"Me gustaría ser mileurista"
Amalia Provenice tiene 53 años y es periodista. Está casada y tiene tres hijos. Dos de ellos ya van a la universidad. "Son un desastre", dice cariñosamente. La carrera profesional de Amalia Provenice se caracteriza por la estabilidad: "Llevo 32 años como becaria. Dentro de poco me jubilo". Provenice tiene un deseo: "Antes de jubilarme, me gustaría saber qué se siente al ser mileurista".
-Está chunga la profesión.
-Eso dicen algunos. Yo, la verdad, la he conocido siempre igual. Es posible que en algún momento de la historia fuera de otra manera, pero yo la he visto siempre así.
-¿Cómo empezaste en esto?
-Tengo un vago recuerdo. Un verano me contrataron para hacer prácticas. Me dieron un aparato grabador, un 'cassette' y me dijeron: "Hay una reunión entre Ronald Reagan y Yuri Andropov en Islandia. Les grabas algo y vuelves".
-¿La enviaron en su primer cometido como becaria a una cumbre internacional de desarme entre Estados Unidos y la Unión Soviética?
-Sí, lógicamente, era una oportunidad. De ahí que tuviera que pagarme yo el viaje.
-Ah, se pagó usted el viaje.
-Sí, claro. Me dijeron: ve haciendo auto-stop, o en tren. Tú misma.
-Pero ahora ya eres una veterana.
-Sí, ahora ya no viajo. Veo las cosas por la tele. Es algo que ha mejorado mucho nuestra profesión: en lugar de ir a los sitios, vemos las cosas por la tele. Me pregunto quién estará realmente operando las cámaras que transmiten la señal para que los periodistas podamos contar lo que pasa en los sitios desde los bares.
-Serán becarios jóvenes.
-Quizá, sí. ¿Le cuento una historia?
-Claro.
-Hace años, pedí que me hicieran un contrato. Fui a ver al director y le dije: llevo diez años de becaria. Creo que he cumplido, pienso que la empresa sabe lo que puedo ofrecer. Mi jefe se echó a llorar.
-¡Qué sensible!
-Es que él también era becario. Y el jefe del jefe. Hasta sospechamos que el Presidente de la Compañía es becario. Va pasando el tiempo con tu contrato becario, y te dicen: "Acepta este puesto, es una oportunidad, y luego ya con el tiempo se arreglarán las cosas de los contratos". Vas ascendiendo en el escalafón de la empresa, porque claro, ¿quién rechaza ser Presidente o Consejero Delegado? Piensas: ¿para qué te vas a ir a la empresa de al lado, si ahí también son todos becarios? Y lo que pasa es que al final somos todos becarios y no nos lo confesamos. Vas a tomar un café y el camarero es becario. Vas a sacarte el pasaporte, y el policía es becario. ¡Hasta sospechamos que hay políticos becarios! Una leyenda urbana dice que Sarkozy es becario y que no sabe cómo decírselo a Carla Bruni.
-A lo mejor ella es becaria.
-Puede ser. Eso explicaría que esté con Sarkozy.
-¿A qué se dedica tu marido?
-¡Uf! Es investigador. Trabaja en el Centro Superior de Investigaciones Científicas.
-¡Como becario!
-Sí, claro. Pero quizá, ya, el año que viene, le hagan conserje. No cobrará más, pero tendrá plaza estable.
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