La madre buscadora Alejandrina Orozco recibe los restos de su hijo, pero la mandíbula y un hueso son de otras personas
Tras más de dos años desaparecido, la Fiscalía entrega restos incompletos de Pablo Orozco, que salió a buscar trabajo en 2023 y fue víctima de reclutamiento forzado


Un hueso pequeño que rodea la pelvis y una mandíbula que corresponde a una persona de por lo menos 40 años de edad. Son dos de los restos humanos que le fueron entregados este martes a la madre buscadora Alejandrina Orozco, quien desde marzo de 2023 ha buscado incansablemente a su hijo, Pablo Joaquín Gómez Orozco, de 17 años, víctima de reclutamiento forzado en Nayarit y uno de los casi 130.000 desaparecidos que suma el país. La Fiscalía de Jalisco ha entregado a la Fiscalía General de la República (FGR) los restos hallados desde abril de 2023, pero Orozco no ha podido regresar a casa con su hijo, porque dos de esas piezas óseas no corresponden con su ADN.
La historia de Orozco, como la de miles de madres buscadoras mexicanas que escarban la tierra de todos los rincones posibles de México, es una historia que rebasa el terror. Su hijo salió de casa en marzo de 2023, en la ciudad de Tepic, para ir a buscar trabajo. Nunca regresó. Sin embargo, logró comunicarse con ella a través de mensajes desde una cuenta de Facebook desconocida: “Ma, ayúdame, el Cartel Jalisco es el que me tiene aquí”, le dijo unos siete días después de desaparecer.
La tragedia solo estaba comenzando. Desde ese momento y hasta ahora, Orozco ha seguido el rastro de su hijo sin descansar y ha tocado las puertas de las Fiscalías de Nayarit, Zacatecas, Aguascalientes, Jalisco y, ahora, las de la FGR, sin que en tres años el proceso haya sido fácil para ella y atravesando por una revictimización que raya en lo inhumano.
Vía telefónica, Orozco hace un recuento de este largo camino en el que ni ella ni su familia ha encontrado tranquilidad: “Fue Nayarit, en el momento en que no me quiso tomar la denuncia. Cuando no quiso hacerse responsable por lo que había sucedido aquí. Porque no hizo las debidas diligencias en tiempo y forma. Fue Jalisco, porque se negó a buscar a mi hijo diciendo que no era su desaparecido. Que ni iba a buscar un celular que luego fue encontrado en el mismo lugar donde dio ese mismo teléfono dio su última ubicación. Fue Jalisco, cuando duró dos años y medio con el cuerpo de mi hijo sin notificarme. Fue Zacatecas cuando tres veces rechazó la carpeta y no quiso y paró la investigación y que hasta ahora, con la nueva fiscal, es cuando empezó a trabajar. Pero anteriormente nada. Y ahora es la FGR”.
Aunque la Fiscalía de Jalisco tenía en su poder los restos de su hijo desde el 14 de abril de 2023, la negativa del fiscal de ese estado, Salvador González de los Santos, durante todo este tiempo fue absoluta. Hasta hace solo unos meses. Después de responder, incluso a través de oficios en los que Jalisco afirmaba no tener registros de ningún cuerpo con las características de Pablo Joaquín, le dijeron a Orozco que, finalmente, su hijo se encontraba en Lagos de Moreno —un municipio ubicado a unos 220 kilómetros de la capital, Guadalajara— desde un mes después de su desaparición.
Al llegar a Lagos de Moreno, la madre relató: “Me dijeron: ‘Nosotros no tenemos el cuerpo, lo tiene Guadalajara; además, no hay preparado nada para entregarle a su hijo’. Y yo dije: Pero, entonces, ¿por qué me notifican si ustedes no tenían preparado nada?”. De vuelta en Guadalajara, la madre describe la escena: estaba presente el director del Semefo, un representante del fiscal general de Jalisco, y otras tres personas de ambas dependencias. Se disculparon con ella, le ofrecieron toda la ayuda y el respaldo y le confirmaron: “Su hijo no está aquí, está en Lagos de Moreno”.

El trabajo de la FGR
Ante la desconfianza de Orozco en las autoridades de Jalisco, solicitó a la FGR que atrajera el caso. Finalmente, lo hicieron hace solo unos meses, cuando los restos hallados en ese Estado fueron les fueron entregados para ser analizados. Consultada por este diario, la dirección de Ciencias Forenses de Jalisco, respondió: “Pablo Joaquín fue localizado en Altos Norte, se hizo la notificación para la restitución del cuerpo, pero la señora Alejandrina, que es su mamá, pidió colaboración a la FGR para realizar nuevamente el estudio de genética, por lo que el cuerpo fue entregado a los peritos de FGR, quienes se lo llevaron a sus laboratorios”.
La espera para Orozco terminó cuando la FGR le llamó para comunicarle que este 18 de noviembre le entregarían los restos de su hijo en Ciudad de México. Sin embargo, ahí tampoco mejoró. “En el momento en que todos ingresamos a la cámara, yo ya me puse muy mal. Y el licenciado Henry Nájera [del Ministerio Público] comenzó a gritarme. Me dijo ‘Si no quiere, no lo vea, si se va a poner así’. Las palabras textuales que me dijo, no las recuerdo, lo que sí recuerdo es que me estaba gritando”, dice.
Por primera vez, en todos estos años de espera, esta madre no estaba sola. La madre asegura que el acompañamiento del Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez (Centro Prodh) fue determinante. Sin embargo, apenas comenzó el proceso, Orozco cuenta cómo los especialistas forenses de un equipo multidisciplinario le explicaron lo que estaba viendo: “Uno de ellos me comentó que las pruebas de la mandíbula que le enviaron son negativas, ya que esa mandíbula es de una persona de unos 40 años de edad, que es imposible que sea de mi hijo. Asimismo, otro especialista me explica que hay un huesito duplicado, uno de alrededor de la pelvis. Me dice que le enviaron dos veces ese mismo huesito, que uno sí coincide con Pablo Joaquín y el otro no es de él”.
Por órdenes del Ministerio Público, adscrito a la FGR, Orozco había ya contratado los servicios funerarios de una empresa en Nayarit, en una especie de condicionante para que la Fiscalía asumiera los gatos y no tuviera que desembolsarlo ella y su familia. Si no entregaba la factura de todas las contrataciones para el funeral, ella tenía que pagarlo todo. “Por parte del Servicio Médico Forense (Semefo), nada qué decir. Ellos hicieron su trabajo muy bien, pero por parte de FGR no... Por mucho que hicieran su trabajo bien, yo ya no confío en nadie”.
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