Apoyo sin intermediarios para los guardianes de los bosques del mundo

Varios países se comprometieron a apoyar con financiación directa a los pueblos nativos durante la última cumbre del clima, en noviembre del año pasado. Sin embargo, falta tratarlos como socios paritarios

Ginebra Peña
S. Grouwels J. Zapata D. Kaimowitz

Los pueblos indígenas manejan un buen 40% de la superficie terrestre protegida y de los ecosistemas ecológicamente intactos del planeta, y están legalmente reconocidos como propietarios de, al menos, el 12% de la superficie de tierra forestal del mundo. Sin embargo, en muchas partes, ni estos ni las comunidades locales poseen la tenencia de la tierra forestal en la que viven, a pesar de que cuando la tienen, pueden conservarla mejor. Un informe reciente encontró que, en América Latina y el Caribe, los bosques de estas comunidades tienen menores índices de deforestación y menores emisiones de carbono. Por lo tanto, los pueblos originarios son clave para alcanzar muchos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, incluido el ODS 13 (Acción por el clima).

Sin embargo, menos del 2% de la financiación mundial relacionada con el cambio climático llega hasta los pequeños productores agrícolas, los pueblos indígenas y las comunidades locales de los países en desarrollo.

En uno de los grandes avances de la cumbre del clima de Glasgow celebrada el noviembre pasado (COP26), los gobiernos del Reino Unido, Noruega, Países Bajos, Estados Unidos y Alemania, junto con 17 fundaciones filantrópicas, se comprometieron a destinar 1.700 millones de dólares estadounidenses (1.667 millones de euros) entre 2021 y 2025. El objetivo: proteger los derechos de estos legítimos propietarios a la tenencia de sus tierras ancestrales y apoyarlos como guardianes de los bosques del mundo.

A fin de realizar este compromiso con el verdadero espíritu con el que se adquirió, los fondos deben canalizarse directamente a sus beneficiarios. Esto les permitiría decidir cómo utilizarlos, ya que son ellos quienes mejor entienden la situación sobre el terreno.

Los fondos deben canalizarse directamente a los pueblos indígenas. Esto les permitiría decidir cómo utilizarlos, ya que son ellos quienes mejor entienden la situación sobre el terreno

Sin embargo, es necesario modificar la forma en que se entrega la financiación relacionada con el cambio climático para crear un canal a lo largo del cual esta pueda fluir directamente.

La complejidad de requisitos y normas en muchos países impide que la ayuda gubernamental para el desarrollo se entregue directamente a los pueblos indígenas y las comunidades locales. En el otro extremo del canal, muchas organizaciones comunitarias no tienen condición jurídica ni capacidad para recibir y administrar grandes sumas de dinero. A menudo se encuentran en zonas remotas donde no hay servicios bancarios y donde nadie guarda los recibos de las transacciones.

Se vuelve necesario reconocer verdaderamente a estos colectivos y tratarlos como socios paritarios en la lucha mundial contra el cambio climático. Estos necesitan un intercambio genuino de conocimientos y apoyo para consolidar sus organizaciones y desarrollar la capacidad de recibir y administrar fondos relacionados con el cambio climático sin necesariamente tener que pasar por intermediarios.

El Mecanismo para Bosques y Fincas –una alianza entre la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Instituto Internacional de Medio Ambiente y Desarrollo (IIED), la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) y AgriCord– ha estado defendiendo estos objetivos como parte de su labor de apoyo a los pueblos indígenas y las comunidades locales.

Canalizar fondos directamente a sus beneficiarios no es imposible: ya existen mecanismos para hacer que esto funcione y, en algunos lugares, ya han realizado el trabajo preliminar. Por ejemplo, la Alianza Mesoamericana de Pueblos y Bosques, una asociación de pueblos indígenas y comunidades forestales de América Latina, estableció el Fondo Territorial Mesoamericano, a través del cual se canaliza a sus miembros la financiación internacional relacionada con el cambio climático. Los fondos se destinan a comunidades que combinan conocimientos ancestrales y las últimas ideas innovadoras para proteger los bosques, mejorar los medios de vida y defender el reconocimiento de sus derechos y experiencia. Esta asociación está trabajando para compartir sus experiencias con los habitantes de otras regiones.

Los pueblos indígenas representan casi el 19% de quienes viven en situación de pobreza extrema

Los pueblos indígenas representan casi el 19% de quienes viven en situación de pobreza extrema. También suelen estar en la primera línea de los conflictos por la protección de la naturaleza, siendo sus miembros asesinados mientras intentan proteger los bosques de actividades comerciales ilegales o destructivas.

Se han elevado las esperanzas de que el mundo entienda el valor de su trabajo transcendental, que sus derechos serán reconocidos y que recibirán su parte justa de la financiación relacionada con el cambio climático.

No podemos darnos el lujo de no hacer que este sistema cambie la arquitectura de la financiación relacionada con el cambio climático. Tal y como se ha reconocido en el compromiso de la COP26, sin traer a los pueblos indígenas a la mesa como socios paritarios, no podemos salvar el planeta.

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