kandinsky y Delaunay.

Borja asegura también ser propietario de dos cuadros que están en el Thyssen, uno firmado por Goya y otro de Corrado Giaquinto. El hijo de Carmen Cervera fue hasta el museo y reclamó las obras en compañía de un notario, pero se marchó con las manos vacías.

"No es mi intención vender el Goya, pero si fuera necesario por el interés de mi familia, lo vendería, sin duda", ha explicado.

Cuentan que Carmen Cervera no para de llorar desde que leyó las duras declaraciones de su hijo. Ésas en las que habla de ella como una mujer interesada, que siempre le ha ocultado la parte que le corresponde de su herencia, que decía hacerle regalos cuando en realidad sólo le daba lo que le correspondía por derecho, una mujer que jamás ha ejercido de abuela y es más, que pidió hasta cinco pruebas de ADN para saber si Sacha, el hijo que Borja y su esposa Blanca Cuesta tuvieron en febrero de 2008, era verdaderamente su nieto.

"Blanca es el origen de todo este problema. Si llego un día a casa y digo: 'mamá me he divorciado' estoy seguro de que todo cambiaría", resume. También ha contado que no tiene relación con las dos hijas que Carmen Cervera adoptó a través de una madre de alquiler y sobre las que se ha llegado a decir públicamente que eran algo más que hermanas de Borja. Él, en vista de los rumores, acudió al Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid para pedir que no se hablara más del asunto.

A Borja, de 29 años, nunca se le ha conocido ocupación. Su madre le crió como un pequeño príncipe desde que nació y más aún cuando, en 1983, el barón Thyssen lo acogió -al conocer a Carmen Cervera, entonces madre soltera- como un hijo más.

Precisamente Manuel Segura, el padre biológico de Borja, es una de las personas que en más ocasiones ha hecho de intermediario en esta guerra de familia.

A la baronesa no le gusta su nuera, pero sobre todo, según cuentan sus íntimos, lo que ella ha hecho con su hijo, convertido en un joven ocioso sin otro interés en la vida que las casas de lujo, las motos, los barcos y el gimnasio. "Cuando le veo, no le reconozco", ha llegado a decir la baronesa.

Hay también quien sostiene la teoría de que Carmen ve en Blanca Cuesta a una joven ambiciosa que le recuerda lo que ella fue cuando era joven y que le llevó a casarse en 1965 con Lex Baker, uno de los más populares actores que encarnaron el papel de Tarzán. La hoy baronesa contrajo nuevo matrimonio en 1975 con Espartaco Santoni, un divertido play boy venezolano, ex de Marujita Díaz, que no hizo más que darle problemas. En 1980 tuvo un hijo soltera de su relación con Manuel Segura y en 1981 conoció a su tercer marido, el barón Hans Heinrich von Thyssen, que le convirtió en rica y poderosa.

El último intento de reconciliación familiar se produjo la pasada Semana Santa. Carmen Cervera viajó hasta Málaga con su hijo y la esposa de éste para pasar unos días y visitar las obras del Palacio Villalón, que albergará a partir de otoño de 2010 parte de la Colección de pintura costumbrista andaluza perteneciente al legado Carmen Thyssen-Bornemizsa. En esos días, la baronesa anunció que su hijo se trasladaba a vivir a Madrid para trabajar con ella en todo lo relativo a la colección. Seis meses después, Borja ha vuelto a vivir en Barcelona, ha puesto a la venta su lujosa mansión de Ibiza, y tiene problemas de liquidez, esos que su madre solucionó en otras ocasiones.

Carmen Cervera, ante un retrato del barón Thyssen.
Carmen Cervera, ante un retrato del barón Thyssen.ULY MARTÍN

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Sobre la firma

Mábel Galaz
Fue la primera mujer en pertenecer a la sección de Deportes de EL PAÍS. Luego hizo información de Madrid y Cultura. Impulsó la creación de las páginas de Gente y Estilo. Ha colaborado con varias cadenas de televisión y con la Cadena Ser. Ahora escribe en El País Semanal.

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