El trabajo colectivo para comprender y curar el cáncer de mama
Entramos en la unidad de esta especialización oncológica del Hospital Universitari Vall d’Hebron (Barcelona) donde se investiga sobre una prometedora técnica de diagnóstico a través de la leche materna. Un lugar en el que la ciencia tiene nombre y apellidos y las relaciones transcienden lo profesional
Hace siete años, la oncóloga Cristina Saura, jefa de la unidad de Cáncer de Mama del Hospital Universitari Vall d’Hebron (Barcelona), recibió a una paciente diagnosticada con cáncer mamario durante su tercer embarazo. La paciente estaba preocupada por si el tumor hubiera afectado a su segundo hijo –apenas un año mayor– durante el periodo de lactancia. Saura, quien también es investigadora en el Institut d’Oncologia Vall d’Hebron (VHIO), compartió esta cuestión con su colega Ana Vivancos, quien precisa: “El cáncer no es contagioso, pero había que darle una respuesta elaborada”.
Aquella pregunta abrió el camino a un prometedor descubrimiento para la oncología: analizando la leche materna se podría diagnosticar precozmente el cáncer de mama debido al contacto que ha tenido este biofluido con el propio tumor. “Estamos ensayando su grado de sensibilidad, pero ya ha sido útil en algunos casos, madres que han dado a luz con más de 40 años”, explica Saura.
Pulsa el ‘play’ para recorrer el servicio de la unidad de Cáncer de Mama del Hospital Universitari Vall d’Hebron de Barcelona junto a su equipo. Continúa leyendo para conocerlo personalmente
El cáncer de mama es el más prevalente del mundo. Una de cada ocho mujeres lo padecerán a lo largo de su vida, según datos de la Sociedad Española de Oncología Médica. En España, se diagnostican más de 37.000 casos al año, y la mortalidad se sitúa en el 6,1%. El diagnóstico precoz es fundamental para actuar a tiempo; por ello, el cribado entre mujeres de entre 50 y 69 años es crucial, una franja de edad especialmente sensible debido a los cambios hormonales. Además de las pruebas radiológicas, es vital acudir al médico ante la menor sospecha.
El servicio de Oncología Médica del Vall d’Hebron ha sido reconocido como el mejor de su especialidad en España, según el Monitor de Reputación Sanitaria (MRS) 2024. En concreto, la unidad de Cáncer de Mama es un referente nacional en diagnósticos, tratamientos e investigación de este tumor.
La coordinación de la unidad con el grupo de investigación de cáncer de mama del VHIO hacen posible comprender cómo se comporta este tumor y llegar a nuevas vías de tratamiento y diagnóstico. Sin embargo, esto no sería posible sin la implicación emocional de sus profesionales y el trato cercano, casi familiar, con las pacientes. Estas son algunas de las caras de este servicio de oncología.
Cristina Saura
Jefa de la unidad de Cáncer de Mama



“Hay días durísimos en los que quieres tirar la toalla, y otros en los que todo merece la pena otra vez”
Una foto preside el despacho de Cristina Saura. En ella, posa junto a sus hijos y a su marido a los pies de Els Encantats, dos emblemáticos picos pirenaicos. No es una foto cualquiera; allí es donde coge aire cuando los estragos emocionales del trabajo empiezan a pasar factura. Lidera con pasión la unidad de Cáncer de Mama del Hospital Vall d’Hebron, que atiende anualmente a alrededor de 700 pacientes diagnosticadas. Cuenta, mientras se le quiebra levemente la voz, que “hay días durísimos en los que quieres tirar la toalla, pacientes que a veces ya no están. Pero, de repente, llega otra mujer que te da las gracias porque sigue viva. Y ya todo merece la pena otra vez”.
Saura siempre tuvo claro que quería dedicarse a la medicina, pero fue el cáncer de su madre el que la arrastró hasta la investigación oncológica hace más de 20 años. “Nos llamaron para un tratamiento experimental en fase 1 que luego con los años acabó aprobándose”, cuenta. Desde entonces, el deseo de descubrir cómo se comporta este tumor y mejorar las técnicas de diagnóstico y tratamiento se han convertido en casi una obsesión para ella. A sus días les faltan horas, pero se las maneja como puede para cumplir con sus pacientes, avanzar en investigaciones y asistir a conferencias internacionales de oncología. “Más de una vez acabo comiendo en el despacho”, confiesa.
Sara Raventós
Paciente y cofundadora de Mamama



“En el momento más dulce de tu vida, todo se funde a negro de repente”
De la relación tan especial que tiene Saura con sus pacientes surgió hace tres años un emotivo encuentro en el parque del Tibidabo de Barcelona, al que acudió Sara Raventós, diagnosticada de cáncer de mama durante el embarazo. El objetivo era conocerse, mitigar miedos, celebrar la vida en algunos casos y recordar a las que ya no estaban, en otros. Además, surgió un grupo de WhatsApp llamado Mamama, compuesto entonces por 16 mujeres con similares circunstancias que Raventós. Los diagnósticos en el embarazo no llegan al 3% del total de casos de tumores de este tipo en España, según la Asociación Española contra el Cáncer. Hoy, ese mismo grupo es una asociación (Mamama) que facilita el acompañamiento de pacientes oncológicas y busca financiación para proyectos de investigación sobre el cáncer de mama en el embarazo, entre otros. “Lo más importante es confiar en el equipo oncológico y no volverse loca buscando en Internet cuando te diagnostican”, aconseja.
“Lo mío es un tumor genético hereditario”, explica Raventós, cofundadora de la asociación. Su diagnóstico coincidió con la decimocuarta semana de embarazo. “En el momento más dulce de tu vida, todo se funde a negro de repente”. Su tratamiento duró casi lo mismo que la gestación de su hija, Lola, que hoy tiene cinco años. Raventós no puede evitar emocionarse: “Ya no soy la misma persona”, reconoce. El cáncer le enseñó qué es lo prioritario: “No voy a posponer nada de lo que realmente me importa”, sentencia, y confiesa que ahora es cuando más miedo tiene: “Me encuentro en una nueva etapa, en la que ya he terminado los tratamientos y no voy a tener revisiones tan frecuentes. Estoy en apoyo psicológico para poder transitarla”.
Alejandra Cano
Psico-oncóloga



