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100 días después
Columna
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Taxco, tragedia en un pueblo mágico

100 días después del secuestro de una menor y el linchamiento de sus presuntos perpetradores, actualmente lo que existe es el silencio

Taxco, Guerrero
Pobladores de Taxco participan en el linchamiento de la presunta secuestradora de una menor en el municipio.Cuartoscuro

Hay tragedias que necesitan más de 100 días para disipar el odio, para alejar el terror, para que alguien hable. La ocurrida en Taxco el 28 de marzo se enmarca en una de las más terribles que este país haya vivido. Aquel miércoles en el pueblo mágico de Guerrero, una niña de ocho años de edad fue a visitar a su vecina y amiga, quien la invitó a jugar en una alberca en su casa. La pequeña Camila Gómez llegó a la cita alrededor de las 13.00 horas, ya lista con su traje de baño. Tan solo una hora después, la niña saldría de ese domicilio cargada por un hombre, que la llevaba en hombros en una bolsa negra hasta el maletero de un taxi, acompañado de una mujer: la madre de la niña que invitó a Camila a jugar.

Esto último se supo hasta el día siguiente, cuando otros vecinos proporcionaron videos de cámaras de seguridad de los alrededores. Al principio, la propia mujer negó haber recibido a Camila en su casa: cuando Margarita Ortega, la madre de la niña acudió a buscarla (a las 16.00 horas), Ana Rosa Díaz aseguró que la niña nunca llegó a la cita. Ante esto, Margarita reportó su desaparición y horas después, en el Ministerio Público, recibió tres mensajes en los que le pedían rescate por la menor: primero 250.000 pesos, luego 35.000 y al final 8.000. Ortega nunca entregó el dinero y, cuando revisaron los videos de seguridad, acusaron a Ana Rosa y al taxista José Ricardo —su pareja— de la desaparición de Camila.

Mientras la niña seguía reportada como secuestrada, la policía la buscó en los alrededores y no tardó en encontrarla: la bolsa negra con el cuerpo fue hallada la madrugada del jueves 28 sobre la carretera Taxco— Cuernavaca, no muy lejos de la zona. Con el hallazgo y la evidencia de los videos, se esperaba que la policía acudiera a detener a la pareja, pero no habían sido giradas las órdenes de aprehensión. Por lo que antes del mediodía, los vecinos de La Florida cercaron la casa de Ana Rosa para evitar que huyeran, mientras las autoridades iban por ellos.

De acuerdo con sus testimonios, recogidos por la prensa en esos días, desde las 04.00 horas que fue reconocido el cuerpo de Camila y durante toda la mañana, la policía estatal se dedicó a prometer que ya pronto llegarían las órdenes de aprehensión, que ya habían sido solicitadas a un juez. Que esperaran solo media hora para la orden, porque el grupo ya era una turba que amenazaba con allanar el domicilio y sacar a la pareja. Pasó la media hora y la orden no llegó: pese a que la familia de Camila pedía sensatez y no resolver el asunto con violencia, los vecinos quitaron la barrera de policías que protegía la vivienda y entraron a sacarlos, armados con palos, tubos, barretas y piedras. Era Jueves Santo y la segunda tragedia comenzó a ocurrir.

El testimonio gráfico de ese día —los videos fueron censurados de las redes, pero quedaron muchas fotografías y la cobertura de los medios— deja en evidencia la poca acción policial durante el linchamiento: la turba golpeó, pateó y arrastró a Ana Rosa Díaz y a sus dos hijos, Alfredo y Axel, sin mucha oposición de la policía. En un momento rescataron a los hombres pero no a la mujer, que era a quien más golpeaban. Una vez rescatados, los hijos de Ana fueron trasladados al hospital para ser atendidos pero a ella incluso la bajaron de la patrulla cuando la policía por fin la retuvo. La subieron de nuevo y ahí la seguían jalando de los cabellos y pateando. Fue trasladada al Ministerio Público, pero murió en el camino.

