El ‘caso Lagos de Moreno’ destapa la vorágine de la inseguridad en los Altos de Jalisco
La desaparición de cinco jóvenes en el municipio jalisciense revela la incertidumbre y la anestesia ante la violencia que recorre a la población del noreste del Estado
La inseguridad en el territorio de los Altos de Jalisco ha estado en ebullición desde hace años. La macabra desaparición de cinco jóvenes el pasado 11 de agosto puso el foco mediático en Lagos de Moreno, uno de los municipios del lugar, y mostró al resto del país la herida que ha adolecido al territorio. El periodista de Grupo Fórmula Héctor Herrera viajó hace unos días a la localidad jalisciense para cubrir el caso. Y fue testigo de esa inseguridad. “Me di cuenta que la gente tenía temor”, resume. Los vecinos hablaban con él, pero evitaban ser grabados por miedo a las represalias de los grupos armados que merodean por la zona. El panorama en los últimos días se ha visto marcado por el hallazgo de distintos restos humanos durante las investigaciones por la desaparición de los cinco jóvenes, pero ninguno de los analizados hasta el momento correspondía con su ADN.
El Estado de Jalisco es el territorio con más desaparecidos de México, 15.012 personas desde 1962, el 13,5% del total del país, de acuerdo a los datos recogidos hasta el 15 de junio por la Comisión Nacional de Búsqueda. La cifra es el reflejo de la incertidumbre que vive el Estado. Lagos se ha convertido en la última muestra de esa vorágine de desapariciones e inseguridad en un territorio asfixiado por el peso del crimen organizado. La líder de las madres buscadoras de Jalisco, Indira Navarro, explica que la situación de los cinco jóvenes no fue un hecho aislado. “Es del día con día [en el lugar]. Si no es un tema mediático, donde desaparecen a la vez tres, cuatro, cinco u ocho, como en los del call center [donde desaparecieron ocho jóvenes a finales de mayo en Guadalajara], no se da cuenta el mundo exterior, a nivel nacional. Y no hacen nada al respecto. Casualmente, si se hace mediático, las autoridades se movilizan y rápido”, sentencia Navarro. La líder del colectivo de búsqueda concreta la crudeza de la realidad en una frase: “La realidad es que son más de 20 desaparecidos al día”.
Herrera habla de Lagos, Encarnación Díaz (conocido como La Chona) y Teocaltiche como El triángulo del terror de los Altos, debido a que en esos municipios han habido al menos 20 secuestros masivos –de más de tres personas– desde 2018. El periodista llegó a Lagos el pasado martes para realizar la cobertura. La primera imagen del lugar le llamó la atención. “Es un pueblo relativamente tranquilo, sin problema. En la noche vimos incluso en zonas despobladonas a mujeres caminando solas. No te explicas que sucediera algo así [como la desaparición de los cinco jóvenes]”, relata. Esa aparente tranquilidad contrastó pronto con las declaraciones de los locales, recelosos y acostumbrados a no hablar sobre ciertos temas. “Platicando con la gente, en corto te cuentan las historias, pero si les pides grabarlos, filmarlos incluso, se rehúsan. Lo que me dijeron de una forma genérica es que temían a las represalias”, explica. Herrera resume la situación con una cita: “Pueblo chico, infierno grande”. El 75,3% de la población de Lagos de Moreno consideran que el municipio es inseguro, según la última actualización del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), que recoge los datos de 2022.
La incógnita entre huesos
Las autoridades encontraron en los últimos días restos humanos en distintas partes del lugar, pero hasta el momento no han concretado la identificación de cada uno. El 15 de agosto, la Fiscalía encontró un coche incendiado en la carretera que conecta Lagos de Moreno con el municipio de Encarnación de Díaz. En la cajuela del vehículo se encontraba el cuerpo calcinado de una persona, las autoridades no han dado detalles desde entonces. El 24 de agosto, encontraron los huesos de otras cuatro personas hacinados en un inmueble de la comunidad de La Troje; y este lunes encontraron más restos humanos junto a algunas armas y herramientas, como cinco machetes, dos cuchillos, una motosierra y un martillo.
Los datos contabilizan 15.012 desapariciones, una cifra que no llega a recabar el número real, debido a que por el camino quedan los casos sin judicializar. “Es una cifra maquillada, es comprobable. Abriendo las páginas oficiales se contradicen”, explica Navarro, que apunta a las diferencias entre los datos de los municipios, de los Estados, y de la Federación. Ejemplo de ello son las cifras recogidas por Jalisco, donde señalan en su última actualización que el número de desaparecidos es de 14.078. A esa diferencia cabe sumarle otras variaciones que pueden sufrir los casos reportados, como la llamada cifra negra, es decir, los delitos no denunciados o que no fueron resueltos. El estudio Estructura y Función de la Impunidad en México recogía que el porcentaje de esos casos alcanzó el 92,3% de los casos a nivel nacional en 2021. Navarro apunta a que entre los factores por los que las víctimas no llegan a denunciar está el miedo.
