Adiós al carbono
Para muchos, los días del carbono están contados, pero la realidad nos presenta frente a un problema de complejidad y magnitud mucho mayor, el cual requiere de un esfuerzo conjunto y sin precedentes
Dentro de los varios desafíos puntuales, en torno al momento de urgencia por el cual atraviesa el planeta Tierra, la disminución de la huella de carbono resulta uno de los más apremiantes y complejos, dada la voracidad y el tamaño del daño climático que el uso de los hidrocarburos ha generado a la fecha.
De acuerdo con el reciente Informe sobre la Brecha de Emisiones a cargo de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el de 2020 es uno de los años más cálidos jamás registrados, en donde los incendios forestales, las tormentas y sequías continuaron causando estragos, a lo que se suman las emisiones contaminantes derivadas de combustibles contaminantes, encaminándonos a un calentamiento global de tintes catastróficos.
Este escenario nos ha llevado de las acciones en corto, como el uso responsable de la energía doméstica y el empleo de alternativas ecológicas en materia de movilidad híbrida o eléctrica, a tratados y compromisos puntuales en la materia como el Acuerdo de París, además de un aumento en el uso y promoción de energías verdes, renovables y las estrategias empresariales que pongan mayor énfasis y atención en áreas estratégicas asociadas como el transporte o la logística.
En este sentido, el mensaje en torno a la descarbonización no solo como una urgencia planetaria global sino también como una opción de inversión viable para las empresas y las economías familiares, ha sido también un camino de aprendizaje y oportunidades, mismo que va tomando forma de a poco y que en el largo plazo puede representar cuantiosos beneficios integrales a nivel negocio, economía, sociedad y medio ambiente.
El piloto de futuro
Resulta paradigmático que ante este contexto, diversos actores de la vida productiva comienzan a diversificar su oferta verde, enfrentando el desafío conjunto rumbo a la descarbonización desde su campo de acción, en donde la banca privada en México, a través de BBVA, aporta un grano de arena en ese trinomio vital que comprende el medio ambiente, la sociedad y la economía, mediante beneficios sostenibles tanto para crédito como seguro de auto, con tasas fijas de interés, cashback y meses sin intereses, con preferencia en autos híbridos y eléctricos.
Recientemente, varios gobiernos del mundo y 7,000 de las empresas más grandes del mundo se han dado a la tarea de abonar a este cambio de mindset, en donde la prevención de la acción climática y la reducción de la huella de carbono puede también impulsar una reactivación económica importante. Ante este contexto, el Foro Económico Mundial ubica seis puntos clave para frenar el impacto ambiental con bajos costo de cara a 2030, en donde destaca
1. Identificar el impacto y redefinir prioridades.
2. Diseñar buenas prácticas industriales.
3. Emitir señales adecuadas al público.
4. Mejorar la infraestructura de producción.
5. Crear una reglamentación clara.
6. Crear un sistema de confianza.
El de 2021 es un año crítico y definitivo en el ámbito climático, en donde la crisis global demanda una participación consciente y participativa para mejorar el presente y futuro del planeta. Y decirle adiós al carbono de forma contundente es el primero de muchos espacios que transformarán y revertirán los efectos contaminantes de este en todo el mundo.