11 fotosPoliomielitisAfganistán, uno de los dos reductos de poliomielitis en el mundoLa erradicación de la enfermedad se ha dificultado debido a la oposición de los talibanes, los sistemas de salud frágiles y el rechazo de las familias a la vacunación en zonas ruralesThibault LeféburePlaneta Futuro - 07 sept 2022 - 05:30CESTWhatsappFacebookTwitterLinkedinCopiar enlaceRazia, de 14 años, con su familia en casa, a las afueras de Kabul. La adolescente contrajo polio en los primeros meses de vida y depende de su familia para todo en el día a día.Thibault Lefébure (EL PAÍS)Narghis, la madre de Razia, no cuenta con ninguna ayuda para encargarse de su hija. “Tras el desayuno, la cargo a mi espalda para llevarla al jardín y que tome el sol. Está fuera hasta la tarde, cuando vuelvo a darle comida y le cambio la ropa”, explica. “No dice cuándo quiere ir al baño. Lo hace aquí mismo”, cuenta, sin tapujos. “Le doy menos comida para que no tenga necesidad de ir mucho al baño”.Thibault Lefébure (EL PAÍS)La familia de Razia se instaló a las afueras de Kabul, en el barrio de Pul-e-Charkhi, donde el alquiler les asfixia económicamente. El día a día se convierte en un camino de obstáculos.Thibault Lefébure (EL PAÍS)Cuando Razia llegó por primera vez al hospital de Kabul, los médicos le dijeron que fuera a Pakistán para recibir tratamiento. La familia, sin recursos, no pudo seguir las recomendaciones médicas. Después de dos años, el problema empeoró.Thibault Lefébure (EL PAÍS)El director del Hospital de Niños Indira Gandhi, en Kabul, el doctor Mohammad Hasib, es talibán. El cambio de régimen ha reemplazado los antiguos cargos del hospital por los fundamentalistas.Thibault Lefébure (EL PAÍS)Los sistemas de salud frágiles y el rechazo de las familias a la vacunación en las zonas rurales han dificultado la erradicación de la enfermedad. Además, antes de su vuelta al poder, los talibanes se negaban a que los vacunadores actuaran, ya que consideraban que servían como instrumento de espionaje para el ejército estadounidense. En la imagen, pacientes en las salas de espera del hospital de Kabul.Thibault Lefébure (EL PAÍS)Nasiba con su hija Rushana, quien ha estado bajo observación en un ala atestada del hospital durante varios días por sospecha de poliomielitis.Thibault Lefébure (EL PAÍS)En noviembre de 2021, los talibanes aceptaron que se retomara la campaña de vacunaciones. El reto: llegar a los 3,3 millones de niños que no habían recibido dosis desde 2018, la última vez que los equipos de vacunación pudieron llegar a las áreas más remotas de Afganistán. En la foto, una madre con su bebé entra en el hospital.Thibault Lefébure (EL PAÍS)En el hospital de Kabul, un médico pasa una llave debajo del pie de un bebé para probar su sensibilidad.Thibault Lefébure (EL PAÍS)Una trabajadora de la salud vacuna a un bebé en el hospital de Kabul. A finales de febrero de este año, varios ataques simultáneos acabaron con la vida de ocho vacunadores, lo que obligó a la ONU a suspender temporalmente las inmunizaciones en Kunduz y Tahar, las provincias del norte de Afganistán afectadas. Thibault Lefébure (EL PAÍS)En las sillas del pasillo del Hospital Indira Gandhi, madres e hijos esperan su turno. En la imagen, dos mujeres y un niño aguardan en una sala de espera.Thibault Lefébure (EL PAÍS)