Filosofía
Pienso, luego existo es un programa coproducido por TVE para La 2 que ejemplifica muchas de las carencias de nuestra tele. El lema más acertado para definir nuestras parrillas podría ser el contrario: pienso, luego no existo. Al contrario que la mayoría de televisiones del mundo civilizado, en España no existe un programa de filosofía. Puede que sean duros, doctrinales o espesos, pero no son imposibles. Lo hay en Rumanía, lo hay en Argentina con José Pablo Feinmann, en Alemania el canal Kika emitió un programa de filosofía para niños y en Arte está Philosophie, dirigido durante tres años por Raphaël Enthoven, antiguo compañero de Carla Bruni, que al mediodía de los domingos presta hasta un cierto aire de dandismo a asuntos filosóficos. Es imprescindible que en la televisión brille un programa de filosofía, aunque solo sea para disimular, para engañar al ojo que todo lo ve.
No se asusten, el programa de La 2 no amenaza la paz de tanatorio de nuestro pensamiento catódico. Ese canal lleva demasiado tiempo instalado en un quiero y no puedo como para proponerse un programa atrevido de filosofía. La propuesta es un retrato hablado de personajes inteligentes, a los que a veces ayudan a perfilar íntimos y admiradores. Hasta el momento el programa se ha ocupado de José Antonio Marina, Emilio Lledó y Fernando Savater. En la misma elección de los protagonistas hay una declaración de derrota. Los tres y el resto de invitados de esta primera hornada son personas conocidas, instalados en las librerías y la familiaridad de todo ser pensante en España, pero a los que la televisión tiene que inventar un nicho aparte, como una perrera, porque a la inteligencia se la trata como a la rabia.
La anomalía se prolonga cuando uno percibe que hasta los programas de entrevistas han perdido lugar en las parrillas, pese a ser un clásico televisivo. Apenas Canal + se permite explorar en el formato con las entrevistas de Millás o El primer día del resto de mi vida. Así que bienvenido este espacio recomendable, aunque siga pendiente dar un paso más. Una disciplina como la filosofía, que nos acompaña desde siglos, debería dar una pista a la televisión sobre lo que es permanente, mientras ella se pliega sumisa a lo provisional.
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