“La guitarra es el instrumento más democrático que existe”
Pablo Sáinz-Villegas está empeñado en llevar la guitarra por todo el mundo. En ‘Luces largas’, un proyecto de Renault que retrata el camino de talentos con mucho recorrido, acompañamos a uno de los guitarristas españoles más internacionales a los lugares que le inspiran y nos explica cómo pretende que su instrumento sea una herramienta universal para la cultura
Pablo Sáinz-Villegas (Logroño, 1977) entra en un momento de comunión con la guitarra. El guitarrista español más internacional, del que los expertos afirman que es el sucesor del gran Andrés Segovia, recoge el instrumento, lo mira, lo toca, incluso lo huele, rodeado del silencio casi palpable que llena el monasterio de Suso, un templo de la época visigoda Patrimonio de la Humanidad y cargado de inspiración y belleza para el músico. Al rato, se sienta e interpreta una pieza. Un momento especial que la cámara recoge, como se ve en el vídeo que acompaña esta pieza.
No es fácil estar a solas con Sáinz-Villegas. En sus 25 años de trayectoria ha actuado en más de 40 países y, aunque ha vivido largas temporadas en EE UU, no tiene residencia fija. Basta con observar los principales hitos de su trayectoria para entenderlo. Hace dos años tocó el Concierto de Aranjuez, una obra española universal, con la Filarmónica de Berlín, una de las orquestas más importantes del mundo. Impulsa desde hace tiempo la candidatura de la guitarra clásica para que la Unesco la declare Patrimonio Inmaterial de la Humanidad mientras su fundación, Legado Música sin Fronteras, ha llevado ya la música a 45.000 niños en todo el mundo con difícil acceso a la cultura. Y fue John Williams, el famoso compositor ganador de cinco Oscar por sus bandas sonoras, el que le invitó a interpretar la primera pieza para guitarra compuesta por él. De todo ello, pero también de sus motivaciones, de qué le inspira y a qué aspira en los próximos años, habla en el vídeo.
A los 7 años, la primera vez que se subió a un escenario, en el colegio, reconoce que ya se sintió artista: “Fue la comunicación con el público”, recuerda el guitarrista en el camerino del Auditorio Nacional de Música de Madrid, momentos antes de los ensayos con la Orquesta Nacional de Bélgica, con la que ofreció un concierto el pasado 12 de abril. Allí, vestido de calle, ofrece un pequeño adelanto de lo que interpretará después en el escenario.
Cuando Sáinz-Villegas recala en España regresa, cada vez que puede, a La Rioja, donde ha llevado su música a través de la Fundación Legado Música sin Fronteras con conciertos para niños y jóvenes, y donde busca reencontrarse con la naturaleza, que tanto disfrutaba cuando era joven. El riojano se afana en devolver la guitarra al lugar que merece, al de los grandes teatros del mundo; un espacio, dice, que el instrumento ha ido perdiendo con el paso de los años: “La música le pertenece a la gente y este instrumento tan vinculado a una cultura, a un país, España, es el más democrático que existe, el más cercano al corazón de las personas”, afirma.
“El valor de la guitarra radica en que se encuentra entre lo popular y lo clásico. Hace amigos. Alrededor de un fuego, en la calle cantando una serenata o en una corte en el Renacimiento”, asegura este músico nómada, que combina sus actuaciones en los grandes escenarios de Europa y EE UU con interpretaciones en la calle en Tijuana (México) rodeado de jóvenes o en su tierra natal. “La intención es la misma, da igual delante de quién actúes, solo cambia el papel de regalo”, cuenta el guitarrista, que está empeñado en inspirar a cada uno de los espectadores y convencerlos de la universalidad de este instrumento tan español.