“Te conviertes en confidente de las pacientes”
Tras el diagnóstico de un cáncer de mama, llega el shock, la incertidumbre, el miedo, la tristeza... Una amalgama de emociones que la paciente está obligada a transitar. Que no la desborden es el objetivo de Alejandra Cano, psico-oncóloga y coordinadora de grupos psicoterapéuticos para pacientes de cáncer de mama del Hospital Universitari Vall d’Hebron. “Te conviertes en su confidente porque muchas veces se cierran con la familia para no preocuparla”, explica la terapeuta.
A esta rama de la psicología llegó “por serendipia” y, ahora, ya no se concibe realizando otro tipo de acompañamiento. La experiencia le ha enseñado hasta dónde puede llegar: “Yo tengo hijos pequeños, no podría hacer terapia con pacientes infantiles oncológicos”. De sus grupos terapéuticos, lo que más le emociona es “el crecimiento personal al superar una enfermedad así”, explica y, “para que muchas más puedan lograrlo, hace falta más investigación”. Una forma de reivindicar más financiación es el pañuelo solidario –que muestra en la segunda fotografía de arriba– con el que recaudan dinero y que ya se ha convertido en un símbolo entre sus pacientes.
Ana Vivancos
Directora de Investigación en el VHIO



"La investigación necesita financiación regular”
Ana Vivancos le pone cara a la palabra investigación, a veces tan etérea. Su objetivo es desmontar el estereotipo frío de la ciencia. “Intentamos, desde un punto de vista filosófico, aportar evidencias a los oncólogos para que entiendan mejor los tumores”, explica esta bioquímica al frente del laboratorio genómico del Institut d’Oncologia Vall d’Hebron (VHIO). La clave es entender que, detrás de esas muestras de ADN, hay una persona. “Es la parte más bonita de mi trabajo”, celebra Vivancos, criada en una familia de médicos. Con ocho años, en sus dibujos ya se representaba a ella misma en un laboratorio, motivada por “la inquietud de dar respuesta a lo que, de momento, no la tiene”.
Vivancos se encontraba de baja maternal cuando recibieron la consulta sobre la presencia de células tumorales en la leche materna. Cuenta que siempre se implica al máximo con cualquier tipo de investigación, pero hay cuestiones, como esta, “que te permiten mirar con otra perspectiva”. La bioquímica saca pecho por los logros del VHIO: “Con muchísima menos financiación que grandes institutos de investigación, conseguimos grandísimos resultados. Eso sí, la ciencia necesita financiación regular”.
Clara Morales
Ginecóloga y cirujana en la unidad de Patología Mamaria



"Las cirugías hoy son menos complejas para salvar gran parte de la mama”
Gracias a los muchos avances en tratamientos y técnicas de detección precoz, los pronósticos de cáncer de mama son más favorables. Eso implica, como aclara la cirujana Clara Morales, “que las cirugías sean cada vez menos complejas y que a veces se pueda salvar gran parte de la mama”. Morales realiza más de cien intervenciones al año. Como ginecóloga, es una de las primeras caras que ven las pacientes que acuden a la unidad de Patología Mamaria. Eso implica dar buenas y malas noticias. “Son momentos muy complicados para los que intento mostrar la mayor empatía”, enfatiza.
Reconoce que las pacientes sienten mayor confianza cuando interactúan con ella por su género y que, por el mismo motivo, los diagnósticos pueden ser más emocionales. “Hay días en los que me toca respirar muy profundo, sobre todo con mujeres jóvenes con las que me llevo apenas unos años. O cuando en un día tengo que dar dos o tres malos resultados”, cuenta. “Intento separar la parte personal del trabajo, apoyarme en mis compañeros, en la familia... y en todos los pronósticos negativos que conseguimos cambiar”, añade.
Ángeles Peñuelas
Jefa de Enfermería Oncológica



“Las enfermeras tenemos la vocación de cuidar, pero en la oncología va un paso más allá”
Hay algo que Ángeles Peñuelas –Nines, para sus compañeros del Vall d’Hebron– prescribiría siempre: “Una buena dosis de risoterapia”. Confiesa que a ella siempre le funciona: “En mi casa somos de reír, y a mí eso me da la vida cuando las cosas aquí se ponen difíciles”. Peñuelas dirige el servicio de Enfermería Oncológica, un puesto de gestión y de cuidado del personal, porque lo suyo es cuidar. “Las enfermeras tenemos esa vocación, pero en la oncología va un paso más allá. Pese a lo duro que puede ser a veces, yo caí rendida ante esta especialidad hace ahora 30 años”, explica.
Peñuelas es también presidenta de la Sociedad Española de Enfermería Oncológica, desde la que reivindican más formación para las enfermeras, que asisten a los pacientes durante todo el proceso de diagnóstico y tratamiento de la enfermedad –en la segunda fotografía, una enfermera prepara la administración de quimioterapia–: “La oncología no es solo el cáncer, son muchas otras consecuencias médicas”, destaca. Peñuelas pone en valor el poder de este colectivo sanitario para detectar necesidades: “Tenemos el trato más cercano con pacientes y familiares”.