Vox lleva su acto fin de campaña ante la sede del Supremo
El partido ultranacionalista intenta capitalizar su acusación popular en el juicio contra el procés independentista
Vox quiere capitalizar el juicio contra los responsables del proceso independentista, en el que su secretario general, Javier Ortega, y su vicesecretario jurídico, Pedro Fernández, ejercen la acusación popular. Para ello, nada mejor que llevar su acto fin de campaña a la madrileña Plaza de la Villa de París, donde se encuentra la sede del Tribunal Supremo.
El partido ultranacionalista ha convocado este viernes, ante las puertas del alto tribunal, un acto en el que hablarán su líder, Santiago Abascal, su cabeza de lista al Parlamento Europeo, Jorge Buxadé, su candidata a presidir la Comunidad de Madrid, Rocío Monasterio, y el propio Javier Ortega, aspirante a la alcaldía de la capital. En principio, no está previsto que ese día se celebre sesión, por lo que el acto electoral no coincidirá conla vista oral a los líderes del procés, pero el tribunal podría habilitar la jornada para recuperar el tiempo perdido el lunes y martes, cuando se suspendió con motivo de la constitución de las Cortes.
Vox ya intentó protagonizar el rechazo al independentismo el martes en el Congreso, cuando sus 24 diputados, sentados detrás del banco azul del Gobierno, se dedicaron a patear y aporrear los escaños para que no pudiera escucharse el acatamiento a la Constitución de los cuatro diputados independentistas enjuiciados por rebelión. Abascal les acusó de haber "atacado y no acatado" la Constitución con sus apostillas al juramento y pidió a la Mesa de la Cámara baja su suspensión inmediata.
El partido ultranacionalista elige escenarios emblemáticos para sus principales actos electorales. La campaña de las generales la arrancó en Covadonga (Asturias) y concluyó en la madrileña Plaza de Colón, donde los tres partidos de la derecha celebraron su concentración de febrero pasado en la que reclamaban elecciones. La campaña de las europeas y locales la abrió en Paracuellos del Jarama (Madrid), aunque omitió cualquier referencia a la matanza de presos bajo custodia de las autoridades republicanas durante la Guerra Civil, y la cierra ante el alto tribunal.
La Plaza de París es mucho más reducida que la de Colón, pero esa menor ambición sigue la tónica de esta campaña, en la que Vox no ha repetido los actos multitudinarios de las generales. Esta vez, su mitin más masivo fue el celebrado el pasado martes en la plaza de toros Valdemoro, al que acudieron unas 2.800 peronas, unos tres cuartos del aforo.
Aunque Vox no permite que EL PAÍS esté presente en sus actos de campaña, eso no significa que EL PAIS esté ausente. S Moda (la revista de moda, tendencias, belleza y famosos de EL PAÍS) protagonizó el mitin del Valdemoro. Tras arremeter contra la "prensa progre", Buxadé dedicó la mayor parte de su intervención a comentar un artículo de S Moda (que erróneamente atribuyó a EL PAIS Semanal) titulado “10 frases (de madre de toda la vida) que no deberías decir a tu hija en 2019”.
El artículo analizaba, en base a la opinión de profesoras universitarias y expertas, una serie de frases hechas y estereotipos que se inculcan a las niñas y que supuestamente transmiten el papel subordinado que se atribuye e las mujeres en la sociedad.
Tras disculparse por haberlo leído, alegando que se veía obligado a ello como candidato, fue reivindicado algunas de esas sentencias supuestamente machistas (“para presumir hay que sufrir”) para acabar quejándose de que se pretenda prohibir que se llame “princesas” a las niñas. El artículo no proponía prohibir nada, sino que recogía la opinión de una feminista que prefería llamar a su hija “ángel” o “estrella”, porque “princesa” remite a la existencia de “un príncipe que la rescatará”.
“Nuestras hijas son princesas y la madrastra y las hermanastras son esas feministas feas que les dicen a las mujeres lo que tienen que hacer”, concluyó Buxadé, reinterpretando la Cenicienta entre los aplausos del público.
El programa de Vox para las elecciones autonómicas del domingo exige “el consentimiento expreso" de los padres para que los maestros puedan realizar "cualquier actividad con contenidos de valores éticos, sociales, cívicos, morales o sexuales”; lo que no explica es cómo podrían los hijos de inmigrantes asumir los valores propios de la sociedad europea en materia de igualdad y no discriminación si sus progenitorores no permiten que los aprendan en la escuela.
Más allá de su programa, los dirigentes de Vox se han mostrado en diferentes declaraciones partidarios de los métodos tradicionales de educación. “He dado y, de vez en cuando, doy azotes a mis hijos y no voy a renunciar a darlos. Les viene muy bien”, asegura la candidata a presidir la Comunidad de Madrid, Rocío Monasterio (La España viva. Kalma. 2018). “El Estado prohíbe a los padres corregir a sus hijos con un cachete, con un levísimo castigo físico, pero ese mismo Estado nos permite y nos ayuda a desmembrar y matar a nuestros hijos si aún no han abandonado el vientre materno”, afirma el líder del partido, Santiago Abascal, aludiendo al aborto (Hay un camino a la derecha. Stella Maris. 2015).“Ya desde pequeñitos un suave azote en el dodotis cuando se ponen incontrolados es mano de santo”, remata.
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