“La danza es como mi color de ojos, forma parte de mi génesis como persona”
La coreógrafa María Pagés quiere compartir en forma de legado sus más de 40 años sobre los escenarios. Para ello ha creado un centro coreográfico en Fuenlabrada y, desde el 21 de noviembre, el Centro Danza Matadero (ambos en Madrid), dos hogares para el baile en los que se multiplique el arte
Un día, al terminar de bailar, María Pagés (Sevilla, 61 años) sintió un picor en el pie. Al mirárselo, descubrió que se había clavado la parte ancha de un clavo de uno de sus zapatos. Al sacarlo, comenzó a sangrar; había estado tan ensimismada en el arte que ni dolor sintió. Es solo un ejemplo real de entrega del cuerpo a la danza que, en ella, también es metafórico: esta bailaora y coreógrafa considera que el baile ni siquiera fue una elección, sino una vocación inexorable. “La danza es como mi color de ojos, forma parte de mi génesis como persona”, compara en la entrevista de este vídeo de Luces largas, un proyecto de Renault dedicado a mostrar el recorrido y la proyección del talento español.
El coche que acompaña este viaje
Renault Symbioz
En el vídeo que encabeza este contenido, la coreógrafa María Pagés se sube a un Renault Symbioz E-Tech full hybrid para viajar por los lugares que la inspiran.
La coreógrafa, premio Princesa de Asturias de las Artes en 2022 ex aequo con la cantaora Carmen Linares, tuvo determinación cuando a los 15 años dijo a sus padres que se iría sola a Madrid para continuar con el baile flamenco. Y la mantuvo en la época más sombría, cuando durante su adolescencia, en la escuela del Ballet Nacional, una profesora la llamaba ballena: “Me curtió el carácter y puso en mí algo fundamental en la vida: entender que eres capaz, que tienes esa fuerza para superar las dificultades”. Esta experiencia, que podría haber sido traumática, le inspiró para poner en marcha el Proyecto Ballena, un programa de residencias de apoyo a los artistas emergentes.
Después de más de 40 años sobre los escenarios, la andaluza considera que lo que da sentido a su carrera es “el compromiso con la profesión”. Por eso creó hace seis años el Centro Coreográfico María Pagés en Fuenlabrada y por eso el 21 de noviembre estrena el Centro Danza Matadero, ambos en Madrid. “También fue gracias a esa unión mágica y decisiva con El Arbi El Harti, mi pareja de vida, creativa y de proyectos”, explica. Estos espacios son, para ella, una manera de dar un hogar al sector y de culminar la tradición: “Madrid es donde más danza se programa, donde más compañías hay, y no tiene que ver solo con que es la capital, sino con que es un lugar de acogida”. Pagés reivindica el papel del público como parte de la obra ―“Compartes tú con ellos y ellos contigo”― y el poder inagotable del arte: “La experiencia te da la capacidad de descubrir más cosas, y esto es lo imparable y lo hermoso… La danza no tiene fin”.
“La danza necesita de espacios donde vivir, un hogar donde crecer, donde crear, donde ser acogida”
María Pagés, un legado al compás del arte