Conde Roa reduce su sueldo en un 3% pero lo recuperará si cumple objetivos
"No esperen medidas revolucionarias, solo ahorro", advierte el alcalde de Santiago
"No esperen medidas revolucionarias, ni grandes estrategias, esperen simplemente ahorro, gasto racional y, sobre todo, mucha austeridad que ayude a acercarnos a estos ciudadanos y a los que no sufriendo los efectos de la crisis, nos contemplan escépticos o desencantados". El popular Gerardo Conde Roa es desde ayer el nuevo alcalde de la capital gallega y, como en los cuarenta días de espera para la constitución del nuevo gobierno local, se presentó ante el consistorio con un discurso de investidura con promesas de austeridad y poniendo por delante las medidas sociales para los que sufren de lleno la crisis. No prometió grandes medidas, sino pequeños gestos. Como el anuncio de bajarse el sueldo de alcalde un 3%, que podrá recuperar si cumple con los objetivos que se marcará.
El popular, que pidió ayuda al Apóstol, limita su mandato a ocho años
En su primera comparecencia después de las elecciones del 22 de mayo, como futuro alcalde Conde Roa aseguró que no tocaría más su sueldo después de las bajadas que se acordaron en pleno el pasado año y que mermaron la remuneración del alcalde -entonces el socialista Xosé Sánchez Bugallo- en un 10%. Para su discurso de investidura se guardó Conde Roa el anuncio del recorte del salario, que irá ligado a objetivos. "El alcalde trabajará por objetivos que le ayuden a que su misión esté sujeta al compromiso de alcanzar metas predeterminadas. De cumplirlas por año, recuperará ese 3% de rebaja, si no, añadirá una reducción del 1% a mayores", explicó, sin ahondar más sobre cuales serán esas metas que deberá cumplir. La llegada de Conde Roa a la alcaldía de Santiago se retrasó por los recursos que PSdeG y BNG que desestimó primero la Junta Electoral Central y después el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia. Se rompen así 24 años de mandatos con regidor socialista. El último, Xosé Sánchez Bugallo, pasará a la oposición después de 13 años al frente del gobierno local. Conde Roa, sin embargo, afirmó que su mandato no durará más de dos legislaturas, tiempo suficiente, dijo, para "diseñar, discutir y ejecutar un proyecto sólido de gobierno de una ciudad".
Sin dejar de repetir que los recursos son escasos, Conde Roa anunció que se revisarán las políticas que tengan un menor relación directa entre el coste y el beneficio social y prometió en su discurso -mitad en castellano y mitad en gallego- racionalizar, ordenar y humanizar la Administración local para que atienda y dé soluciones "al día a día" y a "los pequeños problemas" de los ciudadanos. Con su participación, indicó, contará como "elemento fundamental en el desarrollo de cualquier proyecto". "Si un político aislado de la calle es un sinsentido, en un concejal resulta grotesco", aseguró. Para asegurar el debate también dentro de los muros del Pazo de Raxoi y "mejorar la participación y el debate interno", reformará el reglamento orgánico de la corporación.
Desde un abarrotado salón de plenos, el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, la presidenta del Parlamento, Pilar Rojo, y el delegado del Gobierno, Miguel Cortizo, siguieron el discurso. El titular del Gobierno gallego felicitó al nuevo alcalde por alcanzar "al fin" el objetivo político por el que lleva trabajando desde los 25 años y agradeció también a los vecinos de Compostela el cambio de color político. Sánchez Bugallo y el cabeza de lista del BNG en las pasadas municipales, Rubén Cela, aseguraron que en su labor de oposición combatirán las medidas que no beneficien a la ciudad o supongan un retroceso. "Será una oposición leal con la ciudad, pero se encontrará un muro firme en todas las políticas que supongan un retroceso en todos los grandes logros de los últimos años", remarcó Cela.
La ayuda, Conde Roa se la pidió "al señor Santiago [por el Apóstol]" para "dirigir la ciudad con acierto, humildad y sin desmayo".
Protestas ante Raxoi
La llegada de los numerosos invitados a la constitución del gobierno local estuvo acompañada por los gritos y pitadas que los sindicatos dedicaron al conselleiro de Educación, Jesús Vázquez, y al presidente de la Xunta por el aumento de horas de clase al profesorado. A su lado, los indignados del 15-M protestaban con su silencio, antes de comenzar a levantar su campamento en la Praza do Obradoiro, que dejarán libre el próximo domingo.
Cinco conselleiros de Feijóo, diputados como Pedro Puy, o el presidente de la Diputación de Pontevedra, Rafael Louzán, entre otros invitados del Partido Popular siguieron los "juro" o "prometo" de los concejales desde una sala habilitada en la Presidencia de la Xunta, que comparte edificio con la sede del ayuntamiento. Se reunieron en una terraza del edificio con los más de 150 invitados de los concejales para tomar unos refrescos después del acto, que se retransmitió por circuito cerrado.
El nuevo alcalde juró, en gallego su lealtad al rey y a la Constitución, mientras que Sánchez Bugallo lo prometió. El único que se salió del guión escrito fue el nacionalista Rafael Vilar -uno de los impulsores de la plataforma Nunca Máis- que añadió a su frase una coletilla para remarcar que su promesa al rey es "por imperativo legal".
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