El Instituto Tecnológico demuestra la rentabilidad del I+D en tiempos de crisis

Que alguien consiga un incremento del volumen de negocio del 35% en unos tiempos donde la crisis económica se cobra víctimas en forma de empresas en quiebra todos los días no deja de resultar un pequeño milagro. El mérito todavía es mayor si este aumento de facturación no se ha alcanzado con planes especulativos sino promoviendo el desarrollo de proyectos innovadores y apostando por traer a Galicia conocimientos y tecnología que puedan exportarse posteriormente. El Instituto Tecnológico de Galicia (ITG), que este año cumple 20 años de vida, ha conseguido algo que tiene visos de continuidad dado el gran número de proyectos en áreas muy diversas que sigue apoyando.

"Nuestra labor primordial es traer conocimiento a la empresa gallega", explica el director general del ITG, Carlos Calvo, quien explica que la clave del éxito obtenido por el instituto en los últimos tiempos estriba en su "versatilidad" que le lleva a participar en proyectos de sectores muy distintos entre sí. "Otra de las cosas que sabemos hacer muy bien es establecer redes de colaboración", señala. El ITG es una fundación sin ánimo de lucro que cuenta con un patronato en el que están presentes varios colegios de ingenieros y arquitectos, así como la Confederación de Empresarios (CEG), las tres universidades y la Xunta. La última incorporación ha sido el Colegio Oficial de Ingenieros Agrónomos de Galicia.

"Nuestra labor primordial es traer conocimiento a la empresa gallega"

El mecanismo de funcionamiento del ITG puede ser tanto el desarrollo de soluciones propias para un problema que afecte a un sector del tejido empresarial, como el apoyo a un proyecto de I+D que ya se esté desarrollando y que se considere de utilidad pública. El instituto cuenta con una plantilla de medio centenar de investigadores.

Entre los proyectos en los que ha participado el ITG en los últimos tiempos destaca el Breeam, método de evaluación y certificación de la sostenibilidad líder en el mundo, que el instituto ha contribuido a adaptar a las particularidades y normativa que rigen a la construcción en España. Este sistema ya se está aplicando en diversos edificios de la Península como la Torre Agbar de Barcelona o el Palexco de A Coruña. Un edificio certificado por Breeam puede llegar a reducir su consumo energético entre un 30 y un 70%. Breeam cuenta con dos décadas de experiencia y 200.000 edificios certificados en todo el mundo.

Pero ITG participa también en proyectos tan diversos como el desarrollo de una herramienta de marketing de precisión para una importante cadena de supermercados del País Vasco, o el desarrollo de sensores en viñedos de la Ribeira Sacra para la monitorización de los parámetros críticos de la vid y de los terrenos en los que crece.

El año pasado ITG participó en la gestión de 42 proyectos por importe superior a los cuatro millones de euros. Casi la mitad de ellos corresponde al aréa de I+D, principalmente en las líneas de eficiencia energética, redes y comunicaciones inalámbricas y sostenibilidad de la edificiación. El instituto desarrolló además 24 proyectos de transferencia tecnológica y prestó servicios y asistencias técnicas a 152 empresas. Un total de 260 empresas (un 80% gallegas) se han beneficiado del trabajo del ITG, que facturó 1,9 millones y que reinvertirá el beneficio obtenido en otros proyectos.

Aunque se muestra optimista sobre el futuro del ITG, Calvo es consciente de las dificultades existentes para apostar por la I+D y cree necesario avanzar hacia un escenario en que la investigación no tenga que ser subvencionada. "Vamos a tener dificultades porque los fondos europeos van encaminados cada vez más hacia proyectos más grandes y no sé si en Galicia podremos hacerlos. Se ha optado por un modelo de apoyar la I+D de las empresas y creo que eso es un error porque habría que apostar por crear una infraestructura para favorecer la innovación", indica Calvo.