"En España, los hombres no son glamurosos"
Pregunta. ¿Qué le mueve a meter la tijera en la vida?
Respuesta. La pasión. Pasión por la libertad y la huida. Volar.
P. Pionero del corte en seco. ¿Una especialidad profesional o es que es usted un borde?
R. Las dos cosas. Soy un gran borde, pero realizo el corte en seco, sin mojar el pelo, que es algo que se hace desde la edad de piedra.
P. ¿Empezó a diseñar sombreros para tapar sus peinados por si le quedaban fatal?
R. No [ríe]. Pero sí que son unos tapamiserias maravillosos.
P. Nati Abascal llevó uno en la portada de ¡Hola! ¿Quién salía ganando, ella o el sombrero?
R. Yo creo que el conjunto. A ella no le falta nada. Nati es mucha Nati.
P. Para una boda, puso en la cabeza de Caritina Goyanes una especie de ensaimada con flecos. ¿La odia?
R. No. La quiero. Ella era imponente. Lo mío es la armonía entre la percha y el objeto. Ahora se ha reducido a la mitad, y ya podríamos ir a tocados, más sutiles.
P. ¿Al tocarle la cabeza a Elena Salgado accede a algún secreto macroeconómico?
R. No. Es una cabeza demasiado fría. Una caja fuerte. No te enteras de más de lo que ella quiera.
P. ¿Cuando defiende en Bruselas la necesidad de recortes cree que se refiere a sus tijeras?
R. Huye de mis tijeras. Casi me tengo que imponer. No creo que cuando habla de recortes piense en sus pelos.
P. Salgado, Fernández de la Vega, Magdalena Álvarez... ¿Usted no peina a la derecha?
R. Sí, igualmente. A Pilar del Castillo. Y alguna vez ha venido la presidenta de la Comunidad de Madrid para saber qué pasa en su territorio.
P. ¿Porque su peluquería es un centro de portería y cotilleo?
R. Es una portería de mirada global y acción local. Lo vamos a dejar ahí [carcajada].
P. ¿Qué corte haría hoy a Esperanza Aguirre?
R. Pues, mire, no le haría ningún corte. Pondría orden en su pelo.
P. ¿Y también en su cabeza?
R. Huy, a eso ya no tengo acceso.
P. Dice que las estilistas de Vogue y de Marie Claire le han adoptado. ¿Se ha dejado porque es huerfanito o por lo que caiga de la herencia?
R. Por la herencia. Por la que a mí no me tocó. A ver si ahora llega.
P. Puesto a heredar, ¿no hubiera preferido que le adoptara su también clienta Ana Patricia Botín?
R. De esa herencia me encantaría recibir un piquito.
P. Si afirma que las mujeres con canas son chics, ¿usted por qué se las tiñe?
R. ¿Cómo que me las tiño?
P. A Imanol Arias se las quita. Cuénteme cómo pasó.
R. Pasó que, por las necesidades de un guión, se tuvo que tapar las canas. Pero Imanol es uno de los que las asumen. Tiene un pelo maravilloso.
P. "George Clooney representa mi look ideal masculino". ¿Se cree muy listo o no sabe que hay cola?
R. Soy bastante idiota por haber dicho algo semejante. Es casi una ordinariez. Con la cola tan grande que tiene...
P. Se dice "partidario de los accesorios, mientras no imiten a los de la baronesa Thyssen". ¿Ella se pone como un árbol de Navidad?
R. Bueno, ella, o se pone como un árbol o se ata al árbol. Algo tiene que ver con el follaje.
P. ¿Le va bien el follaje?
R. Yo creo que bastante bien.
P. Marisa Paredes, Luz Casal, Maribel Verdú. ¿Cuál de ellas se deja tocar mejor el pelo?
R. Las tres son muy cariñosas. Más que tocarles el pelo, se lo atuso.
P. ¿Qué es lo más raro que le han pedido?
R. Un corte de pelo para que no se viera la nariz. Lo que pedía era un psicoanálisis.
P. Igual creía que, como dice Elena Salgado, visitar su peluquería es como ir a Lourdes.
R. Sería por eso.
P. ¿Si alguien le pidiera un look Lady Gaga se lo perpetraría?
R. Encantado. Lady Gaga es el monumento de la próxima década.
P. Dígame tres políticos españoles con glamour.
R. Puf, me va a costar mucho. No se me ocurren más que Elena Salgado o María Teresa Fernández de la Vega, que son las mujeres cuyo glamour natural es vox pópuli.
P. Pelota. Son clientas suyas.
R. No lo digo por eso. Hubo sondeos.
P. ¿Y de hombres?
R. Es que en España los hombres no son glamurosos. Son más osos que glamurosos. Busco, pero no encuentro.
P. ¿Qué cabeza le gustaría peinar en la que no haya metido mano?
R. Huy, me divertiría mucho recortar el pelo a la duquesa de Alba. Y atusárselo.
A CORTA DISTANCIA
La entrevista transcurre entre y corte y corte, en una cabina de depilar, o de masajear, o de lo que se tercie. Michel la convierte en un pispás en salita de recibir: la camilla, en un sofá. Un sillón de ruedas, una mesa y un taburete. Dos botellas de agua, un descafeinado y risas, grandes risas. La carcajada de Meyer se oye hasta en el cercano parque del Retiro. Es desinhibido y se lo pasa bien. Da la impresión de que con todo lo que hace. Y no se corta un pelo, valga la expresión, contradictoria de arriba abajo.
Babelia
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