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“No he decidido mi voto. Es muy triste y doloroso que Harris mantenga una postura antiinmigrante”

El antropólogo y activista Marco Castillo, mexicano de 47 años, aún no sabe a quién apoyará en las urnas

Marco Castillo, de 47 años, aún no ha decidido su voto.
Marco Castillo, de 47 años, aún no ha decidido su voto.EL PAÍS
Marisol Jiménez

Las encuestas aún no logran identificar un claro favorito para las elecciones presidenciales de Estados Unidos del próximo 5 de noviembre. En este contexto, los votantes indecisos desempeñarán un papel crucial. Marco Castillo (Puebla, 1977) es uno de ellos. Este antropólogo social y activista de derechos humanos aún no ha decido su voto. La indecisión del co-director ejecutivo de Global Exchange se debe, en parte, a la situación actual de violencia que se vive en Estados Unidos. “Me preocupa el flujo de armas de Estados Unidos a México, el conflicto en Palestina y el apoyo de Estados Unidos con el envío de armas”, comenta.

En un país donde el clima político es cada vez más polarizado, la voz de los votantes indecisos como Castillo será crucial para determinar el futuro de la nación. Con cada vez menos tiempo para la elección, su decisión podría marcar la diferencia en el rumbo que tomará Estados Unidos en los próximos años.

Pregunta. ¿Ya ha decidido su voto para el 5 de noviembre?

Respuesta. No, aún no lo he decidido.

P. ¿Qué es lo que más ha influido en esa decisión?

R. Principalmente, la situación de violencia en Estados Unidos, en México y en el mundo. También me preocupa el flujo de armas de Estados Unidos a México, el conflicto en Palestina y el apoyo de Estados Unidos con el envío de armas.

P. Si tuviera a Donald Trump delante, ¿qué le diría?

R. Le diría que su retórica racista y el uso de los migrantes para despertar el odio y la xenofobia entre la población estadounidense es algo que inevitablemente se le volverá en contra. Es algo que no generará nada positivo, y aunque podría darle la victoria el 5 de noviembre, ha contribuido a un clima de toxicidad política del que ni siquiera él mismo estará a salvo.

P. ¿Y a la vicepresidenta?

R. Le diría que tuvo en sus manos la oportunidad de cambiar la retórica, de aprovechar la salida de Biden para presentarse como una opción renovada, más consciente y cercana a las necesidades de la gente. Pero no lo hizo. Es muy triste y doloroso que mantenga una postura antiinmigrante y que no tenga una visión de brazos abiertos para Latinoamérica. Seguir el juego de Trump y decidir continuar una retórica antiinmigrante es una oportunidad perdida para los demócratas.

P. ¿Para usted qué significa ser latino en este país?

R. Ser latino en Estados Unidos significa sentirse permanentemente extranjero. No formar parte de la historia nacional, ni de la idea dominante de lo que es Estados Unidos. Es trabajar muchísimo y recibir, en muchos casos, menos paga que otras comunidades. Pero ser latino en este país también significa una larga historia de lucha, resistencia, cuidado, comunidad, valores, un idioma, o varios. También es un orgullo ser parte de una comunidad que, aunque poco a poco, está transformando la historia de este país.

P. ¿Qué prefiere, el inglés, español o el spanglish?

R. Vivo en una familia bilingüe y birracial. Mi pareja es canadiense y combinamos todo el tiempo el inglés y el español. Lo que realmente prefiero es que cada persona pueda hablar en el idioma que le resulte más cómodo, y que los demás hagan el esfuerzo por entender. Ahora que me he convertido en padre, me gustaría que mis hijos aprendieran español, ya que crecerán en un entorno angloparlante, el inglés lo aprenderán de forma natural. Pero conforme pasas más tiempo en este país y hablas entre los dos idiomas, saltando de uno al otro, sí sale el spanglish.

P. ¿Ha sido víctima de prejuicios o racismo?

R. Por supuesto que he sentido prejuicios y racismo. Vivo en Nueva York, una ciudad muy progresista, pero, aun así, es muy clara la diferencia entre los espacios, momentos, oportunidades laborales e instituciones que suelen estar dominadas por blancos y aquellos donde se ubican las minorías. Aunque la gente sea amable, siempre se percibo esa idea de “tú no eres de aquí”, “no hablas como alguien de aquí” o “tu forma de pensar y tus valores se ve que no son de acá”. Es una experiencia constante y, aunque son formas sutiles, se viven a diario en mi ciudad.

Pero también me ha tocado experimentar racismo en el contexto de mi labor y de mi trabajo. Al trabajar y dialogar en comunidades profundamente racistas en algunos Estados del país, me he tenido que enfrentar ante personas que han intentado agredirme físicamente o que me han insultado por hablar español. Incluso en algunos webinarios en los que participo, los comentarios pueden ser muy agresivos debido a mi acento o mi apariencia. En el ambiente tan tóxico que vivimos actualmente en Estados Unidos, estas expresiones se vuelven aún más fuertes, sobre todo en comunidades que apoyan a Donald Trump.

P. ¿Qué le gusta de Estados Unidos?

R. La historia de la lucha de los pueblos indígenas, afroamericanos y latinoamericanos. También me gustan varios aspectos del arte y la cultura, así como la producción académica, intelectual y literaria. Me parece que es un país prolífico que se vuelve cada vez más diverso.

P. ¿Qué cambiaría?

R. La supremacía blanca, el legado del colonialismo, el racismo y el clasismo. Cambiaría las prioridades, ya que no me gusta la carrera armamentista ni la obsesión por dominar y controlar a otras naciones. Tampoco me atraen el individualismo, la superficialidad, su plasticidad, el capitalismo, la mezquindad y la ignorancia que prevalecen. Es un país profundamente ignorante de la historia del mundo.

P. ¿Cómo se imagina dentro de 10 años?

R. Espero ver a la población de origen latinoamericano cambiando el rostro y la política de este país. Me gustaría que las voces de las comunidades históricamente marginadas y sus agendas estén reflejadas en la vida nacional y que la justicia social, la paz y el progresismo le ganen la batalla al conservadurismo, capitalismo y los intentos de dominación y exterminio de otros pueblos. Ya estamos en el camino de construir un paradigma diferente.

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Sobre la firma

Marisol Jiménez
Es redactora de redes sociales de EL PAÍS US. Estudió la licenciatura en Ciencias de la Comunicación y Periodismo y la Maestría en Estudios México-Estados Unidos en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
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