Xunqueira carrexa en autobús
El transporte de votantes vuelve a enfrentar a los partidos en Ourense
Ayer, a las 9.15, un autocar de la empresa Monbús, contratado para transporte electoral, se presentó en la aldea de A Graña (Xunqueira de Ambía) para recoger votantes. Era la hora que aparecía anunciada en un bando municipal grapado sobre el contenedor de basura. Pero en la parada no había nadie. El bus, bastante viejo, pasó ante de la iglesia metiendo un ruido infernal. En esta aldea silenciosa, todo el mundo, excepto los duros de oreja, pudieron oírlo. El chófer aguardó diez minutos, dio la vuelta y de nuevo pasó por la iglesia. No llevaba ni un solo votante a bordo.
Al terminar la misa, según afirman miembros del PSdeG que asistieron a la escena, el capataz del Ayuntamiento les anunció a los vecinos que enseguida pasaría otro coche a recogerlos. Cuando llegó, resultó que era un moderno autocar de la empresa Gavilanes, propiedad del alcalde, José Luis Gavilanes (PP). Las 15 personas que estaban en la iglesia montaron. Los socialistas tomaron instantáneas y grabaron película del viaje. Al volver a Xunqueira, el concejal Francisco Quintas (PSdeG) presentó denuncia ante la Guardia Civil y la Junta Electoral.
PSdeG y BNG vinculan las matrículas de los automóviles con miembros del PP
El autobús aparcó prudentemente a cien metros del colegio electoral de Abeleda, el que, en este municipio orensano gobernado por el mismo hombre desde hace 30 años, decide siempre quién gana. A lo largo del día, el movimiento de representantes de los partidos ante la puerta del puesto electoral es inaudito. Los del BNG y el PSdeG, unidos para controlar el carrexo del PP, cuentan, en diez minutos, cuatro coches conducidos por "acarrexadores profesionales del alcalde" que llegan con vecinos mayores de las aldeas. La denuncia, a primera hora, ha puesto en circulación una patrulla de la Guardia Civil, y el autobús ha quedado parado ante el colegio.
"Les fastidiamos el plan de los buses, ahora improvisan", explica Xosé Lois Quintas, el único concejal del BNG en Xunqueira de Ambía (6 PP, 2 PSdeG, 1 BNG). "Mueven a la gente en 30 coches suyos y de familiares, viejos, para despistar. Y cambian en cada viaje". Por la tarde, el PSdeG relaciona a 12 miembros del PP local con las matrículas.
Xunqueira tiene 1.700 vecinos, 1.500 con derecho a voto. La eterna oposición calcula que 400 son acarrexados. Y el señor Sixto, sacristán de A Graña, fue ayer uno de éstos. "¡Cuando vino el autobús electoral aún no habíamos alzado el cáliz, cona!", suelta enfadado. "Y éstos
se pusieron como canes, sacándonos fotos" en el autocar de Gavilanes. Sixto defiende que los de A Graña se dejaron acarrexar porque el bus "constitucional" no respeta el culto. "A votar, mejor ir en bus que a pie", bromea otro vecino.
"Es un sistema aceptado, y no hay un partido mejor que otro", reconoce el socialista Óscar Rodríguez, hijo retornado de emigrantes en Bilbao. "En Allariz lo hace el BNG, y donde puede, el PSdeG. Flipé cuando vine del País Vasco. Al alcalde lo conocí dándole la papeleta a mi tía y lo eché de casa". En la puerta del colegio de Abeleda, el alcalde habla con un corro de hombres. "Algunos son acarrexadores y otros controladores", comenta Quintas. "Y todos cobran por ese trabajo", añaden los del PSdeG. Mientras los primeros se ocupan del transporte, los segundos hacen la lista de los que ya han votado y de los que se abstienen. A éstos, por la tarde, "los van a buscar a casa y los traen por la fuerza. Son escenas muy desagradables", aseguran los socialistas. El regidor, propietario de las empresas más fuertes del municipio, genera empleos. "El 90% de las familias", según la oposición, tienen miembros contratados por Gavilanes.
El alcalde, a pocos metros del bus, niega los hechos. No ha movido "a nadie": "Sólo a mi madre y a dos personas de Casasoá", asegura, y añade que a él la decencia se la enseñó Franqueira, con el que formó Coalición Galega. Gavilanes, que vive en Ourense, se queja de que desde las últimas municipales no sea su empresa la concesionaria del transporte electoral: "Éstos de ahora no conocen la zona, llegan tarde y los vecinos no se suben".
El sábado de reflexión, los buses que ayer pretendían mover votantes llevaron de excursión a 90 vecinos a la Ribeira Sacra. El viaje estaba organizado por la Diputación y el alcalde reconoce que comió con sus gobernados en San Estevo. "Pero no les hablé de política". Tampoco el domingo pasado hablaba de política cuando en la iglesia de Abeleda ocupó el sitio de don Adolfo en el púlpito y presentó a los parroquianos su proyecto para el nuevo cementerio. Luego, en Armariz, repitió la escena. En Xunqueira, si de algo hay demanda, es de sepulturas. Y Gavilanes expuso un plan que todavía no ha pasado por el pleno: nichos en vertical, lo que se lleva ahora. Pero los vecinos no quedaron contentos. La mayoría prefieren seguir como siempre. Enterrando a los suyos bajo el suelo.
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