La crisis provoca el desahucio de 50.000 familias valencianas
Los afectados por las hipotecas se organizan y promueven la dación en pago
Desde que empezó la crisis 50.352 familias valencianas han sufrido desahucios. Se trata de la tercera autonomía más castigada por los desalojos, tras Cataluña y Andalucía, pero la valenciana escala al primer puesto si el número de desahucios se relaciona con la población. La Plataforma de Persones Afectades per les Hipoteques de València se presentó ayer con esos datos del Consejo General del Poder Judicial para mostrar la magnitud del fenómeno. Aunque no todos los desahucios contabilizados correspondan al impago de cuotas, el problema con las hipotecas resulta especialmente "inhumano e injusto" porque en muchos casos perder la vivienda no implica verse liberado de la deuda con el banco, afirmó Rosana Montalbán, una de las portavoces de la plataforma, constituida para promover cambios legales y "frenar los desahucios con concentraciones pacíficas en las viviendas".
"Cuando alguien sufre un proceso de desahucio se siente fracasado, frustrado, deprimido; piensa, 'no valgo para mantener a mi familia", explicó Monsa Luque, miembro de la plataforma, con el tono que da la experiencia. En los buenos tiempos económicos, Luque pidió un crédito para adquirir una segunda vivienda. Después perdió el empleo. Ahora está en proceso de perder las dos casas.
La plataforma reclamó que la entrega de la vivienda al banco cancele la hipoteca y anunció una recogida de firmas para promover una iniciativa legislativa popular en el Congreso. La propuesta recibió el apoyo de EU, sindicatos y también de Jueces para la Democracia. Los portavoces de la plataforma expresaron su identificación con el Movimiento 15-M y tras presentar su iniciativa en el Centre Cultural Octubre se dirigieron a la plaza del Ayuntamiento de Valencia para llevar a cabo una "acción" conjunta con los indignados.
Ambos colectivos, algo más de 50 ciudadanos en total, marcharon hasta la sede central de Bancaja, a escasos minutos a pie de la plaza. Ocuparon su interior, se sentaron en el suelo y leyeron un texto en que explicaban resumidamente lo que acababan de decir en el Octubre. Algunos gritaron "banqueros a la cárcel" y todos "lo llaman democracia y no lo es". La policía, que identificó a varios indignados, esposó y retuvo a uno en un furgón. No llevaba el documento de identidad.
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