John Barrymore, hijo y sobrino de leyendas
El padre de Drew Barrymore. Muchos jóvenes aficionados tendrán este dato como única referencia a la hora de hablar de John Barrymore, parte de una de las dinastías más firmes de la historia del cine, hijo y sobrino de iconos de la pantalla y dueño de una inconstante carrera en la que ostenta más de 30 películas. Una carrera lastrada en gran medida por sus constantes problemas personales con el alcohol y las drogas, una lacra que casi portaba sus genes junto con la bendición del talento actoral.
John Barrymore murió el lunes, a los 72 años, según un comunicado emitido por el portavoz de su hija Drew, en el que no se especifican las circunstancias ni el lugar del fallecimiento. Nacido en Beverly Hills, California, el 4 de junio de 1932, su infancia y adolescencia pronto resultaron marcadas por su inestable situación familiar. Hijo de la gran actriz Dolores Costello y del galán John Barrymore, una de las principales estrellas hollywoodienses en los años veinte y treinta, además de sobrino de los legendarios Lionel y Ethel Barrymore, John creció de manera turbulenta entre los constantes excesos alcohólicos de su familia.
Rebelde e inconformista, el joven John desoyó los consejos familiares y dio la espalda al mundo del teatro para intentar enrolarse en una carrera cinematográfica que comenzaría en la década de 1950, trabajando a las órdenes de John Templeton en modestos filmes como The sundowners (1950) y Québec (1951). Durante unos años, aunque perseguido siempre por la gigantesca sombra de su padre, logró un merecido prestigio al intervenir en películas como The big night (1951), de Joseph Losey, y Mientras Nueva York duerme (1956), del maestro Fritz Lang.
No obstante, era sólo cuestión de tiempo que el escándalo paralizase su trabajo. Tras acumular conflictos con la ley a causa de una creciente adicción a las drogas y el alcohol, Barrymore abandona Hollywood en los inicios de los años sesenta para trasladarse a Italia, donde interviene en películas indignas de su talento y participa en lamentables spaghettis y peplums que adorna con su presencia y le mantienen ocupado a caballo entre Italia y Francia, hasta su regreso a los Estados Unidos en el año 1963. Por entonces ya acumulaba dos matrimonios, con la actriz norteamericana Cara Williams, y con la italiana Gabriella Palazollo.
Refugiado en la televisión y en alguna ocasional participación cinematográfica de escasa relevancia, como This savage land (1969), de Vincent McEveett, sus problemas adictivos se acentúan y es detenido en varias ocasiones por conducir ebrio y por participar en peleas callejeras, además de acumular lamentables episodios violentos. El año 1976 marcaría su última aparición en la gran pantalla, con una intervención no acreditada en el filme Baby blue marine, de John D. Hancock,
Su rastro profesional se pierde desde esas fechas, siempre envuelto en conflictos personales y distanciado de su familia, en especial de su popular hija Drew, que nace en 1975. De John Barrymore sólo se conoce desde entonces la figura de un hombre torturado, que vive casi como un ermitaño. Un actor eternamente desaprovechado, de triste recorrido y refulgentes, aunque escasas, interpretaciones. En el comunicado que anunciaba su muerte, la propia Drew lanzaba estas palabras: "Tenía estilo. Por favor, sonreíd cuando penséis en él".-
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