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Fregar el patio con el agua de la lavadora para contrarrestar la escasez de suministro en Iztapalapa

La alcaldía más poblada de Ciudad de México lleva años de cortes y con la vida condicionada al abastecimiento a través de pipas

Jorge Vaquero Simancas
Fátima Espinosa e Ilda Ramírez llenan cubetas y botas de agua en Iztapalapa.
Fátima Espinosa e Ilda Ramírez llenan cubetas y botas de agua en Iztapalapa.Silvana Flores

El patio de Ilda Ramírez está lleno de pequeñas cubetas de todos los colores que reciben el agua de la pipa que cada semana pasa por su casa. “Hace como cinco años, del grifo salía agua sucia, como de tamarindo, pero por lo menos teníamos”, recuerda la mujer de 84 años. En pleno 2023, al abrir la llave no sale ni gota a partir de las 10 de la mañana. Bañarse con agua calentada al fuego o reutilizar la de la lavadora para fregar el patio son algunas de las estrategias de ahorro de los habitantes de Iztapalapa, la alcaldía más poblada de la capital. Son los más afectados por los continuos recortes del sistema Cutzamala, que abastece al 25% de la población de la Ciudad y el Estado de México.

La pipa que conduce Roberto Martínez, de 24 años, se adentra en las tripas de la colonia de Los Ángeles. “Es mi segundo viaje del día”, comenta al volante. El problema de la escasez no es de ahora, desde hace un año Martínez lleva el agua a donde el Cutzamala dejó de llegar. El pasado 10 de noviembre la Comisión Nacional del Agua (Conagua) y el Sistema de Aguas de la Ciudad de México (Sacmex) anunciaron el mayor recorte de suministro de la historia.

El caudal del sistema bajó un 25%, de 12,2 metros cúbicos por segundo a 9,2. La razón es que la emergencia por sequía que se instauró en México en julio de 2022 sigue vigente. Los tres embalses que abastecen al Cutzamala se encuentran en mínimos históricos. Con datos de este viernes, la presa del Valle de Bravo, la mayor del trío, se encuentra a un 36,73% de su capacidad total. La de Villa Victoria en un 28,13%. Solo la de El Bosque, en Michoacán, está por encima del 50%. Pero los pudientes de Villa de Bravo siguen con sus albercas y sus lagos artificiales.

Una pipa reparte agua en Iztapalapa.
Una pipa reparte agua en Iztapalapa.Silvana Flores

El conductor de la pipa llega a la primera casa que va a abastecer, la de Juana Blancas, de 58 años. Las mangueras se despliegan y el líquido comienza a llenar su cisterna. “Tiene como unos 4.000 litros, para las 10 personas que vivimos aquí nos da para una semana”, comenta Blancas. Esa cantidad la consumen dos habitantes de la Ciudad de México en tan solo cuatro días, según datos de la ONU.

En Iztapalapa, con casi dos millones de habitantes, se aprovecha hasta la última gota. A la fuerza, Blancas es toda una experta del reciclaje. Que sus grifos solo tengan un hilillo transparente de seis a diez de la mañana la obliga a usar el agua de su lavadora para baldear el patio. “Lavo dos o tres cargas de ropa con el mismo jabón para no tirar el agua. Y después enjuago en una tina con suavitel para no estar tirando cada carga. Si no, se desperdicia muchísimo”, razona.

A quien no haya estado nunca en Iztapalapa le llamará la atención ver en las calles nutridos grupos de personas con chalecos morados. Como el que lleva Silvia Corona, que es parte del equipo que la alcaldía ha conformado para pedir el agua a domicilio totalmente gratis. “Tenemos un grupo de WhatsApp y ahí nos piden el agua”, explica Corona. Antes de la llegada al Gobierno de Clara Brugada, ahora exalcaldesa y candidata de Morena para las elecciones en la capital, la gente tenía que formar largas colas para ir a pedir el agua.

Esa espera se la ahorra Fátima Espinosa. La mujer, de 36 años, comparte cisterna y cubos desperdigados por su patio naranja de baldosas blancas con Ilda Ramírez. Las dos han visto condicionadas sus vidas. “Cuando la niña tiene que ir a la escuela hay que calentarle el agua en la estufa para ducharla. Bañarse con poca agua y rápido es complicado”, explica Espinosa. Reciclan hasta el agua con el que se lavan los dientes.

Lo peor es que ahora ella podría estar en otro sitio, pero “siempre tiene que haber alguien para recibir la pipa”. El mismo condicionante lo tiene Blancas, que es vendedora ambulante y dejó a alguien en su puesto para recibir el suministro. Aunque ambas están satisfechas con el nuevo sistema que les evita tener que ir a buscar el agua. Quien no quiera recurrir a WhatsApp puede ir a los 50 módulos de atención que la alcaldía ha ubicado en sus 13 direcciones territoriales.

Juana Blancas Bernal llena la cisterna de agua de su casa a través del servicio de pipas.
Juana Blancas Bernal llena la cisterna de agua de su casa a través del servicio de pipas.Silvana Flores

¿De dónde viene el agua que sustituye a la del Cutzamala? Martínez, el conductor de la pipa, lleva su camión hasta el pozo número tres de los 79 con los que cuenta Iztapalapa. Esta fuente de agua está ubicada junto a la planta de tratamiento de aguas residuales Cerro de la Estrella. El conductor se alinea el último tras 15 camiones que esperan su turno para llenar su capacidad, que oscila entre los 10.000 y los 20.000 litros, que suelen dar para unas tres o cuatro casas. El primero de la fila es Daniel Hernández, de 35 años, que con su desvencijado camión Ford entra para recoger el recurso.

Dentro, de unos pequeños tubos azules sale el agua que se bombea a 280 metros bajo tierra. Allí, Nancy Vázquez explica que las colonias más afectadas por el recorte del Cutzamala son “Agrarista, Los Ángeles y Francisco Villa”. Dan servicios extraordinarios los fines de semana, aunque el servicio regular suele ser de lunes a viernes.

Al salir del área de tratamiento, Hernández hace sonar la bocina para saludar a sus compañeros. “Llevo diez años surtiendo en Iztapalapa”, recuerda. Llevará agua, una vez más, a la tercera alcaldía más pobre de la capital. Desde el cerro de la Estrella, al fondo, se ven los altos edificios del centro de la ciudad, donde los grifos siguen escupiendo agua cada día.

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