Ricardo Anaya: “La oposición no está a la altura del momento histórico que estamos viviendo”
El excandidato presidencial regresa de su exilio de tres años en Estados Unidos para retomar su carrera política en el Senado mexicano. El panista cuenta a EL PAÍS cómo ha sido volver en medio de la crisis que atraviesa la oposición
La oposición atraviesa una crisis sin precedentes en la historia reciente de México, Ricardo Anaya (Naucalpan de Juárez, 45 años) lo sabe. “La oposición no está a la altura del momento histórico que estamos viviendo”, dice el excandidato presidencial a unos días de su reaparición en el escenario político luego de tres años de exilio en distintas ciudades de Estados Unidos. Incluye al Partido Acción Nacional (PAN), la agrupación que dirigió y que compitió contra Andrés Manuel López Obrador en los comicios presidenciales de 2018. En medio de la adversidad por la que atraviesa su partido, el exdirigente ha regresado con nuevos bríos en la víspera de la renovación de la dirigencia del partido. No ve posible mantener la alianza con la que compitieron el 2 de junio. “A nadie le conviene una coalición electoral con el PRI”, lanza. Sus simpatías están volcadas en una posible alianza con Movimiento Ciudadano (MC), aunque aclara que estas decisiones serán parte de los grandes cambios que considera deben pactarse al interior del PAN para transmutarse de oposición a alternativa y así competir en las elecciones intermedias de 2027.
El político ha sabido aprovechar el destierro para afianzar su relación familiar con su esposa Carolina y sus tres hijos: Carmen, Santiago y Mateo. Los años lejos de la patria le han dado madurez política y personal, asegura, así como grandes oportunidades, entre ellas la de conocer a sus verdaderos amigos. Desde su oficina en el sexto piso del Senado en Ciudad de México, donde recibe a EL PAÍS, reflexiona sobre las decisiones que han llevado al PAN a la crisis que atraviesa, prefiere no repartir culpas, ni apuntar a Marko Cortés, su sucesor como líder panista. Anaya ha fijado la mirada hacía adelante, reitera, y reconoce que su dirigencia tuvo “luces y sombras”. Ahora se concentra en la senaduría y en el proceso de cambio de la dirigencia de su partido, próximo a realizarse.
Pregunta. ¿Cuál es la visión que tiene de México después de tres años de exilio?
Respuesta. Tengo sentimientos encontrados. Por un lado estoy feliz de estar en México. Veo a mi esposa y a mis hijos muy contentos. Nadie se va de su país por gusto, fue difícil estar fuera. Pero estoy convencido de que el país no va por el camino correcto. Estoy constatando un proceso de degradación del país, que tiene como punto culminante la reforma judicial. La reforma judicial termina con el último contrapeso que quedaba. Tenemos un partido hegemónico que tiene el control del Poder Ejecutivo, mayoría calificada en la Cámara de Diputados, en el Senado. Tendrá el control total del Poder Judicial. El panorama se ve complicado, será un inicio de sexenio con enorme turbulencia. De manera innecesaria crearon condiciones adversas para el arranque de la nueva Administración.
P. ¿El voto de Yunes significó un golpe para el PAN?
R. La crisis profunda que estamos viviendo es doble. Una mayoría que con tácticas gansteriles, porque tengo conocimiento de que hicieron ofrecimientos corruptores y de que utilizaron a las fiscalías estatales para coaccionar el voto. Una mayoría que está abusando de su poder terminando con los contrapesos, tomando por asalto el Poder Judicial. También tenemos una crisis en la oposición, está en un momento difícil: diezmada, debilitada. Sí, hay crisis por una mayoría abusiva que utiliza tácticas ilegales para construir mayorías. Pero también hay una oposición que no está a la altura del momento histórico que estamos viviendo.
P. ¿El PAN ha estado a la altura del momento histórico por el que atraviesa México?
R. No, claramente no lo estuvimos, lo tenemos que reconocer. Estamos en un proceso de renovación de la dirigencia, tengo esperanza de que esta circunstancia difícil se traduzca en un cambio radical. Es momento de abrir el partido a la ciudadanía, de oxigenarlo, de renovarlo, de recuperar con hechos la confianza de la gente y de ser más que oposición, una alternativa. El PAN debe aspirar a convertirse en la gran alternativa para 2027.
P. ¿Qué hizo mal el PAN en estas elecciones?
R. El reto hacia adelante es abrirnos a los ciudadanos, que el PAN como institución de interés público sea un instrumento al servicio de la gente. Son muchos años de ver hacia adentro, lo que ahora toca es ver hacia afuera, volver a abanderar las causas de la gente.
