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Cosa de dos
Columna
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Palabras

Enric González

El fenómeno de la palabra-tabú fue muy estudiado por el psicólogo Robert Zajonc. En uno de sus experimentos, una pantalla mostraba fugazmente una serie de palabras a varias personas. Prolongando el tiempo de exposición de cada palabra, hasta que todos podían reconocerlas, fue posible comprobar que algunas resultaban especialmente dificultosas y requerían más tiempo que otras. No eran palabras largas ni complejas, más bien lo contrario.

Entre esas palabras "difíciles", ante las que se detectaba un momentáneo bloqueo de la capacidad cognoscitiva, se encontraban "muerte", "cáncer" y "puta". Zajonc dedujo que ciertas palabras-tabú generaban una reacción de ansiedad. En el cerebro de los participantes en el experimento se activaba un reflejo censor que intentaba suprimir la palabra incómoda para suprimir sus efectos.

Es posible que Zapatero y sus asesores no hayan leído a Zajonc (o sí: cada uno hace con su tiempo lo que quiere), pero parecen siempre dispuestos a explotar los mecanismos del proceso cognoscitivo.

El Gobierno utiliza un vocabulario mutilado. Carece, por ejemplo, de la palabra "trasvase". En las semanas pasadas, cuando la sequía amenazaba el suministro de agua a Barcelona, Zapatero y sus ministros recurrieron a los eufemismos más estrambóticos (cosas como "interconexión puntual de cuencas hídricas", ¿recuerdan?) para no pronunciar una palabra-tabú que les provocaba ansiedad: trasvase.

Todo fue activar el mecanismo de resistencia verbal y ponerse a llover. El trasvase se ha descartado. La evidencia indica que ese éxito ha agudizado en Zapatero los reflejos censores de Zajonc. Ahora, el exorcismo freudiano se aplica a la economía. Presidente y ministros están dispuestos a decir lo que sea (incluyendo el simpático trabalenguas "desaceleración acelerada") antes que pronunciar la palabra "crisis". Quizá esperan que ahora, después de llover agua, llueva dinero, y el problema se resuelva sin necesidad de abordarlo.

Me parece inquietante.

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