El plan de basuras del bipartito multiplicará por 20 el reciclaje
Veinticinco municipios amontonan aún sus residuos en vertederos
El Gobierno bipartito se propone transformar un país desbordado por la basura. La Consellería de Medio Ambiente desveló ayer sus planes para acabar con el colapso en la incineradora de Sogama, sacar a Galicia de la cola española del reciclaje y poner fin a los vertederos incontrolados. Veinticinco municipios siguen sin darle el más mínimo tratamiento a sus desechos y los amontonan impunemente en depósitos "de dudosa legalidad". Entre ellos están Camariñas, Vimianzo, Cotobade, A Fonsagrada o A Gudiña.
Avalado por el aplauso, al menos inicial, de los colectivos ecologistas, el conselleiro Manuel Vázquez ha diseñado un plan para llegar al año 2017 reciclando un 43% de los residuos, lo que supone multiplicar por 20 la cifra que se alcanza en la actualidad. La consellería pretende que la planta incineradora de Sogama en Cerceda (A Coruña), uno de los iconos de la política medioambiental de la Xunta del PP, se utilice sólo para quemar los desechos sin recuperación posible (un 29% del total, según sus cálculos) y aquellos que no puedan siquiera ser calcinados (un 28%).
El resto de la basura que generen los gallegos será sometido en origen a un proceso de separación, compostaje y reciclaje. La consellería propone crear tres plantas más de residuos, ninguna de ellas incineradoras, e impulsar las ya construidas de Nostián (A Coruña), Lousame (O Barbanza) y O Morrazo (Pontevedra). En el ayuntamiento pontevedrés de Ribadumia se construiría una instalación para la "selección de envases ligeros" y en puntos aún sin decidir de las provincias de Lugo y Ourense se emplazarían otros dos complejos en los que, además de este proceso, se convertiría la basura orgánica en compostaje. La tecnología para producir el abono y el uso que se le dará saldrán de un debate social que comienza ahora.
El Plan de Xestión de Residuos Urbanos de Galicia 2007-2017 que ayer presentó el conselleiro a empresarios, sindicatos y colectivos ecologistas "rompe radicalmente" con el modelo de la era Fraga. La producción de electricidad con la quema de la basura en Sogama dejará de ser la solución central para dar paso al compostaje y la recuperación de todo lo que la tecnología actual permite reciclar.
Manuel Vázquez resumió en tres puntos su estrategia para combatir el problema de las basuras: generar pocos desechos, facilitar al máximo al ciudadano la separación en origen y tratar todo en el punto más cercano. "Es un plan realista", defendió el conselleiro. Sus objetivos, eso sí, son ambiciosos. Medio Ambiente pretende frenar el crecimiento de los residuos y desligar el crecimiento del país al aumento de las basuras. Y da cifras. El plan propone que dentro de diez años los hogares de la comunidad viertan a los contenedores apenas 90.000 toneladas más de desperdicios que ahora. En la última década, por contra, este incremento ha sido de casi 400.000 toneladas.
En el plan de Medio Ambiente queda mucho por decidir. La consellería propone que la nueva planta de Lugo, al igual que las ya existentes de Nostián y Lousame, utilice un sistema de biometanización, que produzca energía con la fermentación de la basura orgánica. La consellería advierte, con todo, que el sistema definitivo está abierto a propuestas. Manuel Vázquez no aclaró ayer qué tiene previsto hacer su departamento con las grandes cantidades de compost que se produzcan, aunque admitió que tiene prevista una visita a una planta de Valencia que convierte la materia orgánica en bioetanol.
El documento da también tres alternativas sobre el movimiento de los residuos que se generen en el sur de Galicia. La Xunta deberá decidir si dota a las plantas de O Morrazo y Ourense de tecnología para tratar la materia inorgánica que no sea papel, vidrio o envases o si, por el contrario, los desechos de este tipo que se recojan en estas áreas se trasladan en tren hasta Sogama. En cualquier caso, el plan del bipartito pretende minimizar el transporte de las basuras para reducir en un 44% la emisión de dióxido de carbono.
Actualmente el millón de toneladas anuales que generan los gallegos se llevan desde cualquier punto de la comunidad al complejo de Cerceda, en las proximidades de A Coruña. Este trasiego de desperdicios es uno de los aspectos del sistema implantado por el PP que más críticas se llevó en su día de los colectivos ambientales.
"La dirección nos parece buena y las medidas, buenas aunque mejorables", afirmó el representante de Adega, Fins Eirexas, a la salida del encuentro en el que se dio a conocer el plan. El ecologista duda que una década sea suficiente para ponerlo en marcha. "El horizonte tiene que ser de 20 años, necesitamos ese tiempo para deshacernos de la rémora de Sogama".
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