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Claudia Romo: “Nadie habla de que la mujer latina es la mayor creadora de empleo de este país”

La fundadora de We Are All Human destripa los estudios de mercado para sacar a la superficie los datos reales de la comunidad hispana en Estados Unidos

Claudia Romo
Claudia Romo Edelman, autora y activista mexicana, en su oficina de Manhattan, Nueva York.Corrie Aune

La sociedad americana no se deja influir por cualquiera. Y ponerlo en marcha es una decisión que no se toma a la ligera, sobre todo, porque se arriesga mucho. Tras más de 25 años de experiencia, en los que ha ocupado cargos en el Gobierno de México como diplomática en Suecia, la Secretaría General de la Organización de las Naciones Unidas y como responsable de relaciones públicas en el Foro Económico Mundial durante siete años, Claudia Romo (México, 53 años) se rebeló contra el genérico de latina y apostó por convertir la marca hispana en uno de los pilares de Estados Unidos.

“Cuando llegué este país, no entendía por qué me metían en ese saco en el que caben tantas personas, y al mismo tiempo, se sienten tan pequeñas que no quieren ni hablar en español. Recuerdo que organicé una cena con amigos periodistas, empresarios, investigadores y la titulé Qué carajo. Fue el momento justo en el que me di cuenta de que teníamos un problema como comunidad y como raza, una pésima percepción de nosotros mismos y una gran fragmentación”. Así nació We Are All Human, una organización sin ánimo de lucro, con sede en Nueva York, dedicada al progreso de los latinos.

Pregunta. Saltó de los grandes organismos mundiales a montar una organización para latinos. ¿Por qué?

Respuesta. Yo estaba muy contenta trabajando en Naciones Unidas, pero me casé con un americano, y de repente, todo lo que empecé a ver a mi alrededor se convirtió en un problema personal. Después de pensar y hacer una labor de documentación, me di cuenta de que los latinos no confían en el Gobierno, no confían en los medios de comunicación y solo lo hacen en su familia o en su jefe. Asumí que no puedo ni alcanzo a hablarle a 62 millones de familias, así que decidí hablarle a las corporaciones. Después de siete años, trabajamos y hacemos de interlocutores con más de 350 empresas, para que sean ellas las que ayuden a la comunidad latina a informarse de cuándo hay que votar, vacunarse o tener las herramientas necesarias para promocionarse y prosperar.

P. En el segundo informe que han publicado, Hispanic Sentiment, cerca del 42% de los latinos sigue pensando que no comparte nada con los americanos.

R. Toda mi vida he trabajado en campañas donde lo que se tiene que cambiar es el comportamiento, pero para eso, tienes que cambiar el pensamiento. Para mí fue demoledor ir todos los días a tomar un café delante de Naciones Unidas, y el barista, que era mexicano, siempre me hablaba en inglés, a pesar de que yo siempre le hablaba en español. Le daba pena ser latino y trataba, a toda costa, de ser alguien que no era. Se quitaba su identidad para tratar de adaptarse y progresar, y es que al final, la confianza personal viene por la falta de educación, en tu propio tamaño. Estamos viviendo en un espejo distorsionado donde nadie está viendo los datos. Cuando la gente se da cuenta de que los hispanos son el 20% del país, pero no votan, no participan en la vida pública, no están suficientemente involucrados, no son suficientemente activos … todo tiene que ver con el inicio: si no sientes que vales, para qué vas a votar y para qué vas a aspirar a más. Pero todo esto está cambiando y empieza a ser un pueblo que está despertando.

P. ¿Hasta dónde llega el poder de la mujer en todo este reto?

R. Las mujeres son el motor de la comunidad latina. Si lo ponemos en datos “duros”, y dejamos la filosofía, en 2060, uno de cada tres americanos va a ser latino. La edad promedio de los latinos que se casan es de 28 años y de las latinas 26. La edad promedio de los americanos que forma una familia es de 45. Y ahí, las mujer latina tiene un rol vital. Nadie habla de que es la mayor creadora de empleo de este país y de que lo hace seis veces más rápido que otras comunidades en este país. Pagamos más de 300.000 millones de dólares al año en impuestos, o sea que en un país que cada vez se vuelve más viejo, nosotros sostenemos la Seguridad Social y los impuestos. Como comunidad generamos 800.000 millones de dólares en pequeña industria cada año. El problema aquí es que somos las menos pagadas, obteniendo tan solo, 53 centavos por cada dólar. No hay ningún grupo social en Estados Unidos que gane menos dinero que nosotras.

P. ¿De quién es la culpa?

R. Tiene que ver con que no sabemos promocionarnos a nosotras mismas. Tenemos en la cabeza siempre el valor cultural de trabajar duro, y esa frase de “calladita te ves más bonita”. No tenemos las conexiones necesarias de “abolengo” y de “mi papá que conoce al dueño de la empresa” y muchas veces somos la primera generación que se gradúa en la universidad. Y encima, no tenemos roles a los que imitar porque no hay latinas en el poder. Por eso, aunque somos muy emprendedoras, nunca llegamos a cruzar el umbral de un millón de dólares de ganancias.

