Agredida una conductora que fue despedida tras dar a luz
La empresa, que resultó condenada, trabaja para la Xunta
El año acabó mal y empezó peor para Nélida Pisco Suárez. Es la única mujer conductora de Autobuses de Calo, del grupo Hedegasa S.L., que cubre las rutas escolares de Teo y Ames para la Xunta de Galicia. Se reincorporó a su puesto a finales del 2010 tras un despido anulado por el Tribunal Supremo que tenía, como telón de fondo, una reducción de jornada por maternidad que la dirección se negaba a concederle aunque la ley de conciliación familiar garantiza ese derecho.
La semana pasada, el padre de Nélida fue hospitalizado por un fallo cardíaco que se ha ido complicando. Según el relato de la CIG, la trabajadora pasó la noche en el hospital, cubrió puntualmente su turno la mañana del 28 de diciembre y horas más tarde, cuando se presentó en las oficinas de Teo para comunicar que faltaría dos días al trabajo (los que estipula el convenio del sector), el gerente de Autobuses Calo le respondió con una patada en la parte baja de la espalda que la precipitó escaleras abajo.
El resultado de esta agresión gratuita, explica Inácio Pavón, secretario de la Federación de Transportes de la CIG en Santiago, es "una fisura en la costilla, varias contusiones y sangre en la orina". Ayer estaba fijada la fecha de un primer juicio rápido de faltas por lesiones en los juzgados de Fontiñas pero la vista se aplazó hasta el 29 de marzo a petición del sindicato, que quiere aportar "las radiografías y otras pruebas médicas" que le están realizando a la conductora para documentar los daños que arrastra a causa del golpe y la caída.
El encargado de Autobuses Calo, José Iglesias, niega la agresión. "Soy totalmente inocente", aseguró ayer a este diario. Rehusó dar su versión de los hechos y se limitó a decir que la trabajadora se lo ha "inventado todo por un problema laboral". Dos trabajadores que estaban en la nave han sido citados como testigos aunque la CIG sospecha que la empresa los presionará.
El periplo laboral de Pisco en Autobuses Calo lleva camino de convertirse en un calvario judicial. Dirección y conductora ya han chocado varias veces en los tribunales y aunque la justicia le ha dado la razón a la mujer, sostiene la CIG, la empresa insiste en "discriminarla, marginarla y recortar sus derechos como trabajadora y madre". Autobuses Calo la contrató en 2006 con la intención de feminizar una plantilla corta de mujeres y cumplir una de las condiciones de la Xunta para prorrogar la concesión del servicio, explica Pavón. Junto a Nélida Pisco empezaron otras dos compañeras que, por distintas razones, ya no siguen.
Durante cuatro años el trabajo fue más o menos llevadero hasta que quedó embarazada. Tras un aborto y un embarazo de riesgo nació su hija, prematura y alérgica a una proteína láctea. Para poder alimentarla con leche materna, Pisco reclamó una conciliación horaria que la empresa le negó. Acudió a los tribunales para fijar la reducción de jornada y volvió a ir meses después cuando Autobuses Calo la despidió por sorpresa. La conductora logró que el Supremo anulase su despido y se reincorporó a su ruta tras una baja psicológica.
La CIG, que ayer se concentró ante los juzgados de Santiago, denunciará a Hedegasa por acoso laboral. Consideran "inadmisible" que la Xunta subcontrate a una empresa que fue condenada.
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