Una vez recuperados, Axel y Alfredo fueron detenidos y, pocos días después, vinculados a proceso: el primero por feminicidio y fue encerrado en la prisión de Tuxpan, en Iguala, donde espera sentencia. El segundo es menor de edad, por lo que al ser vinculado a proceso tras la primera audiencia, está recluido en el Centro de Ejecución de Medidas para Adolescentes en Chilpancingo, la capital del estado. El taxista que llevó a Camila en hombros, José Ricardo ‘N’ fue detenido desde la madrugada de ese jueves, presuntamente porque confesó dónde habían arrojado el cuerpo, y fue vinculado a proceso tan solo dos días después.

Las crónicas de ese día afirman que la turba solo se calmó cuando llegó a esa calle la carroza con el cuerpo de Camila. “Por respeto” acordaron parar y fue cuando la policía pudo llevarse a Ana Rosa. La pequeña fue enterrada y de su autopsia resultó que la causa de la muerte fue “asfixia mecánica intencional”: estrangulamiento. Mientras que Ana Rosa permaneció 12 días en el Forense de Iguala, ya que su familia no reclamó antes el cuerpo por temor de que al recogerlo fueran atacados: había amenazas de quemarlo.

100 días después de estos crímenes y de lo estridente que llegó a ser el caso, actualmente lo que existe es el silencio. Busqué a la familia de la pequeña Camila para saber cómo están y si su grito de justicia había dado algún fruto. César Gómez, tío de la menor, me dijo que lo comentaría con su cuñada (Margarita) pero no hubo respuesta, nadie más está localizable, no existen números telefónicos, tampoco direcciones conocidas.

También solicité a la Fiscalía de Guerrero una actualización del caso, para conocer el plazo en que los vinculados a proceso deberían recibir sentencia, pero tampoco dieron respuesta. Hasta hoy, los tres detenidos están en espera de sentencia, me explicó Juan Angulo, director del diario El Sur de Guerrero, que siguió de cerca los acontecimientos de hace poco más de tres meses. “Hay poca información reciente. Nosotros no hemos podido acudir al proceso penal, solo sabemos que hay tres detenidos: uno, el chofer, al que llevaron el cuerpo de la niña, que fue detenido el mismo día; y posteriormente fueron detenidos dos de sus hijos, que sobrevivieron al linchamiento de la mamá, están detenidos en el penal de Iguala, pero no se sabe cómo va el proceso. Es muy complicado, no dejan entrar a reporteros, ha sido difícil también el contacto con la familia, hace poco hicieron una marcha los familiares exigiendo justicia, pero realmente sabemos poco de cómo va el proceso. Por el linchamiento no hay ningún detenido, por el asesinato de la mujer no hay ningún detenido. Tampoco se sabe que haya investigación al respecto, pese a que hay muchas evidencias, videos que ese mismo día circularon, que tomó gente, nosotros también tomamos algún video, pero no hay gran cosa”.

Después del linchamiento y las detenciones, no se supo más nada de las hijas de Ana Rosa: la niña que invitó a Camila a jugar, así como otra menor, supuestamente una adolescente. Esto lo confirma Angulo, quien indicó que en ningún momento hubo contacto de la prensa con la familia de Ana Rosa, quienes quizá huyeron de Taxco después de los hechos.

El propio seguimiento periodístico a este caso ha sido complicado por las condiciones de inseguridad que imperan en Taxco, una ciudad que, para cuando ocurrió el asesinato de Camila, llevaba al menos dos meses sumergida en una crisis de violencia paralizante: sin transporte, sin comercios ni clases por el temor a los ataques del crimen organizado.

De pronto el horror tapiza las primeras planas y las principales estaciones de radio y televisión. Pasan los días, al menos 100 y se olvida la indignación de los crímenes, la propia justicia hace difícil de encontrar el expediente, lo esconde porque no necesitan meterse en otro problema. En fin, víctimas y verdugos sin justicia habrá que esperar otros 100 días más.

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