Así es el futuro hogar para 10 hipopótamos de Pablo Escobar en la tierra de ‘El Chapo’
El santuario Ostok, un refugio en Culiacán para animales rescatados del tráfico de especies, espera acoger a 10 descendientes de las mascotas del famoso narco. El objetivo es evitar que los sacrifiquen en Colombia, donde se reproducen de forma descontrolada y están causando accidentes
Los tigres y leones que descansan y se recuperan de malnutrición y heridas se agitan por el sonido de la maquinaria. A unos pocos metros, excavadoras abren la tierra en el santuario Ostok, en Culiacán. Los motores rugen mientras construyen el estanque en el que vivirán 10 de los descendientes de los hipopótamos de Pablo Escobar. Desde Antioquia, los animales viajarán por avión a Culiacán en una operación que costará 450.000 dólares que financiará el rescatista y propietario del refugio, Ernesto Zazueta. Una vez en Sinaloa, viajarán por carretera hasta tomar el desvío que lleva a Jesús María, el bastión donde se escondían los hijos de El Chapo. A pocos kilómetros de la entrada del refugio todavía se aprecian las manchas negras, cicatrices en el asfalto de los coches quemados durante el segundo ‘culiacanazo’ el pasado enero. A esta tierra marcada por la presencia del Cártel de Sinaloa llegarán los hipopótamos de Pablo Escobar.
Cuando el narco más famoso de Colombia llevó cuatro ejemplares de hipopótamos africanos del Nilo a su zoológico privado en la Hacienda Nápoles, en Antioquia, no pudo imaginar las consecuencias. Tras su muerte en 1993, la propiedad cayó en el abandono. Los animales atravesaron los límites del terreno, expandiéndose por el río Magdalena y se reprodujeron sin control en un hábitat sin depredadores. De esos cuatro que existían en los años ochenta, hay ahora identificados 169. Los accidentes de tráfico, el daño a los cultivos y la amenaza para la fauna local ha llevado a la comunidad a pedir una solución. Pero, ¿cómo controlar una población de animales territoriales de hasta tres toneladas, que comen 40 kilos al día y que para algunos son un reclamo turístico pese al malestar social y ambiental?
El último incidente, el atropello de un ejemplar de gran tamaño en una carretera de Antioquia, llevó al gobernador Aníbal Gaviria Correa a reclamar a la ministra de Medio Ambiente de Colombia una respuesta pronta y concisa sobre el destino de los hipopótamos. Susana Muhamad le respondió que las autoridades están trabajando para cumplir la Convención Cites (convención comercio internacional de especies amenazadas). Explicó que la medida temporal de esterilizarlos no estaba siendo lo suficientemente rápida para controlar la población. Sin embargo, los trámites para trasladarlos a otro lugar se han retrasado más de lo esperado y Muhamad se excusa en el estudio de los procesos para no terminar “exportando hipopótamos sin verificar todos los requisitos. Causando un problema en otra parte”.
Ernesto Zazueta, un empresario sinaloense con una larga trayectoria como facilitador de servicios para zoológicos en México, se ofreció a acoger en su santuario a 10 ejemplares. Además, ha coordinado que un refugio en la India se quede con otros 60. “Vamos a traer a los más jóvenes que encontremos, para reducir la tasa de nacimientos en Colombia que está muy alta”, explica el rescatista. Asegura que ya se los está preparando con cebo para caer en trampas para trasladarlos. El objetivo final es intentar devolverlos a su hábitat original en África, como ya ha hecho Zazueta con otras especies que ha rescatado de circos, colecciones privadas y otros refugios. Aunque primero, los hipopótamos deberán pasar una larga estancia en Ostok.
El traslado de los animales es una de las estrategias de contención que aconsejaron los investigadores de la Universidad Nacional de Colombia y el Instituto Alexander Von Humboldt y que está estudiando el Gobierno colombiano. Otra recomendación es confinarlos en espacios con menos libertad de movimiento para reducir los apareamientos. La medida más drástica y controversial que sugieren es la caza de control. Ya se intentó en 2009, cuando el Gobierno contrató a dos cazadores alemanes que, acompañados del Ejército, dispararon a Pepe, el primer hipopótamo de la manada. La fotografía del grupo con el cadáver del animal como un trofeo generó rechazo y recordó la del propio Escobar muerto en un tejado de Medellín.
