Político, cantante y ahora actor
Silvio Berlusconi se ríe de sus arrugas y se mofa de los amoríos de Frattini
Ya se sabe, cada vez que Silvio Berlusconi reúne a los suyos es difícil que no intente subir los ánimos con bromas. Le gusta cantar, aunque parece que lo suyo es el teatro. El último escenario ha sido la asamblea de los diputados de su partido, Partido del Pueblo de la Libertad (PDL), celebrada en un teatro de Roma. Un encuentro programado para hacer balance de 10 meses de Gobierno y cuyas imágenes están en todas las webs del mundo por el numerito del primer ministro.
Berlusconi usó como argumento cómico a Franco Frattini, titular de Asuntos Exteriores, al que tomó el pelo por su vida sentimental. El ministro ha sido recientemente protagonista de la prensa social por la ruptura de su noviazgo con una guapa dermatóloga de famosos. La prensa contó que Frattini comunicó a su novia que la dejaba con un mensaje de móvil. "Cuando deje a sus novias al menos pase algún número de teléfono", le dijo en tono irónico Berlusconi. El público rio ante un Frattini resignado a la broma.
Pero Berlusconi dio lo mejor de sí cuando escenificó con gestos y voces un episodio que le había ocurrido días antes en la visita a un centro de la tercera edad en Milán. "Estaba allí hablando con los viejecitos cuando vi una señora toda arrugada en silla de ruedas y pensé que sería la más vieja del reparto", contó divertido mientras con gestos imitaba las arrugas de la cara y el cuerpo encorvado de la mujer. El público palpitaba mientras Berlusconi seguía: "Entonces le pregunté: 'Señora, ¿cuántos años tiene usted?". Imitando una voz de pito, el primer ministro italiano, de 72 años, gritó: "¡Somos coetáneos!". El público se vino abajo y rio a carcajadas mientras Berlusconi se llevaba las manos a la cara como avergonzándose y recogía aplausos.
El show no terminó ahí. Un presumido primer ministro prosiguió contando cómo después del encuentro con la anciana había pasado más de un cuarto de hora mirándose al espejo preocupado y buscando nuevas arrugas. Eso sí tranquilizó a los suyos: "Os aseguro que me siento siempre como si tuviera 35 años, aunque a veces me desmayo... Bueno, nadie es perfecto", refiriéndose al episodio de hace un par de años cuando se desvaneció mientras daba un discurso en un acto de partido.
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