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Condenada a no acercarse a su hija durante un año por darle latigazos con el cable del móvil

Un juzgado de lo Penal de Valladolid ha impuesto la pena a pesar de que la chica, de 15 años, aseguró en una carta que se lo inventó todo para ir a un centro de menores y tener más libertad

Un iPhone conectado a un cargador externo.
Un iPhone conectado a un cargador externo.EDUARDO MUÑOZ (Reuters)

Una mujer ha sido condenada por el Juzgado de lo Penal 4 de Valladolid a no aproximarse a su hija durante un año por darle latigazos a su hija de 15 años con el cable de un móvil en agosto de 2017. La condena se ha producido a pesar de que la hija aseguró en una carta que denunció a la policía que la maltrataban porque quería que la llevaran a un centro de menores para gozar de mayor libertad y así poder verse con el chico que le gustaba.

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La sentencia, contra la que cabe recurso, considera probado que la madre golpeó a su hija con el cable del móvil y la absuelve de otras acusaciones, como que también la agredía con una cuchara de madera o que el maltrato era habitual. La Fiscalía había pedido para ella un total de cuatro años y cuatro meses de prisión.

Además de no poder acercarse a menos de 500 metros de su hija, la sentencia obliga a la mujer a trabajar 65 jornadas en beneficio de la comunidad, a no comunicarse con la menor durante diez meses y a no llevar armas durante dos años y un día.

En el caso de que la mujer no acceda a esta pena, el juez plantea otra opción que consistiría en su ingreso en prisión durante diez meses y las prohibiciones de aproximarse y comunicarse con su hija durante un año y diez meses.

Carmen Hedrosa, abogada de la madre, ya ha anunciado que recurrirá la condena en apelación ante la Audiencia de Valladolid. El juzgado ha absuelto a la pareja de la madre, que también se exponía a una petición fiscal de dos años y once meses de prisión por el supuesto maltrato.

La menor, que vivía con la madre y su pareja en un piso que en el que la pareja alquilaba habitaciones a otras personas, acudió el pasado 5 de agosto a la policía, acompañada de una mujer que convivía con ellos, para denunciar que su madre y su padrastro la maltrataban desde hacía unos tres años.

De la madre contó que la golpeaba con la zapatilla y una cuchara de madera, le propinaba tortas y hasta la azotaba en la espalda con el cable del móvil. De su pareja llegó a decir que había intentado un día asfixiarla tapándole la boca. Como prueba gráfica, presentó unas fotos que le había hecho la mujer con la que acudió a comisaría.

Durante el juicio, sin embargo, la menor se desdijo de todo lo que había denunciado y explicó, ante la incredulidad de la fiscal del caso, que todo era pura invención y que lo hizo porque había oído que en un centro tutelado de la Junta, donde se encuentra desde entonces, iba a gozar de mucha más libertad e incluso recibiría dinero.

La carta en la que pide volver

La menor escribió a primeros de abril una carta de su puño y letra que la defensa presentó como prueba en la que expresaba su "arrepentimiento" por la denuncia presentada, negó haber sido víctima de malos tratos y explicó los verdaderos motivos que le llevaron a ello, la negativa de su madre a que saliera con un chico que no le gustaba y las reprimendas recibidas por faltar a clase para estar con él.

En dicha misiva, la menor contaba que decidió denunciar porque creía que si ingresaba en un centro tutelado de la Junta gozaría de mayor libertad e incluso que contaría con dinero aportado por el centro, algo que ha visto ahora que no era cierto.

En su escrito, en el que asegura que desea volver con su madre y su padrastro, sostiene ahora que las lesiones en la espalda y piernas se las autoinfligió ella misma para que la creyeran.

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