P. ¿Nombrar a Xóchitl Gálvez como candidata presidencial fue un desacierto del PAN?
R. Xóchitl Gálvez hizo un gran trabajo como candidata, le expreso todo mi respeto. Lo cierto es que llegamos tarde y no basta con abrir una candidatura.
P. ¿Cómo califica la dirigencia de Marko Cortés?
R. Quiero ver hacia adelante. Fui presidente nacional del partido y en mi condición de expresidente ponerme a hacer juicios sobre lo que ya sucedió y, particularmente, en un tiempo en el que yo debí estar en el exilio, no sería lo correcto. Prefiero, de manera propositiva, señalar hacia dónde debemos ir. No se exagera al decir que el dilema es renovarse o morir. El PAN está obligado a hacer una reforma radical, o vamos a encontrar el final de un partido que tiene todavía muchísimo que ofrecer a México.
P. ¿Además de abrir el PAN a la ciudadanía, qué otras reformas se necesitan de cara a 2027?
R. Son dos terrenos en los que se tiene que renovar. Por cierto, es facultad de la asamblea nacional extraordinaria. El terreno estatutario, la manera en la que nos organizamos. El ideológico, tenemos un documento básico rector, Principios de Doctrina, la versión original es de 1939. Desde 2002 no se ha revisado. El PAN tiene que entrar en una reflexión profunda, decir muy claro lo que abandera, representa y ofrece.
P. ¿A la familia Yunes se le amenazó a través de las fiscalías o hubo sobornos de por medio?
R. No tengo detalles sobre el caso específico de la familia Yunes. Lo que sí puedo decir, y me hago cargo de mis palabras, es que tengo conocimiento con circunstancias de tiempo, modo y lugar, tanto de ofrecimientos corruptores como de amenazas utilizando fiscalías estatales que se hicieron a al menos tres legisladores, eso me consta. Sobre este caso en particular, sólo ellos [los Yunes] podrán exponerlo, quienes fuimos testigos del proceso nos consta, que a la mala construyeron una mayoría para sacar adelante la reforma judicial.
P. ¿Tiene conocimiento de que la familia Yunes haya recibido presiones desde la fiscalía o sobornos? Miguel Ángel Yunes Linares sostiene que su hijo tuvo comunicación constante con usted.
R. No está faltando a la verdad, muchos lo buscamos. Hice el mayor esfuerzo del que fui capaz para convencerlo de que no les diera ese voto. Se limitó a escucharme, le di todos mis argumentos y cuando nos despedimos me dijo que lo estaba pensando, que no tenía una decisión tomada. Todos los que pudimos hablamos con él y lamentablemente no tuvimos éxito.
P. ¿Esta traición fue un golpe al PAN y a la oposición?
R. Es una carambola de tres bandas: fue un golpe al país, a la oposición y, por supuesto, al partido. Al país porque la reforma le va a hacer mucho daño. Un golpe brutal a la oposición porque con ese cambio será muy difícil detener una reforma constitucional. No solamente está la judicial, está la militarización de la Guardia Nacional, la desaparición de los organismos autónomos, la eléctrica, la prisión preventiva oficiosa. Me duele profundamente como panista que haya sido uno de los nuestros el que dio ese voto.
P. ¿El PAN debe dar por terminada la coalición con el PRI?
R. A nadie le conviene a estas alturas una coalición electoral con el PRI. No le conviene a México, al PAN y tampoco al PRI. Esto no implica cerrarse a la posibilidad de otras coaliciones y, por supuesto, de ninguna manera debiera cancelar la alianza más importante de todas que es con los ciudadanos. Seguramente será un asunto que debatiremos ampliamente en los órganos del partido y se tendrá que procesar a través de votaciones democráticas.
P. ¿Ve la posibilidad de una coalición con Movimiento Ciudadano?
R. Es normal que tenga simpatía por una coalición con Movimiento Ciudadano porque fui su candidato en 2018. Tengo grandes amigos, hay gente muy valiosa. Tengo una simpatía natural a una coalición con ellos, pero esto no es de simpatías, se tiene que discutir de manera seria al interior de cada partido para sus valoraciones. Las dirigencias tienen una responsabilidad, en su momento la tuve como dirigente nacional y cerré un acuerdo de coalición con MC. Corresponde a las nuevas dirigencias abrir ese diálogo y tratar de encontrar puntos de acuerdo.
