Sofía Sánchez Piña, UNAM: “Después de ‘Otis’ viene el dengue y la hepatitis”
Una nueva amenaza se suma a la llegada del huracán: los expertos advierten del aumento de enfermedades infecciosas originadas por el estancamiento de las lluvias y la falta de agua potable
La llegada de Otis hace 10 días trajo para Acapulco y otros municipios de Guerrero la devastación total. En torno a un millón de personas han tenido que subsistir sin agua potable, sin luz y con muy poca comida durante los primeros días de la tragedia. La ayuda, que sigue llegando a cuentagotas, dificulta que la población pueda salir de esta catástrofe. Al menos 47 personas han fallecido y otras 59 están desaparecidas, pero es muy probable que esta cifra aumente a medida que continúan las labores de rescate.
A esto se suma una nueva amenaza, los científicos y los expertos en Salud advierten de que otras de las consecuencias que puede traer el huracán es el aumento del dengue y otras enfermedades asociadas al agua estancada, la falta de saneamiento y la ausencia de agua potable. Hasta el momento, el Estado de Guerrero no era una de las entidades con más casos, pero eso podría cambiar en las próximas semanas. “Esperamos que con esta catástrofe ambiental se puedan tener 100 casos más al día, un incremento alarmante que debería ponernos en alerta a la población más vulnerable”, señala Sofía Sánchez Piña, investigadora de la Facultad de Enfermería de la UNAM.
Hasta el momento en Guerrero hay 1.855 casos confirmados, un incremento de más del 50%, respecto a los casos en el mismo periodo del año pasado, cuando se registraron 630 positivos. “El mosquito no prolifera en agua salada, pero el huracán trajo mucha agua dulce y está permitiendo la incubación. Las próximas semanas esperamos que se empiece a reportar un aumento de casos”, dice la científica.
Los contagios por el virus del dengue se han disparado este año en México. Tanto los casos positivos como las muertes triplican las cifras registradas hasta la misma semana del año pasado. Más de 40.145 casos este año respecto a los 9.143 confirmados en 2022. Los Estados más afectados hasta la fecha son Yucatán, Quintana Roo, Tabasco y Veracruz, aunque hay otros Estados que también registran una subida importante de las estadísticas. Entre ellos están Morelos, Guerrero, Puebla, Chiapas, Oaxaca y Campeche.
Las altas temperaturas por el cambio climático, la temporada de lluvias tropicales y la acumulación de agua en reservorios suelen ser el ecosistema perfecto para que proliferen los mosquitos transmisores de esta enfermedad, que se ceban con los más vulnerables: niños y personas de la tercera edad. “Guerrero tiene un clima que favorece la producción de mosquitos. A esto hay que sumarle que la población está más expuesta al virus que antes: no tienen casas o son muy precarias, hay muchos encharcamientos y a causa del huracán no hay ventanas ni mosquiteras para protegerse”, señala la especialista.
La doctora Sánchez Piña considera que el Gobierno debería declarar una alerta epidemiológica no solo por dengue, también por otras enfermedades infecciosas como la hepatitis, tifoidea, salmonela por agua y comida contaminadas. “Es un momento de mucha contaminación ambiental porque no se han rescatado muchos cadáveres, lo que provoca la proliferación de virus, bacterias, salmonela y puede provocar hepatitis, sobre todo para los que tengan lesiones en la piel. Las autoridades sanitarias no están teniendo esta visión epidemiológica y me parece muy preocupante”, remarca. La doctora explica que la falta de agua potable provoca infecciones intestinales, deshidratación, diarreas, vómitos y fiebre.
El cambio climático no solo está afectando a la existencia en el Pacífico de huracanes cada vez más devastadores, también trae consigo un aumento de las temperaturas que está poniendo en riesgo la propagación de enfermedades. “Es un factor que vuelve a ponernos en alerta de las infecciones transmisibles que estaban controladas. Los desastres climáticos como Otis deberían ponernos en alerta para retomar todo lo que es la medicina preventiva”, señala la experta. La doctora recomienda que de manera paralela a la reconstrucción de Acapulco y la recuperación económica debería de haber también una campaña directa de vacunación. “Aunque es complicado atender a los afectados, se podría apoyar con vacunación de tétanos y hepatitis para incentivar la producción de anticuerpos y de alguna manera apoyar a la inmunidad de la población”, sostiene.
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