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México pone fin al ciclo alcista: deja la tasa de interés en 11,25%

El banco central ha votado de forma unánime por frenar la racha de alzas en las tasas por primera vez desde junio de 2021

Karina Suárez
Banco de México
Fachada del Banco de México en la Ciudad de México.Moisés Pablo (CUARTOSCURO)

La guerra del Banco de México para frenar la inflación ha dado una tregua. La institución ha votado este jueves por mantener la tasa de interés en 11,25%. La decisión supone un viraje en la política de alzas que había emprendido la institución desde junio de 2021, fecha en que comenzó en ciclo alcista como una medida para atajar la escalada de precios en el país. Sin embargo, ahora, con una inflación en descenso, en niveles del 6,25%, los integrantes de la junta de Gobierno del banco central han determinado de forma unánime que existe un margen de maniobra para no seguir esta ruta: “La junta de Gobierno consideró que se ha entrado en una fase de desinflación debido a que diversas presiones se han mitigado”, refiere la institución por escrito.

El banco central, no obstante, advierte de que el panorama inflacionario sigue siendo complejo. “El banco central estima que el panorama inflacionario será complicado e incierto a lo largo de todo el horizonte de pronóstico, con riesgos al alza. Ante ello, para lograr la convergencia ordenada y sostenida de la inflación general a la meta de 3%, considera que será necesario mantener la tasa de referencia en su nivel actual durante un periodo prolongado”, refiere.

El Banco central también ha ajustado a la baja sus expectativas de inflación general respecto a la última decisión de política monetaria, en marzo pasado. La institución prevé que la escalada de precios en el segundo trimestre de 2023 sea del 6%, cifra inferior en comparación al 6,3% del cálculo previo. La institución mantiene el pronóstico de una inflación cercana al 3,1% hasta el cuarto trimestre de 2024.

La decisión del Banco de México de no elevar las tasas de interés en esta ocasión va en línea con algunos análisis previos de sus integrantes. En abril pasado, la gobernadora del banco central, Victoria Rodríguez Ceja, señaló en una comparecencia ante el Senado que las señales de mejoría en la inflación subyacente —aquella que excluye a los energéticos y a los alimentos frescos por su alta volatilidad— abrían la oportunidad de detener el alza de tasas. En ese entonces, Rodríguez Ceja destacó que a pesar de los incrementos en la tasa de interés, el crecimiento económico de México no se había detenido.

Con esta última decisión, el banco central mexicano se ha desligado de la política monetaria de la Reserva Federal, que hace dos semanas subió su tasa 0,25 puntos básicos y dejó sus tipos de interés en un rango de 5% a 5,25%. A diferencia de México, el organismo encabezado por Jerome Powell ha seguido con el ritmo alcista, pero ha dejado abierta la posibilidad de que esta sea la última subida del ciclo en EE UU o a que, al menos, haya una pausa en el endurecimiento de la política monetaria.

Gabriela Siller, directora de Análisis de Banco Base, apuntó que tras esta decisión se espera que Banco de México haya concluido con su ciclo alcista de tasa de interés, independientemente si la Reserva Federal vuelve a hacer otro incremento en junio. “Se estima que el primer recorte a la tasa de interés en México podría darse en diciembre de este año, si la inflación sigue con su tendencia de baja y no hay nuevos choques externos o factores internos que propicien presiones al alza sobre la inflación. Con esto, el ciclo alcista sería el más agresivo en la historia del Banco de México, mientras que el ciclo de recortes podría ser paulatino, concluyendo probablemente en 2024″, explicó por escrito.

La principal herramienta que tiene el Banco de México para tratar de contener la inflación desbocada es, precisamente, elevar los tipos de interés, aunque esto conlleve a un encarecimiento del crédito y por ende pueda ralentizar la actividad económica. El panorama inflacionario en el mundo, lastrado por los efectos de la pandemia, se agravó desde el año pasado, cuando Rusia inició su ofensiva bélica en Ucrania, lo que ocasionó una escalada de los precios de los energéticos y de otros suministros básicos, entre ellos, los alimentos. El riesgo de todos los bancos centrales del mundo, es que se equivoquen al calibrar las últimas alzas y asfixien la actividad económica. Con la decisión de no subir más las tasas, el banco central ha dado un golpe de timón en su política monetaria después de más de un año de subidas.

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Sobre la firma

Karina Suárez
Es corresponsal de EL PAÍS en América, principalmente en temas de economía y sociedad. Antes trabajó en Grupo Reforma. Es licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y Máster de periodismo de EL PAÍS.

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