Vecinos y ecologistas intentan detener las talas en la Vallesa
Una gran avenida de árboles talados corría ayer por debajo de una de las líneas de alta tensión del bosque de La Vallesa. El camino, uno de los abiertos por las compañías eléctricas en el Parque Natural del Turia para prevenir incendios, medía 30 metros de ancho y se extendía a lo largo de 200 metros. Olía a resina, debajo de los centenares de pinos salía el zumbido de los insectos y por las pistas de tierra pasaban de vez en cuando furgonetas con cuadrillas de taladores, integradas en gran medida por ciudadanos del Este.
Antes de todo eso, a las ocho de la mañana, una veintena de vecinos y ecologistas intentaron detener la apertura del cortafuegos. Lo lograron durante hora y media advirtiendo de que la Coordinadora de los Bosques del Turia había interpuesto una denuncia en el juzgado y ante la Fiscalía de Medio Ambiente por un posible delito ecológico. Después de comprobar que los concentrados carecían de mandato judicial, los operarios retomaron el trabajo.
La coordinadora argumentó que el artículo 34 del Plan de Ordenación de Recursos Naturales del parque prohíbe eliminar masa forestal. Y que abrir cortafuegos bajo las cinco líneas de alta tensión del bosque supondría reducir su superficie, que no es demasiado extensa, en torno a un 15%, aunque reconocieron no disponer de datos exactos. Iberdrola y Red Eléctrica de España, propietarias de las líneas, disponen desde hace un mes, sin embargo, de la autorización de la Consejería de Territorio. Esteban González Pons prometió el año pasado que soterraría todas las líneas del bosque, pero las talas de ayer parecían desmentirlo.
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