El torbellino de mujeres viajando solas por el mundo
Las aerolíneas muestran el aumento de los viajes de mujeres en solitario. Los hoteles registran pisos exclusivos para ejecutivas mujeres y las agencias de viajes para personas mayores dicen que el 85% de quienes viajan solas son mujeres
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¿Recuerdas, cuando estabas en el colegio, cómo era el patio de recreo?; ¿recuerdas en dónde estaban las niñas y en dónde estaban los niños? Probablemente, los niños ocupaban con contundencia el espacio central de las canchas, mientras las niñas estaban más bien en los márgenes, un poco arrinconadas, esquivando los balones y las brusquedades. Cómo y cuáles son los espacios que se pueden habitar parece ser algo que la sociedad le enseña a las mujeres desde pequeñas, no en vano conquistar lo público con seguridad, poder salir a la calle solas ha sido una de las grandes luchas femeninas.
En esa búsqueda de ensanchar los límites que constriñen lo que puede o no puede una mujer, ha habido históricamente un lugar que se les ha revelado como distante, imposible, inseguro, alejado de sus posibilidades económicas y, sobre todo, dominado por lo masculino: el espacio del viaje. Por siglos, los hombres que viajaban bajo la etiqueta romántica del aventurero, se toparon escasamente con alguna mujer viajera en los siglos XVIII y XIX. Las pocas que lo hacían, corrían el riesgo de que “su reputación disminuyera y de que eso fuera muestra de una falta de modestia”, como lo recuerda la profesora india Sonia Khan, en su artículo académico sobre el viaje femenino, en donde señala, además, que a pesar de ir solas en sus carruajes, las mujeres no lo estaban realmente: eran parte de la élite y en tanto llevaban un séquito de ayudantes hombres a su merced.
El viaje, según la profesora experta en turismo, de la Universidad del Estado de México, Marivel Mendoza, empezó a popularizarse entre las mujeres después de los años 70 y, en México, casi una década después. Pero a pesar de ser una actividad que siempre se presentó como alejada de las posibilidades femeninas, los datos más recientes demuestran que las mujeres están viajando solas más que nunca en la historia.
Para 2010, ya el Harvard Business Review advertía que la cantidad de mujeres que viajaban solas había aumentado un 230%. El viaje en solitario era muy popular entre europeas y norteamericanas, pero con los años, esta tendencia ha llegado también a las mujeres latinas. Según datos de la compañía aérea Latam, en 2023, de los más de 31 millones de viajes realizados por mujeres en la red de destinos del grupo, la mayoría (51%) lo hizo sola.
“Parece que una de las muchas formas en que las mujeres han estado ejerciendo su reciente autonomía financiera y social durante las últimas décadas es a través de los viajes. Gracias a la investigación turística ya se sabía que las mujeres son las principales responsables de la toma de decisiones con respecto a las vacaciones familiares, pero las mujeres también se están volviendo sujetos activos en su consumo de otro tipo de viajes”, consigna la profesora Mendoza en la investigación hecha con otras colegas publicada en la revista Pasos, ‘Mujeres que viajan solas, la experiencia de turistas mexicanas’.
En esta investigación, se buscó reconocer justamente cuáles son las experiencias de las mujeres que viajan solas en México. “Revisamos estudios de otras partes del mundo, principalmente mujeres canadienses, inglesas, japonesas, y encontramos que prácticamente en Latinoamérica no se estaba escribiendo sobre esto. Queríamos saber cómo lo viven las mujeres latinas y encontramos en redes sociales y páginas web a 20 mujeres a las que entrevistamos. La muestra no es representativa, pero sí es indicativa de que, en México, estas mujeres que se lanzan a viajar solas tienen niveles educativos altos, independencia económica, conciencia sobre sus derechos y sobre las condiciones que ellas como mujeres pueden reclamar”, explica la académica.
Según la literatura recogida para la investigación, las principales razones que alientan a las mujeres a comprarse un boleto de avión e irse de viaje consigo mismas son: “La necesidad de salir de su zona de confort para desarrollar un sentido de autonomía e individualidad y probarse a sí mismas. Muchas mujeres descubrieron que viajar en solitario aumentaba su independencia, ya que aprendieron a manejar ellas mismas sus vicisitudes y a estar a cargo de su propio destino, sabiendo que solo podían confiar en ellas mismas”.
