Baruch Blumberg, descubridor del virus de la hepatitis B
También halló la primera vacuna de la enfermedad y obtuvo el Premio Nobel
Como muchos otros descubrimientos, el del virus de la hepatitis B fue un producto de la casualidad al menos tanto como de la perseverancia. En los años cincuenta, Baruch Blumberg era un antropólogo médico de Nueva York, interesado en los factores genéticos que afectaban a la susceptibilidad de contraer una enfermedad. Recorrió medio mundo con su equipo de colaboradores recogiendo muestras de sangre, con la esperanza de encontrar marcadores hereditarios que correlacionaran con alguna enfermedad, o con la predisposición a contraerla. Aunque este proyecto de investigación tiene un aire inequívocamente moderno, se mostró inviable con las precarias técnicas genéticas de las que disponían en la época.
En una fase de sus investigaciones, sin embargo, Baruch Blumberg empezó a utilizar sangre de pacientes hemofílicos como una especie de amplificador inmunológico. Como los hemofílicos reciben continuas transfusiones de sangre, razonó Blumberg, sus sistemas inmunitarios deben haber reaccionado contra decenas o cientos de antígenos extraños.
Esos anticuerpos, si seguían estando en la sangre del hemofílico, podrían reaccionar contra antígenos similares en las muestras de sangre que había recogido por el mundo. Durante estas pruebas, los anticuerpos de la sangre de un hemofílico neoyorquino reconocieron algo en la sangre de un aborigen australiano. Blumberg lo llamó el antígeno Australia, y resultó ser el virus de la hepatitis B. El descubrimiento ocurrió en 1967. Blumberg murió el pasado 5 de abril a los 85 años de edad.
Fue también Blumberg quien desarrolló la prueba diagnóstica para esa enfermedad y quien, junto al científico Irving Millman, inventó dos años más tarde la primera vacuna contra la hepatitis B, en 1969. Por todo ello recibió el Premio Nobel de Medicina en 1976 junto a Daniel Gajdusek, uno de los pioneros en el estudio de las enfermedades priónicas. El comité que le concedió el galardón reconoció sus "descubrimientos sobre nuevos mecanismos de origen y diseminación de enfermedades infecciosas". El científico presidió la American Philosophical Society desde 2005 hasta su muerte.
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