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Alexi Saenz, el miembro de la MS-13 que acabó con la vida de dos adolescentes en Long Island, admite su culpabilidad

El asesinato en 2016 encendió las alarmas de los políticos, disparó la atención de las autoridades y agudizó el miedo de padres y niños en todo el país. El entonces presidente Donald Trump pidió la pena de muerte para el pandillero

Alexi Saenz es escoltado por agentes del FBI en Central Islip, Nueva York, en 2017.
Alexi Saenz es escoltado por agentes del FBI en Central Islip, Nueva York, en 2017.James Carbone (AP)

En 2016 un crimen atrajo la mirada de casi todo Estados Unidos sobre Long Island: el asesinato de dos adolescentes con un machete y un bate béisbol a manos de los miembros de la pandilla Mara Salvatrucha, o MS-13. El suceso encendió las alarmas de los políticos, disparó la atención de las autoridades y agudizó el miedo de padres y niños en todo el país. Ocho años después, Alexi Saenz, uno de los líderes del grupo y para quien Donald Trump pidió la pena de muerte durante su mandato, se declara culpable de la muerte de las dos chicas y de seis asesinatos más al suroeste de Nueva York.

Este miércoles, ante los miembros del Tribunal Federal de Central Islip, Saenz, líder del grupo en la zona de Brentwood y Central Islip, se declaró culpable de ocho asesinatos, que incluyen el de las niñas Kayla Cuevas, de 16 años, y Nisa Mickens, de 15. El pasado año, los fiscales de la Corte del Distrito Este de Nueva York retiraron la solicitud de pena de muerte para Alexi y su hermano Jairo Saenz, el segundo al frente en la banda local. Alexei se enfrenta a entre 40 y 70 años de prisión

Kayla y Nisa, amigas inseparables y estudiantes de la escuela secundaria de Brentwood, en el condado Suffolk, desaparecieron en la tarde del 13 de septiembre de 2016 y sus cuerpos fueron encontrados el siguiente día. La Fiscalía del Distrito Este de Nueva York dio a conocer que Cuevas y otros estudiantes tuvieron una pelea con miembros de la MS-13 en Brentwood High School, y que los pandilleros “juraron vengarse”. Robert Capers, entonces fiscal federal del Distrito Este, declaró en ese momento que “los asesinatos, en particular de estas dos chicas, jovencitas, fueron particularmente atroces”. “Las golpearon hasta la muerte en la calle con machetes y bates por aparentemente nada y las dejaron en la calle o en el patio trasero de una casa para que murieran. Fueron crímenes terriblemente atroces”, dijo a la prensa.

La muerte de las dos niñas desató las alarmas y vigilancias de las autoridades de Nueva York, que detuvieron a decenas de presuntos miembros de la MS-13, una banda que se presume fue fundada en Los Ángeles a mediados de la década de 1980 por personas que huían de una guerra civil en El Salvador. Por años, los llamados pandilleros se han dedicado a reclutar adolescentes que integren sus filas en Estados Unidos. A raíz del asesinato de las dos niñas se implementaron medidas de mayor seguridad en la ciudad y las escuelas, y Trump, como ya es costumbre, capitalizó el suceso para reforzar sus cruzadas antimigrantes, como mismo está haciendo ahora que compite para la presidencia en 2024.

Trump “a la guerra” contra las bandas criminales

En 2020, se supo que el Departamento de Justicia pediría la pena de muerte para Alexi Saenz, de entonces 25 años, por el asesinato de ambas adolescentes. “El presidente ordenó al Departamento de Justicia que fuera a la guerra contra el MS-13, y eso es lo que hicimos”, dijo en un comunicado el Fiscal General William Barr. Como mismo hizo ahora con el caso de la niña de 12 años Jocelyn Nungaray, asesinada presuntamente a manos de dos inmigrantes indocumentados —el candidato republicano llamó a la madre de la menor minutos antes de su primer debate presidencial—, Trump invitó a los padres de las niñas asesinadas por Sáez al discurso del Estado de la Unión de 2018. “Sus dos hijas adolescentes eran amigas íntimas en Long Island. Pero en septiembre de 2016, en la víspera del 16 cumpleaños de Nisa, ninguna de ellas volvió a casa. Estas dos preciosas niñas fueron brutalmente asesinadas mientras paseaban juntas por su ciudad natal. Seis miembros de la salvaje banda MS-13 han sido acusados de los asesinatos de Kayla y Nisa”, dijo. En sus visitas a Long Island, el entonces presidente culpaba de la violencia a manos de las plantillas a las flojas políticas migratorias.

Trump, en declaraciones a periodistas en la Casa Blanca, dijo también en ese momento que “los monstruos que asesinan niños deben ser condenados a muerte” y que su Administración se encargaría de localizar a cada uno de los miembros de estas bandas y llevarlos ante la justicia. Lo cierto es que, ante la desaparición de otros jóvenes y niños, el Estado de Nueva York destinó fondos millonarios a perseguir a los miembros de la banda, cuyas operaciones van desde el secuestro, el asesinato y el crimen organizado hasta el tráfico de drogas. El entonces gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, destinó esfuerzos a garantizar la presencia policial en las escuelas, y ofrecer más actividades y oportunidades a los jóvenes para que se mantuvieran alejados de estas pandillas. En 2019, las autoridades aseguraron que habían capturado a unos 96 integrantes de dichas bandas en el condado de Suffolk, lo cual consideraron una cifra histórica.

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