P. Leo en varios artículos que las latinas están penalizadas laboralmente porque ponen por encima a la familia en vez de al trabajo.

R. Es un tema de percepción y de educación. Cuando a ti te importa muchísimo tu familia, que es uno de los valores más importantes que tenemos los latinos, precisamente por eso, vas a liderar “como madre”: no dejas que nadie de tu equipo se quede atrás, generas confianza y creas equipos tan fuertes que eres capaz de hacer cosas como el descubrimiento de la vacuna de COVID, que fue el logro de una latina, y consigues que una empresa como MasterCard acuerde con Apple empezar a hacer pagos por teléfono. Lo mismo pasa con el acento. Yo hablo seis idiomas y se nota que soy mexicana en todos. Hay muchas corporaciones en las que se entiende el acento como falta de capacidad o falta de competencia, pero en realidad lo que quiere decir es que hablas, al menos, dos idiomas, puedes hablar a dos comunidades distintas y puedes liderar temas internacionales. Hay que dejar de ver todas estas cosas con esa mente tan estereotipada.

P. ¿Qué le exigiría al próximo presidente de Estados Unidos?

R. Primero, tiene que entender que el progreso de la comunidad latina es el progreso de América. En los últimos diez años dejamos de ser la clase baja para ser la clase media. Cuando entiendes eso, como político, deberías enfocarte en cómo fortalecerla y cómo hacer que la pequeña y mediana industria latina pueda escalar.

P. Pida más, aquí no hay límites.

R. La economía estadounidense está creciendo un 2,3% anualmente, y los latinos, 4,6. Si fuéramos un país, seríamos la quinta economía del mundo, porque nuestro crecimiento es un 7% más rápido que el de China, por ejemplo. Esto es lo que nadie quiere ver. Desde We are All Human queremos crear esa conciencia de raza, porque sabemos, que una vez que los latinos se den cuenta y una vez que los americanos lo entiendan, habrá mucha más inversión y más capacitación.

P. ¿Este en un país racista?

R. Estamos en un mundo racista y, por otro lado, no se quiere ver a mujeres en la mesa de juego. Tenemos que pelear por establecer un lugar donde se pueda hablar, donde no haga falta ir a los extremos y sin tener que matarnos unos a otros. Los latinos tenemos que estar por encima de esa polarización y jugar un rol mediador. Hay claramente una narrativa antilatina y racista.

P. Con todos estos datos, ¿cómo se entiende que solo la mitad de los latinos quiera votar?

R. El crecimiento de la comunidad latina es como un palo hockey: hemos crecido en todo menos en cómo nos vemos a nosotros mismos. Existe un riesgo muy grande de exclusión y de que nos sintamos muy bien con nosotros mismos mismos, pero separados del país. El asunto clave es que cada treinta segundos un hispano cumple 18 años y eso quiere decir que, de las últimas elecciones a hoy, hay cuatro millones más de nuevos votantes. Y son votantes que cada vez se sienten más empoderados, que nacieron en la era de la tecnología, la era de inteligencia artificial pero que también han nacido en la época de la latinidad: hablan español, escuchan a Bad Bunny y no les va a dar vergüenza comer tortillas en público. Los latinos son el 20% de la Generación Z y el 27% de la Alfa: cuanto más jóvenes buscas en la sociedad americana, más latinos encuentras. No hay forma en el que, en el futuro presidente de este país, puede ganar una elección sin nuestro voto.

P. ¿Qué pasa si gana Trump?

R. Lo que está pasando en América Latina, muy particularmente con México y el nuevo liderazgo de todo el continente, va a estar necesariamente conectado con la nueva presidencia de Estados Unidos. Para ponerlo en datos: las remesas que mandamos los mexicanos a nuestro país son de 62.000 millones de dólares al año. Si tenemos a un presidente que corta el crecimiento de esta población, a mí me parece que va a afectar muchísimo al país y a América Latina. Por lo tanto, habrá un escenario geopolítico muy complejo. Espero que gane quien gane, se dé cuenta del rol que esta comunidad juega pensando en la geopolítica mundial y la haga crecer y no caer.

P. La inmigración, el gran quebradero de cabeza mundial.

R. La narrativa de hoy en día sobre esto es fuerte y acelerada y no me gusta. Espero que los 62 millones de latinos sean una prioridad. Tengo claro que todo el progreso que hemos hecho, si esto retrocede, lo vamos a sentir todos. Este es el tiempo de los latinos. Esta comunidad nunca había sido tan grande, ni tan fuerte. Una cosa son las tendencias, la política, la inclusión, diversidad... y otra cosa son los números. El suelo de Estados Unidos se está moviendo gracias a los latinos. Tenemos que confiar en eso.

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