Los repartidores de comida ante la reforma laboral: “Necesitamos claridad, este es un trabajo de alto riesgo”
Los trabajadores temen que al cotizar a la seguridad se reduzcan sus menguantes ingresos, aunque celebran tener beneficios laborales


Edgar Balderas, de 31 años, trabaja desde hace cinco años como repartidor de comida a través de aplicaciones, sin contar con seguro en caso de accidentes ni cotizar para el retiro. Una nueva reforma laboral al sector que entra en vigor el 1 de julio garantiza derechos que no tenía y, aunque Balderas la reconoce como un avance frente a la precariedad, también critica que hay poca información de parte del Gobierno sobre cómo se empleará sin que les afecte en los esqueléticos ingresos que algunos trabajadores del sector reciben. “La reforma entrará en vigor, pero tenemos poca información sobre cómo va a funcionar. Es bueno contar con seguro, porque estamos hablando de que esto es un trabajo de alto riesgo, pero necesitamos claridad”, exige el repartidor.
La mayor duda que tienen los agremiados al llamado Movimiento de Repartidores Unidos de México —que aglutina a 30.000 personas en todo el país, 8.000 en Ciudad de México— es como calcularán las autoridades los montos que descontarán de sus ingresos para cubrir los nuevos beneficios laborales, dado que los salarios varían dependiendo del tiempo de conexión a las plataformas. Esperan que en el dinero retenido se tome en cuenta el gasto de operación, que incluye el mantenimiento de motocicletas o automóviles, la gasolina, planes telefónicos e insumos, porque si no, critican, verán reducidos sus ingresos.
La reforma reconoce como trabajadores de estas aplicaciones a personas que generan ingresos mensuales iguales o superiores al salario mínimo, que es de 8.364 pesos en Ciudad de México. “Necesitamos que se tomen en cuenta nuestros gastos, por ejemplo, de cada 10 pesos que gane un repartidor en moto, cuatro sean tomados para sus gastos operativos”, explica Saúl Gómez, vocero de este gremio. Gómez y unos 3.000 de sus compañeros se manifestaron la semana pasada en la capital para exigir mayor información sobre el dinero que deben entregar en sus cotizaciones, aunque, dicen, no se oponen a la reforma, porque representa un avance en sus derechos.
El texto aprobado por el Congreso establece el acceso a los servicios del IMSS, aportaciones al Infonavit, pago de vacaciones, aguinaldo y participación en utilidades, obligaciones que recaerán en las plataformas. Los tiempos de trabajo seguirán siendo flexibles y sin horarios fijos, otra de las preocupaciones del gremio. Temen, también, que al exigirles a las compañías el pago de estos beneficios, estas reduzcan la cantidad de trabajadores en sus servicios de reparto. “Queríamos una mesa tripartita en donde estuvieran tanto los empleadores, el Gobierno y nosotros hablando de frente con respecto a lo que falta de la reforma, pero nos salen con la sorpresa desde la Secretaría de Trabajo que ellos no pueden obligar a las plataformas a sentarse en una mesa. Lo único que queremos, y seguimos buscando, es esta claridad o transparencia en torno a nuestros gastos”, explica Gómez.
Críticas aparte, Edgar Balderas celebra los nuevos beneficios. “Tener seguridad social nos reduce la precarización que tenemos en estos momentos. Las personas que no tenemos seguridad, que andamos en moto, estamos catalogadas en el nivel cuatro de riesgos laborales en México. Es un trabajo de alto riesgo y muchos sufrimos accidentes”, dice. Él mismo estuvo hospitalizado en octubre de 2023 e incapacitado para trabajar durante un mes, sin recibir ningún tipo de apoyo de la seguridad, ni ingresar dinero. “Aparte de la posibilidad de reclamar al seguro la incapacidad, vamos a empezar a abonarle a nuestra pensión, vamos a tener el derecho a la vivienda, el derecho a la salud”, enumera.
Son beneficios que también valora Georgina Córdoba, quien trabaja como repartidora desde hace seis años. Aunque se une a las críticas que señalan desconocer cómo se calculará la cuota sobre el salario que ingresen, asegura que para las mujeres del gremio es un avance enorme, porque ellas no solo trabajan con las plataformas, sino que deben encargarse de los cuidados del hogar, hijos, estudios y muchas tienen jornadas dobles con otros empleos. Córdoba dedica seis horas al día a este trabajo y genera un promedio mensual de entre 12.000 y 15.000 pesos. La reforma, agrega, también les garantiza mayor seguridad, pero recomienda que tome en cuenta las realidades distintas de las repartidoras. “Están contemplados mecanismos contra el acoso, abusos, discriminación, pero también deben ver que hay mujeres que no pueden conectarse tanto tiempo para trabajar y eso afecta sus ingresos. Hay mujeres que solo se conectan dos o tres horas y me dicen: ‘Es que yo no me puedo conectar más porque cuido a un hijo autista, o porque cuido a mis papás, que ya son personas grandes, o solamente me conecto justo para complementar el gasto o ayudarle a mi marido, pero me tengo que dedicar al cuidado del hogar’. Temen que si no son redituables para las empresas puedan echarlas”, lamenta.
Estos trabajadores esperan que el Gobierno resuelva todas esas dudas, porque no conocen el nuevo reglamento, que debe ser hecho público esta semana. Mientras critican la falta de información, también celebran los avances. “Sí a la reforma, pero no así”, dice Saúl Gómez. “Estamos a favor de que los trabajadores tengan beneficios, pero el desconocimiento genera incertidumbre y temor”, critica por su parte la repartidora Córdoba.
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