Temístocles Villanueva, el diputado contra la criminalización del VIH en Ciudad de México: “Encarcelar a gente no va a detener el virus”
El Congreso de la capital deroga el delito de ‘peligro de contagio’ del Código Penal y allana el camino para los portadores de VIH
“Hoy sabemos que vivir con VIH no puede volver a ser una condena de muerte, que con adherencia a un tratamiento podemos acceder al estatus de indetectabilidad y que indetectable es igual a intransmisible. Lo único que hace falta es esta pastilla”, dijo el diputado de Morena Temístocles Villanueva desde la tribuna del Congreso de Ciudad de México. Acto seguido, sacó un antirretroviral del bolsillo de su camisa y se lo tomó con un poco de agua. Los aplausos comenzaron a escucharse en todo el hemiciclo.
Aquel gesto y aquellas palabras acompañaban la derogación del Código Penal del delito de ‘peligro de contagio’ que el Congreso votó este lunes. La medida, propuesta por el diputado, busca acabar con la estigmatización de las personas que viven con VIH y representa un paso muy importante para la salud pública en la capital. El gesto del político mandaba un mensaje tan importante como aquella derogación: las personas con el virus pueden hacer una vida perfectamente normal gracias a esa pastilla.
La reforma aprobada elimina el artículo 159 de la ley, donde se establecían penas de hasta 10 años de prisión para la persona que sabiéndose portadora de una enfermedad infecciosa pusiera en riesgo a otra persona a través de relaciones sexuales u otros métodos.
La norma no era exclusiva para el virus de inmunodeficiencia humana (VIH), pero durante décadas fue utilizada para estigmatizar a las personas que viven con ello. “Nuestro país, hace varias décadas, creó en sus leyes una figura que buscaba incentivar que la gente no tuviera comportamientos que pusieran en riesgo la transmisión de cualquier enfermedad. Esto tiene varias explicaciones, pero la última de ellas tiene que ver con las políticas promovidas por el presidente Reagan que buscaba inhibir todas las prácticas sexuales entre personas homosexuales para evitar la transmisión del VIH sida”, señala a EL PAÍS Temístocles Villanueva.
El diputado explica que la derogación es el resultado del trabajo durante décadas de colectivos, activistas y grupos de la sociedad civil que han luchado contra el estigma del VIH en México. Una lucha llena de batallas que solo hasta hace unos pocos años ha empezado a ver sus frutos. En 2015 la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) declaró la inconstitucionalidad del artículo que sancionaba este tipo penal en Veracruz, así el Estado se convirtió en la primera entidad del país en reformar la ley. Después vendrían Nayarit y ahora, Ciudad de México. El resto de Estados continúa castigando el peligro de contagio, a excepción de San Luis Potosí, donde no existe.
“Tenemos que revisar los tipos penales que sancionan a la gente por transmitir una enfermedad sin tener claridad que está transmitiéndola porque no se tiene control sobre cómo es vivir con ese virus o enfermedad”, explica Villanueva. Sus palabras traen a la memoria la reciente pandemia de Covid-19, donde podía haber sido aplicada esta ley. Sin embargo, el Gobierno de la capital descartó utilizar el delito y optó por informar a la población para que tomaran precauciones.
El diputado refiere esa misma lógica para tratar la transmisión del VIH. “Encarcelar a la gente no va a detener el virus”, afirma. “Tanto la OMS como ONUSida han dicho que todas aquellas medidas punitivistas que sancionan la transmisión del virus lo único que producen es mayor estigma, discriminación y por lo tanto, temor de las personas a realizarse la prueba”, agrega. “Además, el periodo de mayor carga viral de una persona que vive con VIH son los primeros meses en los que contrajo el virus, es decir, cuando difícilmente sabes que tienes el virus. Así que estaríamos sancionando personas que ni siquiera conocen su estado de salud”, sentencia.
Hace un año y medio, la Asociación Mexicana de Salud Pública realizó un estudio entre la población mexicana donde se pretendía averiguar por qué razones una persona decide no hacerse las prueba de VIH. Entre las respuestas principales de los encuestados estaban el miedo a ser discriminados, por desinformación o por estigma. Pero también aparecía por miedo a ser encarcelados. “En México no puede haber personas que prefieran no conocer su estado de salud porque si lo conocen y tiene una relación sexual puede acabar en la cárcel”, dice el diputado.
Villanueva insiste en que el primer paso para erradicar el VIH es detectarlo y comenzar un tratamiento con antirretrovirales. “Si una persona se logra adherir al tratamiento puede lograr la indetectabilidad, que trae como consecuencia que esa persona ya no transmita el virus a nadie porque la cantidad de células con virus que residen en su cuerpo son tan pequeñas que no alcanzan a propagarse en una relación sexual”, apunta. En México, desde hace unos 20 años, el acceso al tratamiento está garantizado de manera gratuita en la Sanidad Pública. En el caso de Ciudad de México se puede obtener en la Clínica Condesa, especializada en el tratamiento de VIH Sida.
Con la reforma del Código Penal también se modifica el artículo 76 que elimina el ‘peligro de contagio’ de la lista de delitos culposos. “Hay temor social de qué va a ocurrir cuando una persona de manera criminal o deliberada quiera transmitir el virus por venganza o por cometer un daño. Bueno, pues yo le digo a la población que existe otro tipo penal que es el delito de lesiones que sigue existiendo”, apunta el legislador. El artículo 130, precisamente, establece una pena de tres meses a tres años de cárcel para quien cause o transmita de forma intencional una enfermedad incurable a otra persona; y la condena llega a los ocho años si el daño supone la pérdida de alguna función orgánica, un miembro, un órgano o una facultad.
Temístocles Villanueva dice que antes de subir a la tribuna del Congreso estaba revisando las últimas notas de su discurso. “Me quedé pensando que el principal fundamento por el que tenemos que derogar los tipos penales de ‘peligro de contagio’ es para romper con el estigma y la discriminación. Y qué mejor manera que empezar a romperlos desde ahí arriba. Como persona que vive con VIH decidí hablarles de indetectabilidad tomándome la pastilla delante de todos”.
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