López Obrador celebra la liberación de Julian Assange: “La Estatua de la Libertad no quedó como un símbolo vacío”
El presidente mexicano hizo suya la causa del fundador de Wikileaks, a quien considera un preso político y un símbolo de la libertad de expresión por la persecución de Estados Unidos
No hará falta desmontar la Estatua de la Libertad. Julian Assange ha alcanzado un acuerdo con Estados Unidos que le permitirá salir en libertad, tras cinco años en una cárcel de máxima seguridad inglesa, a cambio de declararse culpable de violar la Ley de Espionaje para conseguir y publicar más de 250.000 documentos clasificados, militares y diplomáticos, en 2010. El presidente en funciones de la República mexicana, Andrés Manuel López Obrador, ha celebrado la liberación del fundador de Wikileaks, a quien considera un preso político y un símbolo de la libertad de expresión, cuya causa el mandatario asumió como propia desde hace años. “Si lo llevan a Estados Unidos y lo condenan a pena máxima y a morir en prisión, hay que empezar la campaña de que se desmonte la Estatua de la Libertad”, llegó a decir el dirigente en julio de 2022.
López Obrador ha retomado su propia ocurrencia en un mensaje publicado en sus redes sociales durante la tarde de este lunes: “Celebro la salida de Julian Assange de la cárcel. Cuando menos en este caso, la Estatua de la Libertad no quedó como un símbolo vacío; está viva y contenta como millones en el mundo”. El fundador de Wikileaks, de 52 años, abandonó la prisión de Belmarsh, al sureste de Londres, la mañana de este lunes. Tras cinco agónicos años en los que Estados Unidos ha pedido repetidamente su cabeza mientras el Reino Unido frenaba la extradición, ya que consideraba que en Washington no recibiría un juicio justo, Assange finalmente ha aceptado declararse culpable a cambio de recuperar de facto la libertad.
El delito del que se declara culpable implica una condena máxima de 10 años de prisión, pero Assange recibirá una pena por la mitad del tiempo, que se considera cumplida por su estancia en Belmarsh. El fundador de Wikileaks se presentará este miércoles ante un juzgado de Saipán, la capital de las Islas Marianas del Norte, un protectorado estadounidense en el océano Pacífico: el periodista y activista se ha negado a comparecer ante un juez en el territorio continental de Estados Unidos. Las Marianas están más próximas a Australia, su tierra natal, hacia donde se dirige de acuerdo con documentos judiciales.
La presidenta electa de México desde el 2 de junio, Claudia Sheinbaum, que asumirá el cargo el próximo octubre, también ha celebrado la liberación de Assange. La sucesora de López Obrador al frente del país y de Morena ha recordado que en septiembre de 2022, cuando todavía era jefa de Gobierno de la Ciudad de México, entregó las llaves de la capital a Assange a través de su familia. Entonces, el activista vivía en una celda de 2 por 3 metros, aislado 23 horas al día, y la justicia estadounidense esgrimía sobre su cabeza 18 delitos y la posibilidad de una pena de 170 años de prisión.
Celebro la salida de Julian Assange de la cárcel. Cuando menos en este caso, la Estatua de la Libertad no quedó como un símbolo vacío; está viva y contenta como millones en el mundo.
— Andrés Manuel (@lopezobrador_) June 25, 2024
La historia de afinidad de López Obrador con Assange se remonta a años atrás. A principios de 2020, el presidente pidió su liberación por primera vez. Entre los documentos que Wikileaks difundió, había pruebas de espionaje de Estados Unidos contra el mandatario, como conversaciones del exdirigente Felipe Calderón (2006-2012), declarado enemigo político de López Obrador, en las que acusaba al morenista de estar financiado por el expresidente venezolano Hugo Chávez. “Hay cables que se dieron a conocer cuando nosotros estábamos en la oposición, que hablaban de nuestra lucha y puedo probar que son ciertos, que obedecen a la realidad de ese entonces, de relaciones ilegales, de actuaciones ilegales, ilegítimas, violatorias de la soberanía, contrarias a la democracia, a las libertades. Entonces sí lo hago, sí manifiesto mi solidaridad y mi deseo de que se le perdone [a Assange]”, declaró entonces.
Desde ese momento, las muestras de solidaridad de López Obrador fueron periódicas. Pese a que Barack Obama, presidente de EE UU durante la masiva filtración, presentó algunos cargos contra Assange, fue el fiscal general Jeff Sessions, nombrado por Donald Trump, que llegó al poder en 2016, quien convirtió la caza del fundador de Wikileaks en un objetivo prioritario. En 2019, el Departamento de Justicia imputó a Assange, que ya llevaba siete años refugiado en la embajada ecuatoriana en Reino Unido. En 2021, México ofreció asilo al activista, una propuesta que nunca se materializó “por razones procesales”.
López Obrador no solo ha presionado a la Casa Blanca, que considera que Assange puso en riesgo a la seguridad nacional estadounidense al publicar los documentos, a través de los medios de comunicación. El presidente ha solicitado su liberación a Joe Biden, su homólogo al norte de la frontera, en reuniones privadas que ambos han mantenido, según el mexicano.
El punto más álgido llegó hace poco más de un año, en abril de 2023, cuando López Obrador recibió a John y Gabriel Shipton, padre y hermano de Assange, en el Palacio Nacional mexicano. Wikileaks ha reconocido que la liberación del australiano, tras años de encierro —durante los que se casó y tuvo dos hijos a los que no ha conocido fuera de una celda—, no habría sido posible sin una campaña mundial a su favor de cientos de asociaciones de derechos humanos, políticos, periodistas, abogados, legisladores y un largo etcétera de personalidades, como López Obrador. La Estatua de la Libertad dormirá tranquila hoy.
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