Cómo ir a la compra sin dejarse el sueldo
En un año marcado por los precios elevados, es posible llegar con mayor desahogo a fin de mes si seguimos algunas sencillas pautas a la hora de hacer la compra en el supermercado y se eligen los productos necesarios con criterio. A través de su club de fidelización, empresas como EROSKI hacen que el ahorro de sus clientes sea una realidad
Basta con revisar cualquier factura reciente para comprobar que la vida está más cara que hace un año. La inflación, esa amenaza invisible que resulta letal para la economía, ha debocado los gastos y ha tenido un impacto directo sobre los bolsillos de los ciudadanos. La luz, el gas, los combustibles, la hostelería, el transporte, el comercio, la construcción, las hipotecas, los alimentos… nada ha quedado a salvo de esta escalada de precios. Tampoco ayudan las subidas de tipos interés aprobadas por el Banco Central Europeo: se traducen en un Euríbor tan elevado que ha disparado las cuotas hipotecarias a niveles de hace 15 años, con el sufrimiento que eso supone para miles de hogares.
Esta incertidumbre económica afecta a todas las familias. Por eso es fundamental incorporar el ahorro en la vida diaria. Si se eliminan ciertos gastos superfluos y se controlan los cotidianos, siempre es posible contar con más dinero para poder afrontar con mayor facilidad esas partidas imprevistas que surgen en el momento más inesperado. Precisamente la cesta de la compra es uno de los principales gastos del hogar. Algo lógico, por otra parte, ya que alimentarse resulta imprescindible para nuestra propia supervivencia. Obvio. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), el gasto medio en comida de una familia española oscila entre los 300 y los 500 euros mensuales. Por eso, aprender a gestionar este presupuesto puede ser muy útil para llegar a fin de mes con menos apuros de los deseados.
Aunque parezca misión imposible, ahorrar en la cesta de la compra es factible si se sigue una serie de trucos. Muchos de ellos son muy sencillos. Basta con aplicar el sentido común y no precipitarse al decidirse por uno u otro producto. Estas son algunas ideas.
Planificar con antelación lo que de verdad se necesita
Para ajustarse a las necesidades reales, lo mejor es apuntar los alimentos que se quiere comprar en una lista. No solo ayuda a desperdiciar menos comida, también representa un ahorro de tiempo y dinero en la visita al supermercado. Otra forma de ahorro es el uso de tarjetas de fidelización que ofrecen algunos supermercados, como EROSKI. Si eres socio de EROSKI club y tienes la Tarjeta Oro ahorras el 4% de todo lo que compres: alimentación, hogar, gasolina, óptica, electrodomésticos…En definitiva, ofrecen multitud de iniciativas con las que ahorrar en tu lista de la compra.
Descargarse apps de ahorro
Resulta clave informarse de las ofertas, promociones, descuentos o cupones de ahorro que ofrecen la mayoría de los establecimientos. Para eso, lo más rápido y eficaz es descargarse las aplicaciones para móviles y tabletas, que permiten acceder a esta información en cuestión de segundos. También existen apps que ayudan a comparar precios y productos. Por ejemplo, aquellos clientes que se hayan descargado la app EROSKI pueden ahorrar hasta 100 euros más al año, ya que esta herramienta facilita y agiliza la activación de estos vales ahorro en el dispositivo móvil. Los socios de EROSKI club reciben hasta 20 vales al mes personalizados a través de esta app, la web o de forma física en la tienda.
Comprar alimentos de proximidad y de temporada
Es frecuente encontrar en los estantes pescados, frutas y verduras que llegan desde países lejanos en meses que nada tienen que ver con su ciclo natural. Que en diciembre se vendan cerezas frescas o en pleno julio podamos comprar naranjas es señal de que algo no encaja. Es el calendario el que marca cuál es la época idónea para consumir los distintos alimentos: frutas de hueso en verano, cítricos y alcachofas en otoño e invierno, espárragos en primavera… Lo mismo sucede con el pescado, con especies que se capturan solo en determinados meses, como ocurre con el bonito del norte en julio y agosto, por ejemplo. Por eso, lo mejor es decantarse siempre por alimentos frescos de temporada que procedan de un entorno de proximidad.
Las empresas de distribución cada vez orientan más al consumidor en este sentido. Por ejemplo, la cooperativa EROSKI tiene en su web un interesante calendario de temporada para dar siempre prioridad a lo que más se produce en cada etapa del año. Además del ahorro que conlleva y de sus propiedades saludables, se contribuye así a fomentar el empleo y la economía de las comunidades locales.
Recurrir a marcas blancas
Cada supermercado suele disponer de un amplio surtido de marcas propias a precios más bajos y de buena calidad: legumbres, lácteos, bebidas, conservas, aceite… En realidad, quienes producen estos alimentos son fabricantes reconocidos que, al no invertir en publicidad, abaratan costes, lo que repercute para bien en el bolsillo el consumidor.
Un ojo, siempre en las ofertas de última hora
Es frecuente que muchos supermercados ofrezcan ahorros de hasta el 50% en productos que están a punto de caducar. O promociones 3x2 (o 2x1). O descuentos de hasta el 70% por la compra de una segunda unidad. Lo suyo es aprovechar estas oportunidades y adquirir los productos que se incluyen en estas ofertas. Al fin y al cabo, se trata de comprar más por menos dinero. Y, volviendo a los alimentos frescos, conviene aprovechar las ofertas de las llamadas frutas y verduras feas. Suelen tener cierta rebaja, y conservan todas sus propiedades.
Huir de las tentaciones
Aunque no pasa nada por darse un capricho de vez en cuando, hay que intentar no caer en la trampa. Estos pecados veniales recaen en muchas ocasiones en alimentos menos saludables que, encima, encarecen la factura. Ir al super justo después de comer, con el apetito ya saciado, y acudir sin niños pequeños, son gestos que ayudan a evitar estas tentaciones.
Todas estas propuestas demuestran, en definitiva, que el ahorro es el resultado de una suma de muchas pequeñas acciones. Y aunque parezca complicado, siempre es posible economizar la lista de la compra. Al fin y al cabo, son los propios supermercados los que ofrecen al cliente multitud de iniciativas con las que abaratar la factura final, sin que eso implique comer alimentos de peor calidad.