La líder de las madres buscadoras jaliscienses añade el contexto del fenómeno de los reclutamientos de los cárteles, que ven en los jóvenes una mano de obra para el negocio del narcotráfico. “Ya no es porque digan que andan en malos pasos [...] Están usando este método de reclutamiento de los jovencitos, la situación ya se salió de control. Ya no sabemos a quién acudir, porque si pedimos el apoyo, pedimos ayuda a gritos al presidente de la República, lo único que dice es que ‘no oigo, no escucho”, indica. Navarro hace alusión a la situación ocurrida en Palacio Nacional, donde Andrés Manuel López Obrador respondió con un “no oigo” y un chiste a las preguntas de los periodistas sobre el caso Lagos de Moreno. Un día después, tras la polémica surgida, el mandatario afirmó que nunca se burlo de la desaparición de los cinco jóvenes y que fue “una burda manipulación” de la oposición neoliberal y sus medios afines.
Los limites de la frontera norte de Jalisco se han convertido en un área de peligro en los últimos años. El lugar es uno de los territorios de disputa, una guerra abierta entre el Cartel de Jalisco Nueva Generación (CJNG) y el Cartel de Sinaloa.
Desconfianza con la autoridad
Las madres buscadoras actúan con sus propios recursos, sin apoyos del Gobierno y sin fines de lucro. “La gente recurre a nosotros, pero ahorita [la situación] nos está sobrepasando, de verdad. Diario creo que recibo cinco llamadas pidiéndome el apoyo”, explica Navarro, que cuenta que en ocasiones las víctimas contactan con el colectivo antes que con las autoridades por la dificultad en los trámites. También explica que la violencia ha opacado sus labores de búsqueda, algo que también han reportado los colectivos de otros puntos de la República. “La situación en Jalisco está muy mal. Ya no sabemos si vamos a salir y no vamos a regresar. Ya cualquiera puede matar, aunque no sea del cartel. No hay justicia. Es un Estado sin ley y estamos caminando sobre un cementerio”.
Estamos caminando sobre un cementerio.Indira Navarro, líder de las madres buscadoras de Jalisco
Cuando Héctor Herrera llegó a Lagos de Moreno, el mirador de San Nicolas, el último lugar en el que quedaron los cinco chicos, no tenía restricciones de paso como suelen poner durante los trabajos de investigación. Habían pasado cuatro días. El periodista explica la presencia de las autoridades en las calles tampoco era notable. “No ves gente del Ejercito, no ves Policía Estatal, de vez en cuando ves a la Policía Municipal, sobre todo en las principales calles”, cuenta. Los datos del Inegi reflejan la desconfianza que los habitantes de Lagos de Moreno tuvieron en 2022 por algunas de las autoridades. Casi la mitad de la población –el 41,7%– no confiaba plenamente en los policías del Ministerio Público jalisciense; en cambio, si lo hacían en la Guardia Nacional, la Marina y el Ejército.
Navarro fue más allá y critica al gobernador del Estado, Enrique Alfaro, y a las autoridades ante la incompetencia y el descaro ante estos asuntos. “Hemos encontrado bastantes fosas clandestinas, y es algo que el Gobierno quiere tapar. Por ejemplo, en la última fosa clandestina que localizamos, la de San Lucas Evangelista, fueron [encontrados] arriba de 160 cuerpos completos. La Fiscalía solo reportó 11 en su página, cuando hay pruebas y testigos como los medios de comunicación. Es un descaro, cinismo la manera con la que están tomando esto”, explica la líder de las madres buscadoras. Este diario ha buscado contactar con representantes de la Fiscalía jalisciense para hablar sobre el caso de los jóvenes, pero hasta el momento no han abierto entrevistas “porque las investigaciones están abiertas”.
El 14 de agosto comenzaron a difundirse imágenes macabras de los cinco jóvenes, que mostraban la crudeza de la violencia ejercida contra ellos. En una fotografía se observaba a los chicos arrodillados, aún con vida, amordazados y golpeados. Otro video retrataba lo macabro: dos cuerpos ensangrentados tirados en el suelo; y uno de los chicos obligado a golpear y acuchillar a otro al fondo. En las imágenes se apreciaban algunos hierbajos y unas paredes grafiteadas, como las que aparecían en uno de los inmuebles cateados por la Fiscalía, en Orilla del Agua, una colonia al norte de la localidad. Herrera entró al lugar. “Era escabroso, la sensación no la puedo describir con palabras comunes. Pueden ser todas, desde tristeza, desesperanza, miedo, pero es una cosa indescriptible”, dice.
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