P. ¿Tiene una oferta de MC para integrarse a su bancada?
R. No, no es cierto. Ellos siempre han sido muy solidarios pero al mismo tiempo muy respetuosos de mi militancia partidista, no he recibido ningún ofrecimiento de corto plazo. Tengo una profunda admiración y gratitud, particularmente con el dirigente nacional de MC, Dante Delgado, es un hombre con una enorme visión de Estado y fue profundamente solidario en momentos de gran injusticia de los que fui víctima. No estamos en diálogo, ni he recibido ninguna invitación al respecto. Estoy comprometido con mi militancia partidista y trabajando en la trinchera que me corresponde.
P. ¿Hizo una depuración de sus amistades durante estos años de exilio?
R. Viví una profunda injusticia, una acusación sin pies ni cabeza, que terminó cayendo por su propio peso. No guardo ningún rencor, sin querer me dieron tres grandes regalos: la relación con mi mujer, cuando uno está en otro país con tres hijos la relación se fortalece o se quiebra y la nuestra se fortaleció, está en su mejor momento. Me dio la oportunidad de pasar tiempo de calidad con mis hijos, fue algo maravilloso. En la adversidad es cuando conoces a los verdaderos amigos. Cuando fui dirigente del PAN, me salían amigos hasta por debajo de las piedras, cuando estuve en el exilio, perseguido, muchos de los que antes se decían mis amigos, no me contestaban el teléfono, ni siquiera un mensaje de texto. A mis 45 años lo veo como una bendición, saber con quiénes podré contar en las buenas y en las malas y quiénes son amigos del puesto, de ocasión.
P. ¿Qué futuro le depara a la oposición?
R. La clave es que en lugar de vernos como oposición nos veamos como alternativa y no es un juego de palabras, es una visión. El país necesita que con sensatez tengamos la capacidad de identificar qué es bueno para México. Por eso más que oposición tenemos que aspirar a ser alternativa. Es urgente que el PAN se posicione como una verdadera alternativa porque en la medida en la que el oficialismo no dé resultados, particularmente en materia de seguridad y económica, la gente va a buscar una alternativa y ahí debe estar el PAN como una oferta viable.
P. ¿Buscó ser candidato presidencial para la elección de 2024?
R. Claramente no fue posible porque la persecución en mi contra iba en serio, tan es así que no pude entrar al país, pero trate de poner mi granito de arena. Publiqué más de 200 videos fijando mi posición sobre todos los temas. Hoy estoy concentrado en mi responsabilidad como senador, siempre he pensado que la política es como hacer la tarea, si uno anda volteando para otro lado las planas salen chuecas. Por ahora mi única aspiración es hacer un trabajo digno, correcto y útil desde el Senado.
P. ¿Qué pasó en el PAN en seis años para pasar de los triunfos electorales en su dirigencia a los resultados del 2 de junio?
R. Más que echar culpas haría un ejercicio de autocrítica, la dirigencia que tuve la oportunidad de encabezar fue también una dirigencia de luces y sombras. Tuvimos los primeros dos años un éxito electoral sin precedentes, ganamos una cantidad de gubernaturas que nunca se habían ganado, pero el resultado electoral de 2018 fue muy doloroso. Se aprende de los éxitos, pero más de los fracasos. El exilio fue una temporada de muchísima reflexión y regreso con mayor madurez.
P. ¿Cuál es el status de la investigación que se abrió en su contra por el caso Odebrecht?
R. Las acusaciones sin sentido terminaron cayendo por su propio peso. Él [Emilio Lozoya] daba una fecha en la que supuestamente habían ido a ver al diputado Ricardo Anaya, yo ni siquiera era diputado en esas fechas. La Cámara de Diputados contestó por escrito que no existía ningún registro en las bitácoras de mi presencia. En su momento el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación determinó que mis derechos políticos estaban a salvo. Jamás existió una orden de aprehensión, nunca pedí ningún amparo. Sí fue una injusticia lo que me tocó vivir, pero no me voy a tirar al piso.
P. ¿Es un caso cerrado?
R. Le he dado vuelta a la página. No guardo ningún rencor, estoy feliz viendo siempre hacia adelante.
P. ¿Cuál es su análisis del sexenio de Andrés Manuel López Obrador?
R. El mayor daño del sexenio ocurrió en el último mes, con esta reforma judicial que termina con los contrapesos, que implica el control total del Poder Judicial por parte de un partido hegemónico. Hay cosas en las que coincido, siempre he creído en la eficacia de las transferencias directas como política pública. Pero hay un absoluto fracaso en materia de seguridad. Veo un país incendiado, controlado por el crimen organizado, donde no mandan los gobiernos, mandan los criminales.
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