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Comfort Ero, especialista en conflictos: “La solución a los carteles no puede ser un uso excesivo de la fuerza porque tiene repercusiones como la de Sinaloa”

La presidenta de International Crisis Group aborda en una entrevista con EL PAÍS la relación de México con Estados Unidos ante el crimen organizado y los ataques extrajudiciales de Trump a las presuntas narcolanchas en el Pacífico y Caribe

Micaela Varela

La presidenta de International Crisis Group, Comfort Ero, ha dedicado su vida a estudiar los principales conflictos internacionales para entender cómo funcionan los actores que interfieren y sus dinámicas. Desde la guerra en Sudán, la desestabilización de Oriente Medio hasta la situación de Ucrania, Ero ha analizado cómo funciona la política exterior y la mediación para, con suerte, lograr la resolución de las tensiones entre países. En la gira para celebrar el 30 aniversario de la organización que preside, la doctora de la London School of Economics visita México en plena escalada de las tensiones entre Estados Unidos con Latinoamérica por los ataques extrajudiciales a presuntas narcholanchas en el Pacífico y el Caribe. Mientras, el Gobierno de Claudia Sheinbaum rechaza las voces que piden la autorización para que Washington envíe tropas para combatir el narcotráfico, una de las principales amenazas que Trump ha proferido. “La solución no puede ser permitir nuevamente un uso de fuerza excesivo desde el exterior, porque tiene repercusiones, como ya hemos visto en Sinaloa, con la fragmentación de las fuerzas del crimen y el aumento de la violencia”, ha advertido después de participar en una partida de madres buscadoras en el Ajusco, en la que participaron mujeres sinaloenses y de otros Estados. Desde un hotel de Polanco, en Ciudad de México, Ero aborda en entrevista cómo enfrentar el segundo mandato de Trump.

Pregunta. La agenda de Estados Unidos y su interés por influir en Latinoamérica es cada vez más agresiva y directa, y la justificación para esta estrategia es la lucha contra el narcotráfico. ¿Qué es lo que Trump busca en la región realmente?

Respuesta. Para mí es evidente que América Latina es un asunto de política interna para Trump. Y lo digo por tres razones. Una de ellas es la migración, que ya estaba presente en su discurso cuando ganó: construir el muro, detener la migración ilegal, deportar gente. En segundo lugar, está el narcotráfico, particularmente el fentanilo. Y, en tercer lugar, algo que quizás no sea tan obvio, está el deseo de reorientar el sistema político o el estilo de gobierno en varios países latinoamericanos. Es decir, inclinarlos más hacia la derecha, hacia un tipo particular de derecha como es MAGA (Make America Great Again) y estrechar lazos con gobiernos de derecha. Por ejemplo, con Milei en Argentina, Bukele en El Salvador, Noboa en Ecuador y el contraste que se ve con la confrontación directa con alguien como Petro en Colombia. Para mí, estos son los tres hilos conductores. Al menos los dos primeros hablan de lo que prometió en las elecciones, la tercera tiene más que ver con los amigos de Trump en el extranjero. Definitivamente, veo a México y a Latinoamérica en general muy ligados a la política interna de Estados Unidos, y no necesariamente desde una perspectiva de asuntos exteriores.

P. Esta ofensiva de su guerra contra las drogas ha escalado hasta el punto de realizar ataques extrajudiciales a embarcaciones en el Caribe y el Pacífico. La última, justo anoche, elevó la cifra total de muertos a 69. Si estas operaciones siguen escalando, ¿cuáles son los riesgos que enfrentarán los países implicados?

