Kimani Maruge, el escolar más viejo del mundo
Vivía en un geriátrico de Nairobi pero siguió estudiando
El escolar más viejo del mundo empezó a estudiar a los 84 años, en un colegio del oeste de Kenia. Con su audífono y su cachava, Kimani Maruge coincidía en los pasillos, durante las pausas entre clases, con dos de sus nietos. Murió en Nairobi el 14 de agosto, cuando tenía unos 90 años. Le quedaban sólo dos para terminar la primaria.
Nacido en 1920 en el Valle del Rift, fue jornalero toda su vida y cuidaba de un rebaño de cabras que pastaba frente a la escuela mientras él aprendía a leer y escribir. Su popularidad se disparó en 2004, al entrar en el Libro Guinness de los Récords como el hombre que había empezado a estudiar a edad más avanzada. Maruge atendía a los fotógrafos que le visitaban en su aldea, posaba orgulloso junto al certificado del récord. Fue el delegado de su clase, estudiante modélico que sirvió de ejemplo para niños y adolescentes de la zona. Desde su llegada al colegio, las matrículas no dejaron de crecer.
Tras la discutida reelección del presidente Mwai Kibaki en 2007, la violencia tribal se extendió por Kenia. Bandas armadas de la etnia kalenjin atacaron a los kikuyu, la tribu del presidente. Maruge, que también era kikuyu, pasó a formar parte de los más de 300.000 desplazados. Se instaló en un campo de refugiados, a cuatro kilómetros de su escuela, a la que siguió yendo cada día. En 2008 se mudó a un geriátrico de Nairobi y pronto encontró otro centro en el que retomar sus estudios.
Imagen de la ONU
La figura de Maruge, el anciano rodeado de niños, el hombre honrado que se aplicaba con el lápiz para completar los ejercicios de caligrafía, fue utilizada por todos. El Gobierno de Kenia lo consideró un éxito fruto de sus reformas. La ONU le escogió como imagen de su campaña para promover la educación universal y gratuita. Los más críticos dijeron que su caso evidenciaba el retraso de África, que debía acudir a una escuela especial para adultos y no a una infantil. La Sociedad Bíblica subrayó que la educación le había llevado a convertirse al catolicismo. Todos creían saber lo que era bueno para Maruge. Mientras tanto, él estudiaba y contaba historias a sus compañeros de pupitre.
En los años cincuenta había combatido con la guerrilla Mau Mau para liberar Kenia de los británicos, que mataron a dos de sus hijos y le cortaron un dedo tras una maratoniana sesión de tortura. Vivió en la pobreza y gran parte de su familia murió por el hambre y las epidemias. Hollywood prepara una película sobre su vida.
Circulan dos versiones, extraídas de varias entrevistas, sobre cuál fue la razón que le impulsó a matricularse en la escuela. La primera cuenta que se decidió cuando empezó a sospechar que los curas interpretaban la Biblia a su gusto. La segunda, que lo que buscaba era ser capaz de contar el dinero que el Estado le debía como veterano de guerra.
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