Filibusterismo

Se dan las condiciones para que la Fiscalía investigue a Casado por prevaricación, obstrucción a la justicia y atentado contra la independencia judicial

El líder del PP, Pablo Casado asiste a la celebración este lunes del acto de apertura del Año Judicial en el Tribunal Supremo en Madrid.Pool EFE / Emilio Naranjo (GTRES)

Tras un accidentado verano, el nuevo curso comienza igual que acabó el anterior, con Gobierno y oposición enzarzados en un tortuoso ajuste de cuentas con trepidante toma y daca de aciertos y errores que mantiene bloqueada la renovación de los altos órganos judiciales, dado el patológico filibusterismo del principal partido de la oposic...

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Tras un accidentado verano, el nuevo curso comienza igual que acabó el anterior, con Gobierno y oposición enzarzados en un tortuoso ajuste de cuentas con trepidante toma y daca de aciertos y errores que mantiene bloqueada la renovación de los altos órganos judiciales, dado el patológico filibusterismo del principal partido de la oposición.

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Recapitulemos. En julio, el presidente Sánchez abrió una crisis de Gobierno defenestrando a los culpables de la debacle madrileña del 4M. A continuación, el nuevo ministro de Exteriores logró que el soberano alauí perdonase a nuestro país por su acogida al enfermo líder polisario. Acierto que el ministro del Interior aprovechó en agosto para iniciar la devolución sin garantías legales de los mil menores no acompañados que el reino marroquí había colado en Ceuta a traición. El escándalo resultó mayúsculo, aunque el juez-ministro no cesó ni dimitió. Y todo cayó al olvido tras la revolución de los talibanes, lo que aprovechó La Moncloa para escenificar con Von der Leyen un puente aéreo Kabul-Torrejón vendido como un éxito pese a que los italianos lograron rescatar en silencio el doble de afganos. Entretanto, la escalada del kilovatio se salía de madre, amenazando con arruinar el clima de euforia por la reactivación en ciernes. Menos mal que al final se cumplió el objetivo de vacunación antes que los demás países de nuestro tamaño, lo que aprovechó Sánchez para inaugurar el curso con cierto triunfalismo. Pero de nuevo la hubris le jugó una mala pasada a La Moncloa, pues el ministro Bolaños se vino arriba en la SER y cometió una gaffe de principiante, al sostener que a los jueces deben elegirlos los ciudadanos. Y eso brindó la ocasión al líder del PP para comprometerse a bloquear definitivamente la renovación de la alta magistratura: lasciate ogni speranza.

Palabras mayores, pues eso es una muestra de libro de filibusterismo antidemocrático. Lo que Casado intenta hacer, si no lo remedia nadie, es repetir la jugada del Partido Republicano en EE UU (donde, por cierto, muchos jueces estatales sí son elegidos por los ciudadanos), cuando impidió con maniobras dilatorias que Obama pudiese proponer nuevos jueces del Supremo, mientras en la legislatura siguiente facilitó que Trump nombrase a tres en un solo mandato. Gracias a eso, hoy el Partido Republicano cuenta con un Tribunal Supremo adicto que le va a permitir recortar los derechos electorales de las minorías y el derecho al aborto de las mujeres. Y aquí en España el PP se dispone a hacer lo mismo, bloqueando la renovación de los altos tribunales a fin de lograr no sólo la impunidad por el caso Kitchen, sino además la garantía para revertir en el futuro las reformas legales del Gobierno de coalición.

¿Cómo se puede impedir a Casado tamaño desacato? Creo que se dan las condiciones para que la Fiscalía General inicie una investigación dirigida a querellarse contra él por prevaricación, obstrucción a la justicia y atentado contra la independencia judicial, recabando del Congreso el suplicatorio para su desafuero. Si se va a hacer con el ex rey y se hizo con Garzón, ¿por qué no contra el contumaz Casado?

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