¿Una tendencia solo de nómadas digitales?
Podría pensarse que esta explosión de viajeras en solitario no es más que un fenómeno acentuado por la pandemia y la proliferación de nómadas digitales viajando por el mundo, haciéndole fantasear a millones de otras mujeres que se puede vivir y trabajar en una playa. Pero la realidad es que la tendencia se mantiene casi tan contundente cuando se habla de mujeres de la tercera edad. “Hay muchas más mujeres que viajan solas que hombres entre los adultos mayores”, asegura el Road Scholar, el líder mundial en viajes educativos para adultos mayores. En su estudio publicado el 15 de noviembre de 2023, asegura que el 85% de sus viajeros solitarios son mujeres. Las razones para que se dé esta tendencia son muy diversas: casi la mitad de las mujeres mayores de 65 años en EE UU no están acompañadas, hay muchas más mujeres viudas que hombres viudos y la tasa de divorcios es más alta entre los estadounidenses mayores.
“En nuestras entrevistas tenemos el caso de una mujer de la tercera edad, muy independiente, muy aguerrida, a la que le preguntamos por qué no viajaba con sus hijos y nos dijo: “prefiero irme sola, cuando voy con ellos tengo que ir al ritmo familiar, cuando voy sola puedo tomar mis decisiones. Me trato de hospedar en hoteles todo incluido para que no tenga que salir mucho y tener relativa seguridad”, recuenta la profesora Mendoza.
La experta asegura que, al menos en México, la búsqueda de seguridad es un patrón identificable: “Viajan solas, pero cuidándose, procuran no salir de noche, no ir a lugares apartados, incluso encontramos páginas con recomendaciones de formas de vestir, no dar evidencia de ser turista, y redes de apoyo. Las mujeres se animan, pero teniendo precauciones. Existe una especie de geografía del miedo, el uso que hacen las mujeres del espacio turístico todavía se rige por un sistema patriarcal de miedo, control social y juicio sobre el comportamiento de viaje femenino apropiado”, sentencia.
En otro de los segmentos en donde se puede ver el incremento de mujeres viajando solas por el mundo es en de los viajes por trabajo. “El aumento de mujeres viajando solas en Latinoamérica por asuntos de trabajo es cada vez más evidente entre los hoteles del grupo Marriott”, explica Úrsula Gutiérrez, directora de operaciones de las marcas premium de la cadena para Latinoamérica. “En muchas ocasiones nos piden que reservemos un piso entero y exclusivo para mujeres por la alta demanda de ejecutivas. El público de viaje por trabajo era antes de un 95% de hombres, pero eso ha cambiado a una proporción de 60% de hombres a 40% de mujeres y sigue creciendo. Vemos más mujeres ejecutivas viajando solas o incluso viajando con su hijo y una nana”, señala Gutiérrez quien asegura que en lugares como Lima, Perú, otros segmentos que han crecido exponencialmente en los hoteles son los viajes entre amigas y las celebraciones de 15 años que cambian una fiesta despampanante por un viaje.
Para la bloguera Shelley Marmor, creadora del blog Travel Mexico Solo, la razón por la que miles de mujeres como ella se arriesgan cada vez más, a pesar de las constantes prevenciones y persuasiones a salir de viaje solas, es por las conquistas que se hacen habitando el territorio del viaje. “El viaje te trae una profunda sensación de poder y de agencia, te da el sentimiento de ¡lo hice!, porque la gente asume que no lo puedes hacer. Una de esas cosas que tienes que derribar cuando lo decides hacer es la percepción de que estar sola como mujer es negativo o riesgoso”. La profesora Maribel coincide: “Después del viaje llegan confiadas y seguras de lo que son capaces de lograr y de hacer. Igual que lo sugerían otros estudios, pudimos identificar cierto nivel de empoderamiento después de estos viajes, un fortalecimiento de la confianza, al punto que hay una reincidencia. Las mujeres ven que pueden, que son capaces, entonces siguen viajando”.
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