La muerte de los animales es lo que intenta evitar Zazueta. “Queremos rescatarlos porque al ser especie invasora pueden aniquilarlos, pueden hasta dar permisos para cazarlos”, expresa el empresario. No le preocupa que traer una decena de ejemplares derive en el mismo problema de sobrepoblación en México. “Ellos los dejaron sueltos, tirados. Por eso se reproducen sin control. Son animales catalogados como amenazados, por lo que no es coherente castrarlos”, subraya. Los hipopótamos que lleguen a Culiacán vivirán en un recinto cerrado, con un estanque de agua y cuidadores. Pero no serán esterilizados ni podrán ser visitados, ya que Ostok está cerrado al público para garantizar una rehabilitación efectiva y sin estrés para los animales.
La manada se unirá a Freddy, el único hipopótamo que habita en el santuario de momento. Zazueta mira con orgullo al joven animal, que retoza en una charca provisional en lo que construyen el recinto más grande. El nuevo espacio se incorporará a las más de 100 hectáreas que tiene el terreno, acogido por un paisaje de árboles secos entre cerros. Con las lluvias, la tierra castigada por el sol se transformará en un espacio verde con sombra natural para dar cobijo a sus habitantes. Mientras, tienen espacios construidos con sombra y aislantes de calor.
Zazueta lleva solo dos años trayendo animales aquí, pero ha sido tiempo suficiente para reunir a 450 ejemplares, desde grandes felinos como panteras y jaguares hasta pequeños monos araña. La mayoría son rescatados de circos, el tráfico de especies o colecciones privadas. Suelen llegar heridos y en los huesos. Otros, como Freddy, son el resultado de favores a zoológicos que no pueden tenerlos. “Él y su padre podrían haberse peleado muy feo por el territorio, así que mejor nos lo trajimos aquí”, cuenta el rescatista.
Antes de Ostok, Zazueta movía animales de un zoológico a otro y asesoraba a empresas e instituciones en el manejo de fauna silvestre. Con el cambio de ley en México de 2015 que prohibía los circos con animales, decenas de ellos se quedaron abandonados por sus dueños. Al principio Zazueta pudo recolocar a algunos, pero con el caso del elefante Big Boy no encontró otra solución que abrir su propio santuario para su rehabilitación. Aquel animal acostumbrado a estar inmóvil y con una pata atada constantemente a un palo se convirtió en el emblema del lugar, ya en mejor estado y demandando cada pocos minutos a su rescatista que le dé coricos de premio, unas galletas típicas del norte. Después llegaron más especies, como las aves que formaban parte del decomiso de 16.000 animales en Iztapalapa.
El último gran logro fue traer a 35 grandes felinos rescatados del refugio de Black Jaguar-White Tiger, un espacio que se hizo viral en redes sociales y visitado por famosos como Lewis Hamilton o Justin Bieber. El año pasado, la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) clausuró el lugar por las denuncias de desnutrición y maltrato en los felinos. Los animales llegaron a Ostok desnutridos y algunos estaban mutilados. Después de 10 meses de rehabilitación, han engordado y hasta han tenido crías. A ellos se ha incorporado recientemente un ejemplar que rescataron en Michoacán, un tigre adulto que tenían en su posesión criminales y que quedó herido de bala en un enfrentamiento entre grupos armados.
Zazueta explica que tiene socios comerciales que le ayudan a financiar los gastos de los animales con donaciones. Cuando acogió a todos los tigres, Farmacias Similares le ayudó a construir un recinto dentro de la propiedad. Para los gastos diarios, como los kilos de carne que requieren los felinos, asegura que empresas locales como Su Carne o Bachoco le donan camiones enteros en especie. Cada pocos días, uno de sus empleados sale con un vehículo de carga a recorrer los campos de Sinaloa en busca de frutas y hortalizas que quieran donar. Con estas donaciones cubre la mitad de los gastos, la otra mitad la pone de su bolsillo. “Tengo varias empresas, como un bufete de asesoría legal. Además, soy presidente de la asociación Unidos por un Manejo Sustentable de Nuestra Biodiversidad, y la Asociación de Zoológicos, Criaderos y Acuarios de México”, añade.
Sus socios en la India cubrirán el traslado en dos aviones con los hipopótamos que recibirán ellos, una operación que asciende a 3,5 millones de dólares. El vuelo comercial hacia Sinaloa de casi medio millón de dólares lo financiará él, aunque todavía no hay una fecha concreta para la ansiada llegada. Zazueta culpa a la burocracia colombiana. “Me desespero porque quiero que se haga ya y tengo presiones desde la India”, cuenta el rescatista. Respecto a las declaraciones de la ministra Susana Muhamad, el empresario le recrimina que quiera meterse en el proceso en México. “Ella aquí no manda y no tiene que meterse. Ese es el problema. Desconocen y tienen la ligereza de opinar incoherencias”, sentencia. Mientras tanto, será Freddy el que inaugure el gran estanque a la espera de sus futuros vecinos colombianos.
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