R. Es una peligrosa deriva hacia lo que creo que la mayoría considera un cambio radical. Sabemos que a Trump no le gusta Maduro. Para él, es algo personal. ¿Esta ofensiva va sobre las drogas o tiene que ver con sacar a Maduro del poder? La pregunta que muchos nos hacemos al considerar el excesivo despliegue de fuerza estadounidense en el Caribe y que un porcentaje significativo de recursos de Estados Unidos se están trasladando a la región, es la siguiente: ¿cuál es la estrategia política aquí? ¿Cuál es el objetivo final y qué se busca a cambio? Hay una política interna, y también la idea de vincular a Maduro con el narcoterrorismo. Creo que la mayoría de la gente que observa detenidamente lo que está pasando dice: “El problema de Trump con el fentanilo no está en Venezuela”. Entonces, ¿cuál es la verdadera agenda que oculta? ¿Están intentando presionar a Maduro para que haga concesiones? ¿Están intentando presionar a las fuerzas de seguridad venezolanas para que se independicen de Maduro? ¿Y qué significa esto para la oposición? Porque eso no implica una transformación política. No implica el colapso del régimen. Tenemos el aprendizaje que nos dejó Irak, por ejemplo, que nos enseñó a tener cuidado con lo que se desea al forzar el colapso de un régimen.

P. Estos ataques marítimos están jugando con los límites de un conflicto internacional, ¿qué pasará si también inicia incursiones terrestres, como ha sugerido tanto para Venezuela como para México?

R. No creo que quiera ver tropas estadounidenses sobre el terreno. Tampoco creo que quiera ver bajas estadounidenses. La pregunta es: ¿qué significa para él una victoria política? Este es el presidente que dijo que no quería que Estados Unidos se viera envuelto en intervencionismo extranjero innecesario, ni en guerras interminables. Así que, para mí, la clave está en su comprensión de lo que está haciendo en Venezuela. Será difícil para México no ponerse nervioso y ansioso por lo que esto significa para su propio país, porque el fentanilo no es un problema de Venezuela, sino que es una realidad mexicana.

P. El Gobierno de México siempre ha rechazado la oferta de Trump de que sus tropas entren al país a combatir a los carteles. Sin embargo, los asesinatos de alto perfil de los últimos días confirman que la violencia sigue escalando y la oposición mexicana ha abierto el debate sobre permitir la intervención militar de Estados Unidos. ¿Es hora de valorar esta alternativa?

R. Yo sería muy cautelosa con cualquier cosa que se parezca a un populismo en materia de seguridad. La presidenta ha dicho que no está dispuesta a sacrificar la soberanía de México y se encuentra en una situación delicada, tratando de gestionar diversas fuerzas tanto dentro de su propio partido como con una población frustrada que ve que, si bien los homicidios pueden estar disminuyendo, las desapariciones van en aumento. Además, los mexicanos observan cómo las redes del crimen organizado están ganando terreno. Pero la solución no puede ser permitir nuevamente un uso de fuerza excesivo desde el exterior, porque tiene repercusiones, como ya hemos visto en Sinaloa. Genera fragmentación entre las diversas fuerzas del crimen, y crea un aumento de la violencia. Se han producido desapariciones, como las que he conocido esta semana durante mi visita. Hay un incremento de los cárteles, más drogas y más reclutamiento, especialmente de hombres jóvenes reclutados a la fuerza por ambos bandos. Así que, aunque Estados Unidos intente expulsar a cierta figura de la región, la historia no termina ahí. Volvemos a la pregunta: si lo consigue, ¿cómo será el día después? ¿Se ha preparado el terreno para garantizar que no haya represalias?

P. En el pasado, ¿qué intervenciones militares de Estados Unidos, bien definidas y contenidas, han ayudado en resolver conflictos de esta magnitud?

R. Es una muy buena pregunta. Dos buenos ejemplos serían Somalia y Libia, pero siempre tengo cuidado al extrapolar ejemplos de diferentes países. Hay una constante que nunca se debe subestimar: el desmoronamiento de una sociedad como resultado de una intervención que no se ha planificado cuidadosamente, que genera ramificaciones y que tiene consecuencias para la sociedad. Otra preocupación es que esto permite a los gobiernos tratar a cualquier elemento de la oposición o figura que les resulte incómoda como terroristas y, como consecuencia, se cierra el espacio político. Hay que tener cuidado con lo que se desea al asumir que una respuesta externa resolverá los problemas internos.

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Sobre la firma

Micaela Varela
Es periodista de EL PAÍS en Ciudad de México. Nacida en Argentina y criada en Valencia, España. Graduada en la carrera de Periodismo en la Universitat Jaume I y máster de Periodismo en EL PAÍS. Escribe sobre derechos humanos, sociedad y cultura.
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