Podcast | Intentar digitalizar la enseñanza con estudiantes sin luz
Los esfuerzos del Gobierno de Guatemala y las entidades locales por educar a través de las teles y radios solo llegaron a las casas de los más afortunados: los que tenían electricidad. En las áreas más empobrecidas, la pandemia se tradujo en una mayor carga de trabajo para padres y profesores y en un año perdido para miles de niños. Escucha en este podcast su historia
César Enrique Bol Coy vive en una de las muchas casas sin electricidad de Alta Verapaz, Guatemala. En este departamento solo uno de cada cinco hogares cuentan con luz. Y en otros cuatro la red eléctrica no supera el 80%. Aquí no llegaron los programas de Aprendo en casa del Ministerio de Educación que se emitían periódicamente en la radio y la televisión. Para que este niño con discapacidad cognitiva y psicomotriz pudiera cursar tercero de Primaria durante la pandemia, la ‘seño’ Carmen Cú Tipol ha sido fundamental. Y la madre de César, quien tuvo que aprender de memoria el temario de su hijo para repasarlo con él cada tarde. Incansables, los padres de familia y los profesores han cargado también con el peso de un año de educación a distancia.
A pesar del esfuerzo de las autoridades educativas por amenizar la formación desde casa, estas cápsulas complementarias solo llegaron a los privilegiados que cuentan con electricidad o dinero suficiente para comprar pilas para la radio. Don Mauro no es uno de ellos. Aunque tiene una, los seis miembros de su familia viven con el equivalente a cinco euros semanales desde que estalló la pandemia. Las pilas no eran prioritarias. “Soy jornalero y dejaron de llamarme”, cuenta desde su casa de madera y cañas. Su hija Laura Rosemary (10) sueña con ser matemática. Pero sobre todo, con volver a ver a su profesor y estar algo más cerca de la normalidad. Este es un recorrido sonoro por los escritorios improvisados de varios niños, los platós de grabación del Ministerio de Educación, la lucha de unos padres que sueñan con que sus hijos tengan un futuro mejor y la perseverancia de una profesora que también es el motor de toda una comunidad.
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