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Claudia Sheinbaum
Columna
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La comunicación política de Claudia Sheinbaum

La Mañanera ha sido apropiada popularmente, y por esa razón la próxima presidenta ha decidido que permanezca a partir del 1 de octubre

Claudia Sheinbaum llega a una conferencia de prensa en el Palacio Nacional de Ciudad de México, en junio de 2024.
Claudia Sheinbaum llega a una conferencia de prensa en el Palacio Nacional de Ciudad de México, en junio de 2024.Mónica González Islas
Salvador Camarena

Claudia Sheinbaum, la candidata ganadora del 2 de junio, explicó este jueves, en la ya tradicional conferencia donde revela nombres y/o configuración de lo que será su gabinete, que la mañanera es ya “del pueblo de México”, y que por lo mismo la mantendrá, así explore realizarle algunos ajustes.

En la rueda de prensa del primer día de agosto, al revelar datos de una encuesta sobre lo que la gente quisiera de la “nueva” Mañanera, Sheinbaum también deslizó elementos de lo que podría ser el modelo de comunicación en el Gobierno que comenzará en dos meses.

La mañanera es vista por quien ocupará el Palacio Nacional como un instrumento informativo “indispensable” para tener y mantener una comunicación “directa” con la sociedad, no necesariamente en menoscabo de los medios, pero sin atenerse a estos.

Es muy importante que haya información directa de la Presidencia al pueblo, recalcó Sheinbaum. En la concepción de la próxima presidenta, esa será la función principal: no depender de medios, convencionales o alternativos, para informar.

Además, la segmentación que hizo del panorama mediático en esos campos —convencionales o “alternativos”— permite afirmar que también permanecerá la noción de que hay medios que obedecen a agendas particulares, y otros que (supuestamente) no.

Los primeros corresponderían a prensa, radio y televisión “tradicionales” (no importa si algunos de esos medios nacieron de forma digital y en los tiempos de internet).

Esos medios estarían definidos por su modelo de negocio (privado), por su adhesión al concepto de que la prensa ha de mantener bajo escrutinio permanente al poder, por históricos —porque existían antes del 2018—, o porque no son abiertamente aliados del obradorismo.

En cambio, los medios alternativos serían —y sigo aquí en terreno especulativo— ese enjambre de plataformas que o bien son comunitarias, o no forman parte del llamado mainstream, o muestran simpatía con el obradorismo, o han sido impulsados por la actual administración, o son de plano y orgullosamente aliados.

Intento aquí un listado exploratorio y para nada una definición concluyente. Por lo mismo, los medios “alternativos” no tendrían que reunir ni todas ni la mayoría de las características mencionadas en el párrafo anterior, en donde incluso agregaría a los “medios públicos”.

De tal forma se puede avizorar que la batalla mediática, o el debate público, en el siguiente periodo gubernamental, ocurrirá sobre una mesa con tres patas: la mañanera, los medios convencionales y los medios alternativos.

De los dos primeros no hace falta agregar mucho más. El inicial es el Gobierno ejerciendo su derecho y cumpliendo su deber de informar, y haciendo ambas cosas con el potente instrumento que confeccionó Andrés Manuel López Obrador. Ya veremos los matices de Claudia Sheinbaum.

El segundo, son los medios que si bien estos años han sido más o menos colonizados por voces afines al lopezobradorismo, con mayor o menor virtud a la hora de elegir esos defensores, ya despuntaban en el mapa de la opinión pública.

Lo interesante, para bien y para mal, podría darse en torno al tercer universo.

Medios alternativos como concepto en desarrollo cuya primera definición tendría que ser, aunque suene a perogrullo, que no son convencionales, que no conforman los usual suspects de la prensa mexicana, cuyas raíces y modos se pueden rastrear en el siglo XX.

Otra de sus características es que serán impulsados en el siguiente sexenio. Y el origen de ese impulso sería, en una aparente contradicción, el propio Gobierno federal: la administración armando o formalizando una red aliada “alternativa”.

Si esa hipótesis está bien encaminada, entonces estos meses de transición serán dedicados a 1) hacer aún más gobiernistas, antes que menos, los llamados medios públicos, y 2) a reconfigurar estos para que la Presidencia sea definitivamente la estrella en torno a la que giren los planetas “alternativos”.

Digo deliberadamente Presidencia, porque una duda que se debe plantear es si los medios alternativos no serán coordinados desde el Gobierno, pero para servir más bien al movimiento, y no necesariamente a la presidenta. Pero no adelantemos vísperas.

Sheinbaum dijo este jueves que ya pronto dará a conocer a su jefe o jefa de comunicación social. En lo que se desvela el nombre debe ponerse atención a la cita que sostuvo la presidenta con Jesús Ramírez hace unos días, y a una iniciativa que ha lanzado el jefe de la propaganda de López Obrador.

Ramírez promueve estos días la convocatoria al “Primer encuentro continental de comunicadores independientes: informar es liberar”. Ese foro es publicitado en las páginas oficiales del Gobierno de México, así remita a que se envíe solicitud a un correo electrónico de gmail.

El encuentro está programado para finales de agosto y tiene varios objetivos (desde conocer experiencias “independientes” hasta “generar una red continental”).

Los organizadores advierten que “solo pueden participar medios alternativos o comunitarios. No podrán inscribirse medios comerciales, gubernamentales, financiados por empresas privadas o partidos políticos; solo aquellos que son independientes de intereses corporativos, económicos o políticos”. Sic. ¿Habrá algún medio de comunicación pública que sea apolítico, que no quiera influir en la sociedad y en las decisiones públicas?

En todo caso, interesante el ejercicio que el actual jefe de prensa de López Obrador intenta al cuarto para las doce del fin del sexenio: eso obliga a preguntarse si la red que se pretende generar será puesta al servicio del siguiente gobierno, ¿o de quién más?

Alternativos o no, los medios al final son medios, dijo Sheinbaum este jueves, como queriendo decir, la mañanera se queda porque me garantiza a mí, la titular del Ejecutivo, el control, incluso frente a aliados y frente a otros compañeros del movimiento.

Por lo pronto, confirmada está la mañanera, los medios de siempre y quizá un nuevo, e intrigante, sistema de medios “alternativos” a partir de octubre.

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